martes, 26 de febrero de 2019

NO HAY TIEMPO





PIDEN UN BESO DE ALONDRA EN LAS PALMAS HÚMEDAS
PIDEN UN ROSARIO DE ESQUIRLAS DONDE ROMPEN LAS OLAS
AHORA CIEGA DE TODA CEGUERA EN EL ACANTILADO, 
CON PERFUME DESHILACHADO DE FLORES
BUSCO EN LA PENUMBRA EL SOL AZUL QUE GUIÑA EN MI VENTANA
ME DETIENE TU SONRISA EN MEDIO DEL TRÁFAGO INTANGIBLE
DE LA CALLE ENREDADA EN LÁMINAS DE ACERO.
LAS LUCES  COTIDIANAS DESCALZAN MI SONRISA;
ME SIENTO ADORMECIDA CON EL RUIDO DEL VIENTO QUE DESFLORA EL PRADO.
A MI DERECHA EL SOL SE ESCONDE Y REGRESAN LOS PÁJAROS AL NIDO.
ATRÁS ESTÁ EL OLVIDO, TAN DESPREVENIDO COMO UN PERRO PERDIDO
NI HAY ADELANTE UN FUEGO, NI UMBRAL DE CIENO.
CAMINARÉ DESPACIO, CON MIS MANOS SEDIENTAS,
ENTRE LOS FRÍOS DEL PASTO Y DEL CEMENTO.
ME SENTIRÉ DEFRAUDADA, PERO NO TENGO MIEDO
NO HAY TIEMPO PARA EL MIEDO, HAY TIEMPO PARA SUEÑOS.
APENAS SE DESATE ESTA TONTA “REFRIEGA”
CAMINARE DESCALZA SOBRE LA FRESCA ARENA O VERDE LOS ESTÍO


ARTE EN TETÚAN

MUESTRA DE ARTE DE LA ACADEMIA DE TETUÁN

JÓVENES ARTISTAS MOSTRANDO UNA MARAVILLOSA EXPRESIÓN DE ARTE.
NOS LLAMÓ LA ATENCIÓN EL COLORIDO DE LA PALETA EMPLEADA POR LOS JÓVENES PINTORES. ESPECIALMENTE MUCHACHAS MUY JÓVENES.

SERÉ OLVIDO





HASTA EL DIA QUE REGRESE TU SOMBRA DERRETIDA
EN ESTE INVIERNO IMPUESTO A MI SILENCIO
CAMINARÉ SOBRE LA CALLE SUSPENDIDA
COMO PÉTALOS NEGROS,
COMO UNA PLUMA HELADA
NO TENDRÉ PAZ
NO TENDRÉ VOZ
Y EN UN ACANTILADO,
DESPLEGARÉ SONIDOS DE HERRUMBRE
SERÉ OLVIDO.

ESPERO SACIARME






Espero contagiarme la noche de tus ojos
para encontrar el rastro de mí nombre.
Espero disipas tu aliento en el olvido
como las aspas gigantes de un molino.
Espero cabalgar tu cuello con mis manos
apretando en el viento los insomnios
Espero desfogarme en cada giro del sol
de las desnucada insolencia de tu boca.
Espero inclinarme  sobre tu piel infantil
para desnudar y recibir la marca de la muerte
Espero esperarte quieta en la alcoba cambiante
donde se esconde el brillo de la luna
Espero beberte con besos desprolijos 
reprochar en cada uno lo inquiero de tu mente.
Espero curarme de ti en unos días

DE TANGO Y SUEÑOS




Ya no quedan acasos para compartir,
Te has quedado dormido.
Ya no hay espinas a destajo
Armando un arquetipo de color en tu mano.
No nos queda el aliento de canela o vainilla
Hay un tango que en el piano suena a despojo
Transformando la esquina del farol
En bravos compadritos al margen
Del río en tu orilla estricta y lejana.

