La mañana
era soleada y una fresca brisa envolvía el balcón donde me había apoyado
buscando un pequeño respiro a la desagradable tarea que me había autoinmpuesto.
El parque del sanatorio daba una imagen de paz y frescura inimaginable. Comencé
a recordar un sin fin de situaciones pasadas que se acercaban a mi memoria
trayéndome la infancia y la adolescencia de la mano de esos tristes momentos.
Comenzamos
la escuela primaria en un jardín de infantes , éramos cinco niños brillantes.
Agustina con sus enormes ojos de color café y siempre enroscándose un mechón de
pelo mientras se chupaba el pulgar ; Federica con su barriguita redonda como
osito de peluche y sus pecas ; Renato el pequeño salvaje que nos inventaba
constantemente alguna travesura y a quien seguíamos incondicionalmente ; Héctor
un flaquirucho con pelo rubio, ojos de color celeste y un tartamudeo casi
imperceptible, inteligente y gracioso hasta para caminar. Finalmente yo con mi
pertinaz ¿por qué? ,que seguía o mejor dicho perseguía a toda la familia y a
todos los maestros. Así estaba conformado ese grupo compacto y feliz de niños
sin problemas. Seguimos afables hasta un momento en que de repente se
desencadenó todo ésto.
El pequeño
Héctor no apareció por la escuela. Su lugar vacío y el silencio de los
profesores a nuestro constante ¿Y Héctor , por qué no viene? y el silencio y
miradas raras que no comprendíamos . Teníamos nueve años y estabamos
acostumbrados a hacer todo juntos.
Después de
casi dos meses volvió pero estaba más delgado aún, pálido, ojeroso y muy, muy
callado. Su alegre sonrisa estaba muerta y se sentaba lejos de todos nosotros,
cuando nos acercábamos se paraba y se iba a algún rincón gris del colegio.
La maestra
lo hablaba de otra manera y cuando la profesora de gimnasia tomó licencia para
tener a su bebé, sucedió algo inesplicable. Vino un profesor nuevo, joven ,
atlético y muy simpático, que nos hacía reir mucho. Pues bien en un momento que
lo tomó a Héctor de la cintura y quiso hacerle hacer una palomita, éste pegó un
grito desgarrador y soltándose salió corriendo. Nunca más volvió.
¡ Ningún
adulto nos dijo nada y quiero olvidar el resto por ahora!
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Cuando Agustina
recibió la beca para ir a estudiar danza en Boston de alguna manera supimos que
partía para siempre y quisimos estar todo el pequeño grupo juntos para
despedirla. Ya teníamos catorce años y
se me ocurrió buscar en la guía telefónica por el nombre de su padre el
teléfono de Héctor. Logré encontrar a su
madre que quedó muda de asombro al escuchar mi voz.
-¡Querida...no
sabes que nuestro hijo escapó a un país limítrofe ...hace como tres años y no
lo podemos encontrar! - dijo casi sollosando la mujer.
- Realmente
siento mucho pero nunca supimos más de él después que escapó de la clase de
gimnasia- dije de un sólo tirón- nos gustaría saber de su vida, ya que ahora
estamos haciendo bailes y fiestas para irnos de viaje de egresados. ¿Cómo podemos hacer?- casi
suspiré en lugar de hablar.
- ¡Lo
siento pero estamos desorientados y muy, muy tristes por su vida!- y cortó
rápidamente y yo me quedé con las palabras en la boca...
El
aeropuerto era un verdadero loquero, gente que llegaba de todos los países y otros
que salían en busca de una aventura. El grupo que estaba con Agustina era
alegre y ruidoso, imaginen a más de treinta adolescentes en caravana. En un
momento que fui a buscar unas pastillas de menta para la viajera tropecé con
una persona muy extraña que me miró con desprecio. Era un raro personaje
vestido con ropas casi femeninas por el color y los detalles y junto a él
estaba un Héctor irreconocible. Tenía el cabello muy largo, con rulos, de un
extraño color cobrizo. Sus ojos se posaron brevemente en mí y salió como picado
por una serpiente venenosa. Lo perdí entre la muchedumbre y cuando les conté a
los otros amigos me conformaron diciendo: - ¡Debes haberte confundido, si los
padres hace años que lo buscan y no lo pueden encontrar! - dejé de pensar en él por la montaña de cosas
interesantes en las que me zambullí.
