viernes, 21 de junio de 2024

SORPRESA

 

 

                Búsqueda permanente de la verdad, recorre triunfal el laberinto de tu sangre crucificada en una gárgola ciudadana.

 

Eugenio se desabrochó el saco del traje, para quedar con la camisa nueva. Esa mañana tenía que conseguir terminar los trabajos que le habían exigido desde la gerencia. Lo dejó sobre el respaldo de la silla del escritorio. El teléfono bramaba. Las miradas de sus compañeros se distraían con el sonido que vibraba permanentemente. Lo ignoró, estaba apurado. Nunca pensó la extraña noticia que tenía que darle Ivana, su hermana que vivía en Valencia. Salió del salón con varias carpetas llenas de datos económicos. El celular bramaba.

Su jefe, le hizo señas, se detuvo. Cuando dejó el hombre de hablar por su teléfono, lo hizo ingresar. Le saludó con una mirada inquisidora. Escuchó asombrado que le alabara la camisa nueva. No era costumbre de ese jefe tener detalles personales con los empleados. El le pasó las carpetas y le pidió que leyera en especial lo que estaba subrayado con tinta verde. Eran los nuevos valores de bolsa en Nueva York, y el superior sonriendo le hizo un verdadero apoyo sobre ese trabajo.

Salió eufórico. Cuando llegó al escritorio, seguía sonando el celular. ¿Qué querría decirle Ximena que lo llamaba con esa abrumadora persistencia. Alzó el pequeño aparato y lo que escuchó, lo dejó perplejo. Su hermana se había ganado el loto y eso significaba un millón de Euros, un departamento junto al mar, un automóvil Mercedes Benz y los pasajes con estadía por veinte días en las playas de Dubrovnik en Croacia y lo invitaba a acompañarla. Miró su escritorio colmado de carpetas que reflejaban el dinero de seres anónimos que él, nunca iba a conocer. Saludó a sus compañeros se colocó el saco sobre la camisa nueva y despidiéndose, les dijo que regresaría en dos meses.

Todos se quedaron boquiabiertos, esa no era la forma de ser de Eugenio Medina. Hombre serio y responsable que cumplía con cada detalle en el trabajo. Cuando les explicó, muchos se pararon de sus sillas y aplaudieron a rabiar, era una forma de compartir esa esperanza.

 

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