miércoles, 19 de septiembre de 2018

DESDE EL AIRE… ANA




            Se elevó sobre Amsterdan y voló por calles y canales. De pronto recordó una en especial, donde su padre tenía la casa. Curioseó. Todo estaba diferente. Siguió volando.
            Luego se acercó a la antigua escuela donde con Lies y Nanette jugaban y leían novelas de misterio. No reconoció ni la fachada ni el resto del edificio. ¡Bueno, es normal, después de tanto tiempo! Pero encontró la fábrica y el edificio donde pasó dos años escondida. Recordó al Doctor Dussell y Miep con su pequeño envoltorio con comida para ellos. ¡Las palabras cruzadas que borró en una tarde para que el viejo cascarrabias se calmara! Tener que dormir en ese lugar junto al ronquido y ella, niña pudorosa, aceptar en silencio esos momentos! Siguió volando.
            Está bonita Holanda en estos días, pensó. A la distancia vio dos manos que saludaban. Le pareció que dos ancianas movían con dificultad los brazos para llamar su atención. ¡Sí, son Lies y Nanette Blitz… que viejas están! ¿Cómo no encuentro a Peter? ¿Se habrá muerto? Ya no tengo ganas de volar.
            Es tiempo que regrese. Estoy, dicen, en Bergen-Belsen, pero en verdad estoy en el corazón de cada niña perseguida en el mundo. Qué suerte yo nunca seré vieja. Soy Ana Frank, y tendré siempre quince años.

COMO UNA LOBA




            Como loba sedienta
            arrancaré de las venas la sabia
            la vida herética o maldita.

            Arrastraré con las manos
            andrajos de piel herida mutada en carcajadas.
            Pandora y los Eunucos duermen.

            Caminaré por el laberinto kafkiano
            con antorchas de incienso.
            Caminaré al destierro sin agua ni maná.

            Como loba insurrecta
            recrearé un sortilegio de olvido. Andaré, si, caminaré.
            Borracha de hidromiel venenosa y estéril.

            Demandaré eclipses
            perturbando augures a mi futuro.
            Se abrirá la Luna, será una estrella confundida.

            Danzaré, cantaré y beberé clemente
            atraparé las raíces profundas de un rito
            transgresor y profano. Espanto del averno sólo mío.

            Como loba hambrienta escarbaré las piedras del altar
            conectando mi dolor al dolor del mundo
            pérfido y maligno. Emigraré al olvido.
           

ADIÓS A UN AMOR MORIBUNDO




Mis manos acariciaron tu piel como pájaros dormidos.

En tus noches de insomnio, en tu alma, en un lugar oculto
escucharás el bolero que susurraba en tu oído
con mi voz enamorada y triste repitiendo el sonido ígneo
de palabras de amor joven lleno de esperanzas tontas,
Entonces…
 la ceniza del recuerdo arderá en tu vientre con brasas de sangre.

Sentirás con ira el murmullo suave del perfume ardiente
de besos y suspiros. No encontrarás calma,  
al recuerdo del día que me dejaste sola y te fuiste
caminando sin volverte a mi mirar mi llanto

Hoy ¿no te preguntas cuál ha sido mi suerte y la tuya?

lunes, 17 de septiembre de 2018

EL MUNDO SEDIENTO



Me agacharé en la ciénaga con las manos limpias

Regresaré del camino sin peces y sin flores.

Te habrás ido lejos.

Estarás perdiendo en la memoria mi nombre.

Las calles se bifurcarán en el bosque de pinos

Muchas bocas sedientas buscarán el sabor de las lágrimas.

Ya no estarás, ni estaré para saciarlas.

Será un adiós definitivo.

YO TE BUSCO




Yo te busco
En la bruma del pasado
En el recuerdo celeste de mis penas
En la boca tierna de la rosa

Te busco con la ternura repetida
En tu barco de velas al poniente

Te recuerdo en la mirada brillante
En tus pasos joviales.
Fuiste mi amor.
Fuiste esperanza.
Fuiste sueños.

LLEGA LA PRIMAVERA A MI CABAÑA

 LOS PRUNUS FLORECIDOS Y LOS JACINTOS Y NARCISOS VAN APARECIENDO
UNA LLUVIA DE PÉTALOS ROSA CAEN DESDE LOS PRUNUS CUANDO LA BRISA LOS SACUDE

TUS CELOS.


             
No etiquetes con el anverso de tu dolor mi existencia.
Nada puede transgredir mis utopías y mis sueños.
Soy el árbol solitario en la colina. La luna quieta.
Un sol que se desdibuja en el poniente. La distancia.
Allí donde cada gota de lluvia cae tiernamente sobre la alfombra de la noche.
Un pequeño sortilegio me retiene.
Un suspiro de cristal. Una mano de nácar.
La mirada trasponiendo el espejo de niebla. Una sonrisa.
Me ata tu torpe ingenuidad, tus miedos.
Me atan las promesas. Algún latido rítmico. Un beso.
Deja tus agorerías de oscura astrología.
Abre la ventana con tu llave almibarada.
Observa hacia el horizonte el fuego del misterioso espacio trashumante.
Allí, en el hueco hay un hombre que palpita y sufre...
Un gigante de corazón sensato y demasiado esquivo.
Es un volcán sin fuego. Un nido. Un coloso helénico de arena.
Ese que está allí eres tú, mi amigo.
No trates de encerrarme en un fanal de hielo.
Soy un ave de enormes alas intangibles. Un arco iris. Cielo. Nube. Lluvia.
Soy una escasa voluta de humo que se escapa.
¿Cómo puedes etiquetarme con el anverso de tus celos?