SÍNDROME DE TRAICIÓN

ESTA ES MI ÚLTIMA NOVELA QUE PRESENTÉ EN LA "FACULTAD DE LETRAS Y CIENCIAS HUMANOAS DE LA UNIVERSIDAD ABDELMALEK ESSADI DE TETUAN EN MARRUECOS EN EL XIII ENCUENTRO DE ESCRITORES DE HABLA HISPANA 2019.
TRATA DE LOS ATROPELLOS QUE SUFRIÓ LA MUJER EN MANOS DE LOS TERRORISTAS.

DÍA DE SAN VALENTÍN


14 de FEBRERO

Sediento
El corazón
De tu presencia.
Amorosa la espera ahora.
Llegarás con la ternura,
llenándonos de un amor puro.
Paz, que juntos construimos ayer
para recordar que somos uno.

Eternos compañeros en la exigencia de vivir.
Capaces de afrontar el tiempo que crece, 
a pesar de las tinieblas del camino,
de los chubascos y terremotos que lastiman,
 del sol plateado que nos ciegue inquietante.

El amor llegará montado en nuestra cabalgadura alocada
demostrando que el pasado no puede derrumbarnos nunca,
atravesando por los estrechos desfiladeros de la vida,
trajinando penas, pérdidas y albures de infinitas dudas,
buscando encontrar el juvenil perfume de los amaneceres
cuando jugábamos como núbiles y veleidosos amantes aturdidos.


PENETRAR EL OCASO






Es la última vez que yo platico
Nada logrará romper este embrujo nuestro
Entre los besos y tu cuerpo de turquesa
hay muchas horas en que no te encuentro,
estás tan ausente de mi vida y de mi alma
que todo lo que digo, se transforma en silencio.
Tantas palabras se marchitan, como flores secas
que un enorme puente, le creamos al… te espero.
Yo te busco hasta el interior de todos los arcanos,
allí, donde escarbo tu garganta prevenida,
el temido esqueje de tu alma inquieta.
Hay un vibrato de violín que sube
desde el camino hasta la ventana de mi alcoba,
rumoreando en mi alma el calor de tu sangre.
Un pecado azul, compromete el dolor en la mirada.
Aun pienso que vamos a morir uno junto al otro,
Es tan nuestro este espacio que compartimos.
Es tan lejano el despertar del campanario.
¡Qué, atroz! Habrá una tumba para cubrir nuestras tristezas.
Cuando la hora despojada de amor nos atrape
deberás lamer con tus labios para libar los estambres
de la flor silvestre de hechizado olor a vino nuevo.
Así, lograremos ensalzar la vida que eternizamos
En el sendero pavimentado de sueños y ternezas
Tal vez así, el Señor nos reciba con misericordia.
Hay ahora en mi, una mujer madura, casi vieja,
que se me mueve adentro de este cuerpo trajinado,
que le asusta mucho una mirada apasionada.
O cree ver el espectro de la muerte que la acecha.



EL INFARTO.




La querida Liliana duerme con serenidad en una noche de primavera. Su casa de amplios jardines donde crecen álamos, paraísos, pinos, palmeras, árboles frutales, tiene un sin fin de plantas con flores. Le deleitan los helechos  que tiene múltiple variedad. Sus mascotas son una tortuga, un gato y varias ranas.
¡Duerme y sueña Liliana que nosotros cuidaremos tu sueño, tu jardín y tu casa! A su alrededor, haciendo rondas hay mariposas, bichos de luz y libélulas. El duende de la noche, vela junto con las hadas y la luna, cuyos pícaros rayos la iluminan.
Por la ventana, la figura de Liliana se ve que duerme y sueña. Ella cree que una extraña cae sobre el césped con un vestido de gasa, pálido color azulado y alas plateadas. La ve caminando y acercándose a ella,  suavemente la toca. Ella sin moverse abre los ojos y no ve sino la imagen de su madre que la acaricia y le dice que tiene que partir. ¡Es imposible, piensa! ¿Mamá irse lejos? Su corazón comienza una loca carrera y gotas de sudor surcan su frente. El cabello se pega a la piel. Llora. ¡Qué sueño extraño!
Cuando llega al lecho de su madre, ésta, la abraza y le dice: - Hija querida me duele mucho el pecho, creo que tienes que llamar un médico.-
Liliana, toma el celular y oprime el número de urgencia. Unos minutos después, llega una ambulancia. La joven médica comienza a practicar con un aparato para despertar el corazón herido de su madre. Ya restablecida, luego de un breve tiempo, la galena, le indica que deben internarla. ¡Ha tenido una falla en el endocardio!
Liliana no quiere desprenderse de la mano tibia de su madre. Pero los médicos las separan.
Una semana después, en una hamaca de mimbre, la mamá y Liliana gozan del bello florecer del jardín, donde los pájaros inauguran una vida nueva.  