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Acaba de venir
un joven médico y junto a mí se apoya en la pared del balcón. Mira con
desgano hacia el parque y sonríe...
-¡ Estás
muy cansada y necesitas dormir, por qué no te recuestas en la cama de mi
oficina!- dice mientras mira mis pies hinchados y mi ropa arrugada y nada
impecable.
-Gracias
pero me necesita acá no tiene a nadie más. Su gran amor desapareció junto con
su auto nuevo y todo su dinero. ¡Tú sabes lo que son estas personas, tal vez
más que yo!.- murmuré mientras tomaba de su mano una taza de un café áspero y
super recalentado. Él, su enamorado parece que se fue del país apenas supo que
había tratado de suicidarse.- dije tomando a pequeños sorbos el líquido agrio.
- ¡Si no
fuera por tí tu amiga no se salva, lo entiendes ¿verdad?..., pero no sabemos
cómo responderá al estímulo de los medicamentos .- me miró con mucha dulzura y
subrayó- ¡ Está aún gravísima!. Tienes que irte y dormir.- me tomó suavemente
las manos y casi me arrastró hasta el pasillo donde un ascensor prometedor de
paz me indicaba por donde salir.
-¿ Quién la
cuidará si me voy?- dije.
- Estoy de
guardia hasta mañana prometo hacerlo.- así partí para casa.
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En el
verano en que cumplí los dieciocho años, papá y mamá quisieron que fuera de
vacaciones a Italia, por supuesto partimos con Federica y Renato y Agustina se
nos unió allá, pues estaba en Londres con una compañía de balet importante.
Fueron unas vacaciones inolvidables. Cuando regresábamos exhaustos de caminar
por todos los museos , galerías comerciales y teatros, nos acomodábamos para
charlar y siempre Renato recordaba que nos faltaba un brazo. ¡Siempre estaba
Héctor en nuestras conversaciones!.
En Roma
encontramos a otros dos compañeros del colegio y dispusieron unírsenos. Así
luego de alquilar una camioneta seguimos con Lucio y Martín. Realmente eramos
como hermanos después de tantos años de amistad. A veces ellos daban un paso
atrás cuando algún muchacho se nos acercaba para flirtear y nosotros hacíamos
algo semejante cuando veían chicas a quien decirle alguna palabra de amor.
Luego nos contábamos todo y reíamos como en el liceo.
Desidimos
ir a París, juntos en un pequeño hotel para estudiantes a bajos precios y lleno
de juventud pasamos unos días extraordinarios. ¡Por supuesto fuimos a ver el
famoso "Molino Rojo" y allí nos sorprendió ver tantos travestis,
homosexuales y transexuales, pero claro que todo era nuevo para ese puñado de
chicos de provincia.
Los
muchachos salían solos de noche a ver las calles de burdeles y nosotras
quedábamos a mostrarnos las compras y regalos. Una noche llegaron desusadamente
alterados... ¡ Hemos visto a Héctor en un burdel! ...pero no sabemos si
realmente es él por lo extraño de su presencia y mirándose con los ojos muy
aguzados callaron. Ya el viaje no fue igual porque comenzamos a discutir entre
todos si debíamos ir en busca de viejo amigo o nó.
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Cuando
llegué a mi departamento, tiré mis zapatos por el camino y enfilé hacia el baño
abrí los grifos y fui al contestador del teléfono para escuchar a quién había
llamado en esa prolongada ausencia.¡ Por supuesto varios llamados de mamá y de
mi hermana Celeste, también mi cuñado que necesitaba algunos datos del
diario...y me emocionó el sonido de la voz de Agustina que desde Estocolmo me
preguntaba preocupada ¿Dónde diablos estás?...y una risa y de inmediato respondió..¡Con algún macho espectacular,
periodista, como tú! . Yo comencé a llorar por la simple cuestión...¡cuánto
hubiera necesitado la presencia de Federica y Agustina!
