viernes, 28 de junio de 2024

LA CRECIENTE...

 


            " A yaposé curí mi amiga un payé de los buenos" - dijo la Lochá Yaharí, mientras se secaba las manos en el delantal de algodón sucio como el río que se agrandaba en la tarde. San la Muerte te va a hacer una ayuda sin tu Belarmino...él, el santo, será el que te lo traiga enterito.

            Las lluvias, arriba, continúan, Lochá, es una india pura, médica para la gente del monte. Ella sabe leer las nubes, el destino .

             No me dejó la canoa el Belarmino y me veo venir las aguas. Lochá ¿ qué hago?

            A yaposemo una temime´ë apiraí con el alma india de los antepasados. Ellos están acá y te van a cuidar los cunumíes. El cielo llora mujer. El dios de las tormentas está enojado con los hombres blancos que no le creen. Vení mirá en la piré apecué de este coco. Ese color violeta es de los demonios blancos. No llorés vos también Natí, que los santos no quieren lágrimas sino rezos. Tu frente limpia es lo bueno en esta cosa. Ya volverás a tu rancho. El tiempo de piedras duras sin tierra para labrar se te va a ir achicando, ya verás. San la Muerte es infalible.

            La vieja Lochá Yaharí, médica para empachos y dolores de toda ídole puede curar las almas de los desgraciados. No puede con la autoridad. Eso nó. Ellos la persiguen porque no entienden...en su altar está el Dios de los cristianos y el de los guaraníes. Vive aún junto al río, en el palmar caliente cerca del arenal. Su rancho es de los buenos. De chorizos de barro y quebracho colorado que le traen los hacheros cuando las yarará o la ñacaniná los muerde y ella con sus menjunjes los cura o los ayuda a morir.

             La Natí quiere volver a sus mandiocas, a sus avatí dorados de dientes dulces, a susca´ ávó que plantaba para los cunumí y el Belarmino. Ahora nadie la escucha. Y la casa la ahoga, la mata y nada ni nadie la ayuda...Ahora vive en la ciudad en una casita de un ambiente de cemento. Alguien vino de la ciudad con ideas modernas. Le llenó la cabeza a la gente con promesas. Ahora no puede tener gallinero, ni criar carpinchos huachitos para comer cuando no hay changas. ¡Por eso y sólo por eso se fue río arriba a la casa de la médica! Curame el alma vieja. Curame la vida de tanto pueblo. De tanta baldosa y ruido de coches y gente. A mi me gusta el aroma de la tierra húmeda, de los sauces verdes...del río de color de cielo. Me gustan las tormentas cuando explota el nuberío con color de fuego. El canto de los terus, de los chajáes y de los cardenales en sus nidos. Ayudame vieja. Que mis cunumíes vuelvan a jugar en los pajonales, cazando chicharras, pescando mojarras... Igual nunca podrán irse donde el maistro...vieja; haceme un payé. Payé de los buenos.

            -Natí tomá el payé y mi canoa, andate rápido si querés salir de la tormenta. El río huele a muerte este mediodía. La monta será muy alta. Ya la huelo. Ya regresará tu hombre. Rezá mucho mujer. La virgen de Itatí será mandada. Corré.

            -¿Y vos Loché qué vas a hacer?...Si no venís conmigo te llevará el río...

            - Llegó mi tiempo de ser parte del barro y de los montes. No me puedo ir. La ciudá, vos sabés, me mataría. Vos hacelo por los cunumíes. Remá mujer sin mirar p'atrás. Andate.

            La Natí corre como flecha errante. Aprieta con fuerza el payé de caburé y seibo. Lleva atado al San la Muerte al pecho. Tiene que salvar a los cunumí que lloran...¿ Dónde estará el Belarmino que subió al obraje a buscar la changa. Corre la canoa...corre y el viento le atrapa la desesperanza.

            ¿Qué harás muchacha de la tierra? Esperar...tal vez alguien te escuche.

                                                            

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