EL CRACK




Al Carloncho le “le sonaba “como un bombo en la cabeza, que tenia que ser un creas en futbol. De chiquito se iba a la canchita del colegio de los chicos grandes, se metía por una rotura que tenía el alambrado y practicaba solo. No sabía que lo miraban desde adentro. Cundo llegaba a la casa todo transpirado y sucio, su mamá al principio sacaba la chancleta y dale que dale en la cola. Después bajo los brazos ¡Era de madera ese hijo! ¡Pero acertó que algún día podía llegar a la primera!
A los doce años lo probaron en el club y asombrados, lo aceptaron. Cambió su vida. La madre necesitó cambiar la comida y hacer una dieta especial. Toda la familia estaba revolucionada, un día lo llevaron a la capital. ¡Lástima! ¡Tenía apenas quince años y estaba en el banco en espera para remplazar a los titulares!
Un día llegó. Sintió: ¡Cambia el 8 por el 11! ¡López el 8; desgarrado se retira del estadio en ambulancia! Vamos pibe, demostrá que por tus venas hay sangre de crak. Gritaba el director técnico y la gente parecía hormigas a las que le han revuelto el hormiguero.
El sol se escondió, una nube maligna agredió con una brutal tormenta. Diluviaba y cayó granizo. Carloncho solo veía la pelota. Corrió, gambeteó, voló, hizo mil piruetas y metió un gol, que le dio el triunfo al equipo. Nunca se va a olvidar de ese comento. El griterío, los aplausos y el ruido de mil cornetas eso era la fama, el abrazo de sus compañeros que lo revolcaban por el pasto mojado. De repente el numero 5 del otro equipo se le tiró encima. Todo se oscureció. Una negra noche sin luna se le metió en el cuerpo.
Dicen que ahora en una especie de silla mecánica, mira los partidos y con la cabeza, que es lo único que mueve, dirige los partidos.
En club le hacen muchos homenajes. ¿Pero a él, de qué le sirven, si no puede jugar nunca más? 

DULCE SECRETO





Si me desalojo de los sueños
Si me destierro hacia el confín de las palabras
Si penetro en túnel verde del abismo
Estaré caminando en el borde del desierto
En la ráfaga en indeleble de un beso.
Eso transformara mi crepúsculo en una carga de suspiros.
Guardaré el secreto entre las sábanas de hilo
Comeré damascos con la boca dormida.
Soñaré un inexplicable arco iris de magnolias
Volveré sobre los pasos de la niña perdida
Para amar al hombre que me espera en los sueños.

CANTIGAS ANTIGUAS


                      


Con penosa obviedad he perdido los destellos de tus ojos
Compartí la neblina que atraviesa tu cuerpo con la luna.