También
lloré por el dolor de haber visto a Renato casarse con la arpía de Nenuca
Pisterinni, una tonta muchacha que lo redujo a nada con su mente de nueva rica.
Lloré como veinte minutos hasta que casi se enfrió el agua de mi baño. Me
abracé con una salida de baño, comí pollo frío que tenía en la heladera y me
quedé dormida. ¡Por supuesto soñé con nuestro viejo grupo y disfruté en mi
sueño!
Al
atardecer casi de noche me despertó el sonido insistente del timbre, me
incorporé y salí así como estaba a responder pero no era el portero eléctrico
sino el de la puerta del departamento. Con temor y curiosidad espié por el
visor y vi deformada la figura de Federica. Cuando entró me abrazó y me
depositó en un sillón del estar.
-¿Cómo
pudiste quedarte tan callada con semejante problema?- dijo algo ofuscada.
-No podía
decirle nada a nadie por pedido expreso de...- me interrumpió con su aparatosa
figura de futura madre...
-¡Nada era
lo suficientemente grave para que no lo compartieras conmigo!- se paró con
dificultad y fue hacia la heladera y se sirvió un jugo del cartón directamente.
- La verdad es que me siento terrible ya que no confiastes en mí.- se volvió a
sentar.
-Federica
compréndeme no era fácil explicar todo lo que pasaba. Piensa en todos estos
años en que nadie supo qué había pasado y en esa pobre familia...además , aún
me cuesta a mí, entender y aceptar este
desastre.
-Tú
deberías habernos llamado de inmediato y hablar con nosotros.- se volvió sobre
su enorme cuerpo para apoyar su espalda dolorida.
-No
Federica, él me lo prohibió. Era demasiado difícil de comprender, incluso para
mí, hasta que me pudo contar toda su historia.
-¿Y por qué
a tí y no a alguno de nosotros?- siguió insistiendo.
-Tal vez
porque soy periodista y tú sabes que estoy más acostumbrada a este tipo de
cosas.
-Ahora
podrás contarme con detalle ya que yo te acompañaré mientras me lo permita mi
estado. ¡No pienso dejarte sóla y menos a...bueno , no se como expresarme.
Comencé a
rememorar cuando dos años atrás...
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Había mucho
trabajo en el diario y Mauricio mi compañero de redacción me había tirado sobre
la computadora un sinnumero de papeles. Unas fotos y faxs, junto con un
material importantísimo había llegado de las agencias extranjeras. Yo tenía
destruida la sepalda cuando acabé con todo y bajé al despacho de Arturo, mi
jefe y se sorprendió por la calidad del trabajo. Me permitió volver a casa y me
pagó el remise. Cuando llegué al departamento con miscostumbres arraigadas me
fui derecho al contestador del teléfono. Llamada de mamá y de Mauricio pidiendo
unas direcciones y luego varios ruidos propios de quien llama y no deja
mensaje; de pronto una extraña voz preguntando por mí:- Hola, necesito hablar
contigo , te espero mañana en mi piso en calle Rosales y Chacabuco, es un
edificio muy grande , vivo en el piso veinte. Te necesito ...Héctor Roseaude.¿Vendrás?. Dí que sí, por favor.
Mil
conjeturas y mi indesición de ir a un lugar tan a ciegas. Soy periodista pero
tengo lógicos temores. Dormí muy agitada , pero el cansancio pudo con mis
pensamientos. El despertador me trituró los oídos. El teléfono sonaba y era mis
jefe que me exigía fuera al diario urgente,el trabajo era intenso y cuando
quise acordar eran casi las nueve de la noche. Salí con mi ropa arruagada y
despeinada, ni rastro de maquillaje, pero no me importó. Tomé un taxi en la
puerta del diario y di la memorizada dirección.
Es acá me
dijo el chofer mirándome con el rabillo del ojo mientras me daba el vuelto de
un billete grande.¿ Sabe qué barrio es este?. Y sin esperar respuesta partió
por la ancha avenida.
