lunes, 24 de junio de 2024

DOLOR

 


Pequeña ciudad adormecida: te trepas como hiedra

en los muros de mi alma como una serpiente venenosa

que lame mis entrañas y mis ojos con ponzoña de muerte

y de un fango pegajoso y pestilente que me ahoga.

Tus muros de piedra enmohecida y un pájaro agorero

de la negra experiencia de la muerte, revolotea en mi aurora.

El miedo y el dolor y la distancia y un lejano temblor de alas

y de picos que golpean la piel y mis quimeras.

Un Dios que me olvidó y que sonríe lejano.

No le encuentro el latido ni las lágrimas de roca

dormidas en su antigüo rostro de incienso. Y mirra.

Se aleja, no me mira y está quieto en un horizontede palomas.

Palomas negras que aletean en los muros oscuros

y callados golpeteos y murmullos de voces silenciosas que nadie oye.

¡ Ya nadie oye !

Las flores se marchitan y lloran las lloronas y fantasmas

que aparecen con la tarde y el duende de la noche.

Apártate, ¡oh, enemiga o muerte amiga que me esperas!

Enemiga agorera con tus manos abiertas y proféticas sonrisas.

Me esperas y me espías para hacerte de mí

y de mi ingrávido cuerpo de mujer soñadora y poeta.

Yo vuelo. Vuelo hacia el poniente tan lejos como puedo.

Escapo por los campos de la vida preñados de simientes.

Me espera un territorio de amapolas azules y un mar

de caracolas y de espumas y gaviotas. Te despido.

Tendrás que esperarme un tiempo aún amiga mía.

Hasta mañana, amiga muerte, tu fantasma no puede doblegarme.

El tiempo se detiene y me contempla.¡Oh, tú,espérame dormida!

Mañana el sol estará en mis montañas y en mi alma.

La nieve...y el dolor. Sigue la vida.

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