Amasé, entonces, la pared del silencio
Tus latidos abiertos al color azul grana del alma.
Atropellan los brazos de mi cuerpo inerte. Vida.
Cálmala con cantigas antiguas

CINCO ESTRELLAS




¡Sabía que las noticias malas llegan como las tormentas sin aviso!
-Señor Gordon, tendrá que acompañarnos-
Llegó cantando. Estaba feliz. Se había tatuado en la nuca cinco estrellas de cinco puntas. Eran de tamaño pequeño, pero se veían hermosas. -¡Nosotros pusimos el grito en el cielo. ¡Un judío no puede hacerse eso. La Ley lo prohíbe. Ya verás como se enojará el rabino.- dijo la madre.
-Mamá, yo no practico, me he cortado la barba y los peiot.- ¿Qué dirá el Seide? ¡Hay, qué fácil es para ustedes todo ahora!- ¡Cortala mamá! Soy el mejor de mi clase y en básquet y tengo el record en natación en la piscina juvenil.
-¡Ariel!¡Hijo Mío! Que Yahvé te proteja.-
Esa madrugada del sábado llegó la patrulla hasta el edificio. Salió Esther con la peluca sobre los ruleros y apenas cubierta con una bata gastada. -¿Familia Gordon? El dueño de casa por favor, que baje a la vereda con documentos somos de la policía estatal.-
Ismael se puso un pantalones, se acomodó la kipá, como pudo en su calva y bajó corriendo, con el documento en la mano y aterrado.
-¡Hay una posibilidad que identifique a unos muchachos que se han accidentado!-
¡Mi Dios! ¡Subió, se cambió bajo el diluvio de lágrimas de su mujer y su hija! Ya verán que no pasa nada, les dijo. Subió a su coche; que como todas la familia de esa cuadra estacaba en la calle. Siempre defendiéndose de los bribones, entre la vereda y las alcantarillas. Siguió a los policías. Llegaron, como era de esperar a un edificio descascarado, sucio y sombrío. Con olor a creolina y a cigarrillos, humedad que atravesaba cada pared y arista de las habitaciones mugrientas. Lo hicieron entrar a una sala donde estaban sentados unos tipos ignotos, groseros malolientes, con lentes gruesos, ropa vieja; que se escarbaban con palillos comida de la boca mal cuidada. Algunos sin rasurarse y silenciosos que lo miraron con desprecio ¿Quién sabe quién este fulano?
Señor Gordon pase. Sobre unas mesas de granito negro lidiaban con tres cuerpos. Se acercó despacio; destaparon a uno de los jóvenes. Sus ojos  se agrandaron cuando vio en la nuca del muchacho cinco estrellas de cinco puntas con un balazo en el medio. Un grito se atascó en su garganta y cayó con un infarto mortal sobre el piso de la morgue.

martes, 12 de febrero de 2019

LAS JOYAS




La exposición de joyas antiguas y cajas de música alemanas del siglo XVII,XVIII y XIX, había logrado un enorme despliegue de interesados. Coleccionistas, comerciantes, policías y vigilantes privados rondaban el lugar. También ladrones de “guante blanco”, ladronzuelos y rateros.
Kitty y Franco habían viajado en diferentes medios de transporte, a horas dispares. Él, alquiló una casa antigua en las afueras de Recchè, la ciudad de las grandes subastas de arte del sur. Venían de Filipinas, por donde por “casualidad” habían “adquirido” unas piezas de 500 A.C. y donde se perdió el gran diamante “Mariposa” de 68, 47 Kilates, en un extraño color amarillo humo.
Olivia Colinner reconoció a kitty cuando pasó frente a una ventana de la casona. Ignoraban la mujer la reconocería. Había pasado once años en la misma celda. Ambas con prontuario frondoso por robo de importantes joyerías y subastas. Después fue captada por un inspector del centro de Investigación para este tipo de estafadores de alto nivel. Y necesariamente tuvo que transformar su imagen.
Una peluca azul, lentes de contacto verde jade, unas horas de cama solar y un traje de origen francés Coco Chanel, la mutó en una dama exótica y distante. Ahora debía entrar en el predio cuando más gente se aglomeraba.
Mientras tanto los centinelas contratados estaban parados estratégicamente. Con el rostro inexpresivo, con la mano sosteniendo el arma reglamentaria, con un dejo de serenidad, pasó el control. Observaba a la concurrencia. ¡Nunca se sabe cuando aparece el demonio!
Renzo Racco está nervioso, alerta, ha escuchado rumores en la calle, en el hall del hotel y en el restaurante del “Olimpo”, que merodean indeseables. La rutina no puede adueñarse de su vida que en general es tranquila.
La exposición de objetos tan valiosos lo ha puesto nervioso. Sus compañeros no creen que ocurra nada serio. Renzo, está convencido que la calma es artificial.
De repente, desde el techo se desprende Kitty con un arma láser, comenzó a caer sobre la vitrina del gran diamante “Mariposa”, pero… allí la esperaba Olivia que con el apoyo de Renzo, la arrancaron de allí, la esposaron y desaparecieron hacia la “Central” de INTERPOL.
Inexplicablemente, el diamante y varias joyas de máximo valor desaparecieron de los escaparates.

