martes, 11 de junio de 2024

Vino Viejo


Ercilia se secó las manos mojadas en el delantal mugriento ,lleno de grasa, tierra, harina y sustancias  pringosas ,de infinita desconfianza hogareña.Salió al patio, con un rítmico chancleteo

de zapatillas viejas ,roñosas y rotas.Las gallinas salieron aleteando asustadas.El gallo erizó las plumas tornasoladas del cogote y presentó pelea a las chancletas de la Ercilia, que por lo bajo,lo insultó.

- ¡ Carajo, con este gallo de porquería, no me conoce todavía...,ya te voy a meter en una cacerola!-dijo mientras buscaba al Chicho, entre los parrales.

-Chichooo.¡Chichoooo!-gritó ahuecando las toscas manos contra la dura boca, para que la oyera. La cabeza, pelada y roja, quemada por el sol calcinante, apareció de golpe detrás de un peral.

-¡Qué  te pasa Negra, ¿ qué querís?-dijo disgustado el Chicho, mientras se secaba el sudor del cuello, la cara y las manos ,con el pañuelo  sucio.

-Vení ,che, vos ,viejo remolón, necesito que me arreglís  en el lagarcito, el mortero del abuelo, que sia rompido ,sinó no viapodir hacer el aceite de oliva.

-¡Ay, mujer,no tengo tiempo, no mi jodás!- con todo lo que me queda para hacer, ésta jodiendo con el cachivache viejo...,lo qué me faltaba.Pensó mientras se iba perdiendo entre los árboles.

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Los ladridos de los chocos hicieron que todo se volviera un loquero.Un hombrecito desarrapado, escuálido y sucio ,entró por el portón,con unas herrramientas miserables, por pocas y viejas.Dejó que Ercilia sostuviera  a los perros y se paró frente a la mujer ,que lo miraba desconfiada, y que tenía trazas de ama domesticada por las tareas del campo, la rústica faena cotidiana marcada en las mil arrugas de la cara.

-¿Usté e la patroncita?Soy el Faustino Ojeda, vengo a por el morterito del lagarcito,¨ñá,que tengo toito pa´reglarle -

-Dentrá por atrás, y al lado del galponcito, vay encontrarlo.

El hombrecito casi se precipitó en el lugar.Comenzó a trajinar, hacía mucho que no tenía una changa.

-Esto está choto como io.¿Pa que lo querrá la patrona?-pensó.De pronto vio unas botellas de vino, que brillaron entre las telas de araña y los trebejos.Dejó la herramienta que tenía en las manos ,que le temblequeaban de deseo.Desgolletó una con un golpe en la muela de piedra...,bebió hábido , bebió con el placer de la vida y de la muerte...,¡sabía a gloria...! el olor primordial de la uva, el color vigoroso y encarnado ,como la sangre, que se le fue colando  por las desesperadas comisuras de los toscos labios .-¡Ah, el placer bravío de la bebida...-pensó -¡Vino macho...,vino amigo...!

Tomó una tras otra las botellas ,que rodaban por el rústico pavimento de ladrillones antiguos del lagar.

Entró el sol por la última rendija del lugar, como despidiéndose de "safio", que babeaba,semi inconciente apretando en un puño sanguinolento, un trozo del gollete de una botella rota.¡ Se asomó el Chicho y pegó un grito..., que retumbó en la tarde, creando una baraúnda infernal, entre los perros, las gallinas y el chancleteo de la Ercilia, que corrió al instante...!

-¡Mierda, cómo se mamó el negro, que tipo de la p...!y mientras  ........... 

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