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domingo, 6 de enero de 2019

VIEJO AMOR




Yo que te vi nacer....como la aurora se desplaza
anaranjada tras la tierra
yo que te vi crecer como la cola de un cometa
en el infinito cielo azul
ahora....
recogeré la lágrima traviesa
La sonrisa celeste los pétalos dorados en la noche...
No sé si veré el rostro de Dios en tu mirada
No sé si tendré tus manos asustadas de caricias.
Porque eres como esas madrugadas sin los cantos de pájaros,
Sin reflejo de lunas amarillas
Sin palabras agoreras de mañanas venturosas.
Déjame que beba de tu copa los besos atildados
Te acune con mis sueños de duende sorprendido
para que apoyes tu garganta frutada
en mi regazo tenue.


miércoles, 18 de abril de 2018

UNA CARTA DE AMOR IMPOSIBLE


CARTA A SAN MARTÍN

                                                                       Mendoza - 24 de febrero del 2000.
Mí admirado José Francisco...
                        Dulce amigo...
                                               Larga nostalgia azulada y agridulce me produce su silencio, pero no sorpresa. Usted sabe que la ingrata distancia en el tiempo y su incalculable espacio en el infinito, impide que su espíritu sensible se acerque a esta arista apasionada de mi alma inquieta.
                                               Terrible estupor castiga mi ánimo por causa de las intrigantes chácharas que escuché sobre sus vivencias europeas y americanas, en bocas tan sazonadas de verde y pútrida cicuta, que un grupo de sesudos y arbitrarios estudiosos, en obscenos claustros donde mercan con sonados retruécanos, resonaban como guijarros arrojados con filosos encantamientos sobre el frágil cristal de su memoria." La incomprensión presuntuosa de quienes creen poder bucear en su alma, en la profunda ingenuidad de sus creencias y verdades..." ¡Nadie creo podrá jamás, penetrar en el lago silencioso de su mente hidalga, en su Ser!
                                               Miraba anoche unos retratos, -miniaturas-, que amigos comunes, conocedores de esta gran pasión que me atormenta, me han acercado; digo contemplaba observadora minuciosa, en su mirada profunda, la nobleza de su estirpe y su carácter y su fortaleza interior, luego la suave curvatura de sus labios finos descarnados y determinantes para la réplica sutil y nunca aviesa, infiel o artera.... ¡Perdón besé su rostro cálido y quieto, con mis ojos y con mi pensamiento!
                                               Amigo...a Usted le sorprendió saber que soy casada. Pero eso fue hace más de treinta años... ¡no señor mío, no debe sorprenderse! Ya que con ese digno hombre hemos llegado a esa dulce meseta de silencios compartidos, de perfilados recuerdos agoreros, de inocentes delirios del pasado sin futuro. Yo soy la amiga - esposa, compañera, añeja amante adormecida por la música tenaz del tiempo ido. No se entremezcla con esta intensa mística locura que nace de su historia, de su vida.
                                               Otrora soñé yo, conque sus manos viriles me enlazaran la cintura y como toma usted la guitarra española, roza sus cuerdas tensas, bajo los durazneros en flor, acariciara mi piel sedosa y cálida, bajo la luz crepuscular de mi Mendoza. Así, así soñé una utopía de amor inalcanzable. ¡Su amor humano, amigo mío!
                                               Hoy quisiera haber estado en el salón limeño, donde con su uniforme blanco inmaculado, paseó su serena mirada penetrante por sobre las figuras gráciles de juveniles damiselas, que rogaban a Dios, por una señal suya que les permitiera penetrar en su mundo mágico y gigantesco, en su épica militar de nuestra tierra gaucha: Ahí quisiera yo haber estado para tomarlo en una contradanza - al que Ud. es tan..., tan poco amigo - y tal vez, tal vez con su copa de oporto ambarino y añejo, caminar entre los naranjos en flor y jazmineros perfumados, hablando con ternura sobre el futuro incierto de esta patria...nuestra.
                                               Señor mío: espero, sueño y deliro por una palabra suya, por un gesto...en esta vida árida y de ensueños.
                                               Pasan los días y las horas en monótonos oleajes uniformes de tinieblas y luz..., de páramo y de selva...que fluya la vida hasta un feliz encuentro...
                                               ¡Con enorme placer he pintado para Ud., en su cumpleaños, un cuadro de los viejos solares de Uspallata; así retornará con la memoria entre las añosas alamedas a los tiempos intensos de sus lides! Feliz cumpleaños... no me olvide.
            Siempre suya...como hasta ahora.

