Te añoro cerca del crepúsculo.
Mi vida es hoy silencio en el rincón de hojas
mustias de un otoño tranquilo.
Lejos el tiempo de siembra cuando aun
corría tras la aurora.
Cerca estaba el trofeo de tus besos.
Tu pecho y tu cuerpo cálido en la
búsqueda, cerca y amado...
Ahora una gota de rocío te agranda en
su reflejo de cristal
tan increíble figura acorralada.
En un fanal de lágrimas perdidas.
¡Qué lejos tu boca saciando mi ternura!
¡Qué lejos tu sonrisa en azogue azul!
¡Qué lejos tú!
¡Regresa que te añoro!
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