El edificio
tenía un lujo espectacular. Un hombre de aspecto serio me abrió la gran puerta
y me preguntó adónde me dirigía: - Busco al señor Héctor Roseaude,- dije muy
disgustada. Al piso veinte. El guardia me miró algo sorprendido y tomó un
teléfono interno y habló con alguien, ...pase y me dejó ingresar al ascensor
más grande que conozco.En un segundo estaba frente a una puerta decorada con espejos
multicolores. Alguien abrió y tomándome del brazo me metió casi de golpe en una
sala de refinado y exquisito buen gusto.
-¡Perdón ,
busco a Héctor! - dije a la mujer espectacular que ya me había soltado el
brazo.
- ¡No me
reconoces¿verdad?, querida !. Han pasado muchos años y nadie me ha visto. Yo
era Héctor. Ahora me llamo Aylén y ven,
sentadas será más fácil.- y me hizo sentar en un inmenso sofá tapizado en
terciopelo negro donde su bella cabellera rubia y su lánguida figura se
recortaba como una diosa del Olimpo. Yo me observé las manos cuando vi sus
impecables uñas largas esmaltadas de un suave tono durazno que me pasaba una
copa de vino tinto de marca renombrada..., mi aspecto era deplorable. Me dio
vergüenza y escondí mis pies, ya que ella usaba unas sandalias de cuero
finísimas y su vestido de una hechura perfecta hablaba de modistos europeos
desde lejos. Tomé con gusto el riquísimo vino y luego traté de reponerme de mi
estupor.
-¿ Qué es
ésto Héctor, no puedo entender nada..., dime qué me está pasando, acaso es un
chiste del viejo Renato?- y se me quebró la voz.
-Mira
pequeña he recurrido a tí por razones a mi voluntad, tengo un grave problema de
sucesión por mi nueva identidad y creo que sólo tú puedes ayudarme.
-Perdona
pero primero necesito una explicasión a todo lo que veo.- dije tratando de
escapar de allí.
-Bien
escucha mi verdadera historia. ...Recuerdas cuando estuve tanto tiempo sin ir a
la escuela...bien sucedió que el chofer de mamá el viejo y querido Juancito,
murió repentinamente de un infarto. El socio de papá le trajo recomendado a un
sobrino lejano de su esposa y papá lo tomó. Era joven, alegre y siempre hacía
lo que yo le pedía. Como mis padres siempre estaban ocupados por sus
obligaciones, yo le pedí un día a mi madre que me llevara al zoológico pues
habían nacido crías de varios animales que yo adoraba. Mamá tenía un importante
congreso y le pidió al chofer que me llevara. ¡Y me llevó! y cuando terminamos
el hermoso recorrido, me invitó a comer en un pequeño lugar cerca de allí. Yo
nunca había vivido una cosa así y me sentí muy importante. ¡Nunca voy a olvidar
ese día , te lo puedo asegurar...-dijo y comenzó a hacerme masajes en los
tobillos hinchados- Luego de comer me pidió que lo acompañara a su departamento
para cambiarse y yo ingenuamente fui. ¡Allí me violó varias veces y me aseguró
que si yo decía algo, me mataría, ojalá lo hubiera hecho!. Esa noche mientras
cenabamos con mis padres me desmayé
sobre la silla junto a la mesa. Cuando mi padre me alzó, el grito de
horror de mi madre me despertó y vi asustado mi pantalón, la silla y la
alfombra llena de mi sangre que goteaba de mis músculos desgarrados. Una
ambulancia llegó inmediatamente y me llevaron a la clínica de mi tío, donde un
equipo de excelentes médicos me reconstituyó, me hicieron cinco cirugías
restauradoras. Nadie me podía sacar el nombre del violador. Yo tenía terror.
Así se escapó el canalla y yo comencé un tratamiento psiquiatríco que trató de
ayudarme. Pero comencé a tener una conducta fóbica. ¿Te acuerdas lo que me pasó
con el pobre maestro de gimnasia en la escuela?. Nunca me pude sacar de mi
mente la culpa.