P.D.: Mi amigo...corro en remisse a llevar esta misiva a Mercedes o a las niñas, que yacen en la Basílica de San Francisco, como Ud. sabe, en espera, como de otras tantas...Ellas a través del túnel infinito de la ilusoria existencia, la pondrán en sus manos.
                                                           Con pasión...eterna y afiebrada espera.
                                                                                 
                                               Su amiga...eternamente enamorada.

miércoles, 24 de enero de 2018

FOTO DE MI JARDÍN Y EN DUBAI

 UNA VERDADERA CASCADA DE ROSAS Y RETAMAS ME REGALAN EN EL VERANO DE POTRERILLOS.
INTENTANDO ADAPTARME A LA ROPA QUE USAN MIS HERMANAS MUSULMANAS EN EL DESIERTO.

lunes, 25 de diciembre de 2017

MUSEO DE ARTE DE NEW YORK

 BELLO CUADRO DE UN IMPRESIONISTA
 TÍPICA BAILARINAS DE LA ÉPOCA IMPRESIONISTA
FLORES DE UN GRANDE... ¿LAS RECONOCEN? DISFRUTEN LA BELLEZA.

martes, 4 de julio de 2017

ARTIFICIO

AFUERA HACE MUCHO FRÍO Y AUN DEBEN ESTAR MURIENDO DE RISA.

                        Hacía fierros hasta que sus músculos parecían bronce o piedra. Sabía que era súper “macho”, un metro ochenta y seis, con el cuerpo bien formado. Rostro armónico, cabello oscuro, ojos verdes... estaba seguro de sí. Lo habían invitado para ser modelo de una casa de modas masculina, pero rechazó el ofrecimiento. ¿Era muy hombre para ese tipo de cosas! Sus compañeras de oficina y algún compañero le hacían toda clase de invitaciones. Inclusos mujeres casadas. ¡ Qué minas locas y los tipos? Él, era el que conquistaba. Siempre seduciendo. Agenda llena.
                        Se le ofreció cambiar de horario en el gimnasio y ese día mientras estaba en la sin fin, vio a la mujer. ¡Qué mina! Dios me guarde, pensó. Era una escultura. Perfecta. También en los aparatos pasó una hora larga. Su piel brillaba bajo la luz y el color cetrino de su tez, lo provocó. El pelo le caía en cascada sobre los hombros de un color rojo sangre y la silueta era perfecta. Cerró los ojos y la imaginó entre sus brazos. Ella soltó las pesas y viró hacia él, con una mirada atrapante. Musitó algo. Sus manos se posaron calientes sobre los muslos fuertes, que se apretaban en una malla de color blanco. Húmeda y sofocada, se secó con una toalla la cara sin una pizca de maquillaje. ¡Era exótica y perfecta! Él, llamó a su entrenador personal. Comenzó a indagar. En pocos segundos consiguió el teléfono, celular que “nadie” tenía sin su autorización.  Esa noche no pudo dormir. Tomó un “Tranquinil” y sin dificultad soñó con ella. En una playa en el caribe... solos, en staples... con música tropical suave y brisa marina. Era increíble.

                        A las 23 PM. puso en marcha el celular. Unos pocos segundos y la voz más felina que soñara estaba en sus oídos. Ella no quería verlo por ahora. Tendría que esperar que su pareja viajara a Europa por trabajo y lo conocería mejor. Sintió que el sol salía en plena noche sin luna. Así pasó una... dos y tres semanas en qué sólo la podía vislumbrar en el gimnasio. O por el celular, siempre a la misma hora. Así llegó el día esperado. Ella lo esperaría en su casa en pleno barrio “Las Camelias” en un solar coqueto y discreto. Él, llegó a horario. Ella tardó en recibirlo. Con un vestido de seda natural verde selva, con tacones altos y el cabello suelto, era la imagen de Julia Roberts , en Mujer bonita. Lo invitó con champagne y ostras. Cuando la música de Vinicius de Moraes envolvía sus cuerpos, él apresuró sobre la espalda una caricia que la mujer aceptó complacida. El avanzó. Ella aceptó. Comenzó ella a sacarle la corbata y así, prenda por prenda le fue dejando la piel saturada de perfume de “ Léau par Kenzo”. Como le molestaba para acariciarla, le sacó el “Tagheuer” de oro, que brillaba en su muñeca, con la hora exacta. Se acariciaban, se lamían, se degustaban... de pronto el rugido del motor de un auto los detuvo. Ella le tiró sobre el boxer una camisa arrugada que sacó de atrás del futón. Le señaló la terraza y lo empujó. Él salió como expulsado. Afuera hacía frío. Por el ventanal, vio la figura del profesor del gimnasio que se acercaba. Lo atrapó así, semi desnudo y con manos de hierro lo subieron al auto, lo pasearon por todos los cajeros automáticos hasta que sus cuentas quedaron vacías. Lo tiraron semidesnudo, encapuchado y temblando en un sórdido pasaje lleno de basura. Desaparecieron. Desde lejos se oían las carcajadas. Nunca más los vio. Nadie supo darle señal de ellos. Aún los busca.