EL AMOR NO SIEMPRE ESTÁ PRESENTE



            La bolsa pesa. El temor pesa como una bufanda de plomo enroscada en el cuello. La gran expectativa se mezcla con el sudor frío y la boca amarga de Leoncio. En su pueblo, en Perú, le había dicho el cura, que irse era muy difícil. ¡Y, Dios, es más que difícil! Tiembla, el muchacho en la espera del vehículo que lo aleja más y más de su gente.
            La sierra multicolor del terruño lo despide con destellos de sol. Caliente para otros, helados para él. El destierro, le contó un viejo pastor de llamas, es un castigo muy antiguo. Sí que lo es para él. Viaja en busca de nuevo horizonte. Deja el dolor de su familia. ¿Qué espera del futuro?
            Es una noche de incertidumbre la espera. La Terminal de micros en esa enorme capital de América lo asombra y lo despoja de su yo. Se siente nada. Ha perdido su condición de humano, entre esa multitud que lo marea, lo empuja, lo increpa. Él es un campesino extranjero que huye, como muchos, de los bajos salarios, del maltrato, de la mentira fácil de políticos mediáticos. Es el fruto de una América despojada por siglos. ¡Campesino pobre, pobre campesino!
Buenos Aires es un monstruo, piensa, con una boca grande que traga a los desterrados de su suelo. Gracias a otros peruanos que le han hablado de un lugar más generoso se atreve. Viaja a Mendoza, “¡Donde hay trabajo y la gente es más tranquila!”. “Hay muchos hermanos de nuestra tierra allá”, le cuentan. Un autobús enorme se acerca para envolver la pobreza personal, que huye del ruido, el egoísmo y la muerte.
 —¡Acá nos discriminan!
¿Qué es eso? Es la primera vez que escucha esa palabra. Le dolerá muchas veces desde que salió de su pequeño mundo. Apenas se acomoda en el asiento, queda dormido y sueña.
 Sueña con la tierra de sus antepasados, nativos de piel morena. Ellos cantan en su paisaje onírico. Lleva la música del altiplano, de los Incas, de los quechuas, en la sangre. Toda la música duerme en su interior.
            Lo despiertan en otra estación de micros. Baja con su soledad en brazos. Alguien se le acerca. Tratan de robarle, pero alcanza a defender sus pocas pertenencias y ve con horror que es un hermano peruano. ¿Cómo lo va a denunciar?
El otro comprende que es un refugiado más de la pobreza y el hambre. Pide perdón y le explica cómo hacer para que no lo vuelvan a molestar. Camina. Desorientado camina por las descomunales calles con arboledas viejas.
            Se detiene extasiado en medio de una cantidad de gente que rodea a un músico. ¡Esa es la música y me pertenece! Se agacha y toma un instrumento de la acera junto a los pies descalzos de su compatriota y comienza acompañarlo con la melodía ancestral. El hombre le sonríe y lo estimula. “¡Qué buenos músicos son!”. Escucha de los labios con carmín de una muchacha rubia que deja un billete. Desconoce si es mucho el valor, pero es su primer dinero.
Esta tierra es bendita, piensa y sigue acompañando la música con los sikus multicolores de sonidos atávicos. Los curiosos y turistas depositan plata junto a ellos. Plata que nunca vio en su pueblo.
            Llegada la noche, el paisano, le pregunta de dónde viene y dónde vive, a lo que tímidamente contesta:
           —No he llegado aun. No sé. Vengo del hambre y de la desesperanza —y piensa “No soy ya sino un refugiado”.
           —¡Socio te vienes conmigo! Eres un gran músico. Acá se vive con nuestra música. Puedes compartir nuestra vivienda. Es un refugio para extranjeros, no lejos de acá. Vente con tus cositas!
Arrastro mis penas. He dejado todo allá en la patria. Voy detrás del compañero que generosamente me da su mano amiga. Así empieza un nuevo trayecto hacia el futuro.
            La música comienza a transformarse en carne viva. Es un motor que despliega desde lo más íntimo del ser, es la valentía de vivir. Las calles de la ciudad pródiga son las que lo abrazan. Con el tiempo forma parte del folclore urbano. La fama llega caminando despacio por las veredas calientes.
“LEONCIO, EL PERUANO” MÚSICO. Anuncia un cartel en las vidrieras. Pronto es invitado por conjuntos con renombre popular. Ya está en festivales hermanado con los “Grandes del Folclore”. Su piel luce en estrellas de color de sangre incaica. Noble. Hombre que vibra en notas no escritas en papel. Escritas en las viseras palpitantes de desterrado
¡Leoncio arte vivo, canta tu tierra en mi tierra de vendimia y derrama amor por la simiente de esta América que crece por terquedad de hombres y mujeres preñadas de esperanza!