-¡Pero no
tenías ninguna culpa, al contrario, yo creo que eras una víctima!-dije con
verdaderas lágrimas en mis ojos.
-¡Ay mi
querida Chiquita, qué poco conoces a la gente!- me dijo con una suave caricia
en la frente. -Te serviré algo de comer, ven - dijo y me llevó a una mesa que
parecía de las de televisión. -Come algo que debes estar exhausta y me sirvió
una crep de langostinos y champignones. Ella o él, tomó unos bocaditos de jamón
y sonriendo me explicó:-¡Debo cuidarme mucho, con tantas cirugías no me debo
descuidar, sino no tengo trabajo! . El buen vino tinto fue dejando mis
resistencias y más segura le pregunté :- ¿ Pero tú desapareciste de la casa de
tus padres con casi catorce años si no recuerdo mal, yo hablé con tu madre
cuando Agustina consiguió la beca y ella no te podía encontrar,tu padre hasta
pagó a varios detectives privados aparte de toda la policía...?
- Sí y yo
les pagaba aún más que él para que no me delataran. ¿ Tienes idea cuanto dinero
se gana en la prostitución masculina?..., millones de dólares que nadie declara
porque es ¡tan reprobable! y además hay muchos hipócritas que desde sus
hermosos hogares la fomentan en escondidas.¡ No sufras la verdad es peor de lo
que te puedas imaginar!. Yo tenía trece años y me buscaban hombres muy
conocidos y los cínicos, algunos eran amigos "¡fieles!" de mis
padres. Piensa que cuando en la escuela supieron lo que me había pasado muchísimos
padres de nuestros compañeros le pidieron a los directivos del colegio que me
echaran, pero no lo hicieron y yo escapé.- sus largas manos jugaban con unos
anillos carísimos.
-¡No creo
que mis padres y los padres de Agustina, Federica y Renato pidieran eso!- respòndí
esperanzada en el buen comportamiento de mis progenitores.
-Lo siento
, pero sí, tus padres también. Yo no soportaba la mirada de asco de mis padres
y de todos los que me conocían, por eso escapé.¿ Recuerdas cuando me viste en
el aeropuerto?, yo tenía pasaporte falso con otro nombre y adulterada la edad y
viajaba con mis amantes , me lo había conseguido un alto funcionario que me
adoraba...y fue tanta la vergüenza que sentí y el miedo que me escapé de tu
presencia. Cuando en Francia me encontraron los chicos del grupo, me hice humo
y me drogué como un animal enjaulado, sabes, fue terrorífico verlos y no poder
abrazarlos y decirles cuánto los extrañaba y los quería. Ahora ya soy Aylén una
mujer sofisticada, llena de seguridad y ya no me avergüenza mi cambio rotundo.
...Pero nada es perfecto por eso estás acá conmigo ahora...necesito que hagas
una serie de artículos sobre la vida que llevamos los que hemos sido violados
de niños. ¡Hay muchísimos que andan tirados, drogándose y matándose de a poco
por falta de una ley que tome el tema en serio. Hablamos mucho, me entregó un
material precioso y me metí en el infierno más terrible del que no voy a salir
nunca.
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-¡Estás
loca Chiquita si piensan con Mauricio y Jorge, que voy a autorizar esos
artículos me dijo Arturo mi jefe de sección en el diario. Las fotos que me
diste están plagadas de personajes reconocidos en la política, en el foro, en
el arte y hasta hay comerciantes e industriales que mantienen la tirada del
periódico!.- dejó, casi tiró los sobres sobre mi escritorio.
-¡Pero
sería una obra de bien tomar esta causa...y creo que la respetabilidad nuestra
se elevaría con nuestra investigación !- dije alterada y casi a a los gritos.
- De
ninguna manera yo voy a enfrentar a toda esa gente, como que me llamo Arturo
Saldaño Iriarte, saldré con una bala en la nuca.