CAMINANDO POR LA MEDINA EN TÁNGER


CURIOSA OBSERVA LA SEÑORA UN GRUPO DE ESCRITORAS DEL MUNDO QUE EN LA MEDINA LEEN POESÍAS Y CUENTOS. NO SE PUEDE DETENER, ESTÁ APURADA. PERO...
ES HERMOSA SU POSTURA DE INTRIGA!

 UNA MADRE ESPERANDO PARA SUBIR CON SU BEBÉ AL AVIÓN QUE LA LLEVA A TETUAN
EN LA MEDINA DE TÁNGER UN HOMBRE CAMINA SIN DARLE IMPORTANCIA A NUESTRO GRUPO DE ESCRITORAS DEL MUNDO QUE LEÍAMOS EN UN PUNTO DE ALLÍ.

LOS PASEOS EN LA CALLE ÁLAMOS SECOS




            El despertador sonó las seis y cuarenta y cinco y se bloqueó un sueño. Era el momento de despegar del lecho y comenzar a correr. Cepillar el cabello de Lili, arreglar la corbata de Reinaldo y preparar el desayuno de toda la familia. A las siete y veinte pasa el autobús que me traslada al trabajo. Sin mi sueldo, no logramos pagar las cuentas mensuales.
            Vestida deprisa, peinada como siempre, con una colita o trenza hecha a la carrera, me detenía en la parada de la calle Sucre y allí aguardaba el transporte. Muchos chóferes se detenían al reconocerme. Otras tantas mujeres, con el mismo rubor de apuro, esperaban junto a mí.
Una hora andando por las calles llenas de baches y mirando los mismos carteles, las mismas casas, los mismos negocios. Una hora. Aprovecho para leer una novela, un folleto o la simple distracción de observar a la gente que viaja en el vehículo. Imagino el nombre, a qué se dedica o qué sueños tiene. Mi imaginación siempre va más allá de lo esperable. Es mi mayor problema.
            Tal vez mi fracaso matrimonial porque, a pesar de seguir al lado de Reinaldo, no logro nada especial o romántico con quien creí tendría un mundo de felicidad. Debe ser por mi manera de volar.
Mi marido es un hombre común, lleno de miedos y perturbado por los acontecimientos políticos del país. Nunca podría cambiar nada. Ni siquiera votando, continuamente, en contra del que aparenta ser el ganador. Reinaldo es el típico hombre gris. Un vinito con picada de salame, queso y maníes cada domingo. Cada partido de la Copa Nacional, Internacional o del club ignoto de Villa los Periquitos.
            Intenté demostrarle que detrás de todo había un mundo mágico y posible. Nada. Sólo la queja perpetua y el deporte, que convierte en estúpido al hombre más inteligente o ignorante de mi tierra. Creo que si hablo con una mujer de Ghana o con una finlandesa, diría lo mismo. Claro, siempre y cuando no fuere la ganadora de preseas en las Olimpíadas de Athenas.
            Declaro mi total infelicidad. Desde que dije el famoso “Sí”, mi vida se transformó en algo monótono y sin Arco Iris al final de la montaña. ¡Muera el matrimonio!