-Eres un
cobarde y un cómplice de esa
inmundicia...salí golpeando la puerta y me fui a la casa de mi novio. Allí sin
darle nombres le conté todo lo sucedido y por supuesto felicitó la negativa de
mi jefe. Me repitió ...terminarás con una bomba en el auto o un balazo en la
cabeza...y yo le dije que estaba mirando mucho cine y T.V., pero entendí cuan
difícil sería lograr hacer algo por mi viejo amigo Héctor, hoy la bellísima
Aylén.
-Ahora
comprendo tu silencio - dijo Federica y me acercó un pañuelo ya que yo había
logrado llorar como hacía mucho no podía.
-¡ Creo
Chiquita, que esto es una cruzada para mujeres, según mi ecografía voy a parir
un"machito" y no me perdonaría que sabiendo todo lo que vivió nuestro
amigo, amiga ahora, yo no me involucrara , según veo el miedo paraliza a los
hombres!. debemos ir al hospital, se está haciendo muy tarde.
- Saco el
auto y vamos , dije mientras me maquillaba como me había enseñado Aylén después
de ese penoso primer encuentro.
El viaje hasta el viejo hospital fue
difícil por el gran congestionamiento de tránsito. La ciudad ha crecido
demasiado me recordó Federica , mientras maniobraba entre ese pandemonio, yo no
me atrevo a manejar ahora que estoy tan atérmino de mi embarazo. Yo casi no
hablo cuando manejo y tengo que reconocer que soy muy mal hablada cuando estoy
al volante. Llegamos y ya estaban prendidas todas las luminarias del nosocomio.
Allí parado el buen médico joven me esperaba. No noté ninguna diferencia con la
vez anterior. Todo estaba igual, ni peor ni mejor.
-¡Gracias a
Dios llegó, ha preguntado toda la bendita tarde por usted!- me señáló le
habitación y se despidió mirando con ojos profesionales a mi gorda
embarazada.¡Cuídese!. Y partió perdiéndose en el ascensor.
- Mira como
está dormida...parece un ángel...recuerdo a nuestro pequeño Héctor nos hacía
reir con sus inocentadas. Me muero por darle un beso ¿se despertará, qué
crees?. me miró con unos ojos pícaros.
- Ven
Federica dámelo, que yo muero por recibirlo, y tú mi pequeña Chiquita también
acércate. La besaron dulcemente, Aylén con sus manos llenas de tubos y agujas
acarició el vientre de su vieja amiga. Muero de amor por las dos.
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Los
periodistas la rodearon con sus micrófonos y sus cámaras. Había comenzado una
campaña con consignas que muchas madres apoyaban y algunos hombres también. Los
teléfonos de una pequeña oficina que habían alquilado estaban al rojo vivo con
personas de ambos sexos que llamaban para contar sus experiencias y tristes
historias de la niñez. No sólo eran varones pewqueños sino que había pequeñitas
de toda edad que venían de la mano de abuelas, maestros, amigas y así comenzó a
provocarse un caos que la ciudad parecía un infierno.
Faltaban
cámaras y cintas a tantas declaraciones de gente que hacía años y años escondía
en su pobre dolorido corazón esas experiencias traumáticas. Habían llegado de
otros lugares y los llamados de más lejos.
El jefe de
Chiquita se resistía a aceptar la verdad de que el mejor reportaje del año
estaba allí en manos de su equipo. Llamadas de personajes muy conocidos,
algunos de ellos personajes premiados por instituciones internacionales. El
diario tenía la tirada más grande del año y cada día anunciaban más empresas .
Luego de
unas semanas ya el grupo tenía material para hacer una película, pero
comenzaron a llegar al diario amenazas y anónimos dando a entender que algo muy
grave iba a suceder...Esa mañana la llamaron al departamento y le avisaron que
Aylén se había ahorcado en el lujoso departamento.
Cuando fue
a poner el auto en marcha, explotó dejando pequeñísimos trozos del pequeño
cuerpo de "Chiquita" por toda la cochera. La sangre de ambos no era
suficiente, Federica fue atropellada cuando salía del supermercado.
La mafia
una vez más había ganado.