            A pesar de la situación y tras los permanentes: ¿Para cuando un niño? de la familia, bajé la guardia y me dispuse a conformar a los intrusos. Incluso a mi madre. Así tras unos meses infernales, nació Lili. Fea, colorada y chillona. Mejoró con el tiempo, y ahora es un ser adorable. Igual, no nací para ser una madre complaciente.
            Nunca más me dejé convencer y seguimos siendo tres. Bueno, también el perro y la mascota de Lili. Un saurio verde y lleno de escamas que me mira revoloteando los ojos tras el cristal de su habitáculo.
Pienso que amo a mi niña. También al perro. Y el trabajo, que si bien me trae algunas incomodidades, me concede algunas facilidades vitales.
            En febrero nos permite viajar cerca del mar. No a los centros más poblados, sino a esos pequeños reductos donde se puede disfrutar de largas caminatas sobre la arena. Es lo único que soporta Reinaldo. Odia estar entre gente bulliciosa y de ese modo, podemos llevar a Plomo, nuestro perro Pura Raza de Plaza. Es decir ”PRP.”
            Vuelvo al principio, porque ya divagué bastante. Cada mañana, salto al estribo del micro y comienzo a vivir las posibles aventuras de cada pasajero. El señor del impermeable azul, ése que usa corbatas rojas, me imagino que es detective y busca desentrañar la infidelidad de mujeres tipo vampiresas de cine. Un muchacho que trepa en Hernandarias, con los brazos llenos de carpetas y libros, me hace pensar en un abogado defensor, a ultranza, de mujeres maltratadas.
La joven que asciende conmigo siempre lee novelas de horror. Fantaseo con que vive en una casa antigua con un padre malvado. Cuando desciende cerca del congreso me saluda y le mando un “Hasta mañana”. ¿Quién sabe si mañana nos veremos? Pero, fatalmente, nos vemos todas las mañanas.
            A veces me adormezco y miro las calles trasnochadas. En las esquinas, los hombres que lavan la vereda con chorros de agua. Sus enormes barrigas envueltas con manteles manchados de vino derramado en veladas de amor y nostalgia.
Siento dentro de mi corazón el sonido vertical de los corchos de champagne y las risas. Oigo, el sonido transversal de los bandoneones y el taconeo de una rubia teñida en brazos de su amante. Mi imaginación, me persigue hasta la parada de Santa Fe y allí, regreso a la realidad. La oficina, el jefe y ese puñado de hombres grises que hablan de fútbol.
            Acá, en mi pecho suena un enorme dolor de corazón marchito. El desamor frecuentando mis miserias cotidianas. Me siento frente a monitor y teclado; encuentro un sobre azul con perfume de jazmín. Me espera. Abro y saco el papel lentamente observando a cada compañero con suspicacia. Leo. “Amor”. Es una letra desconocida. Miro y siento un rubor que sube por mi cuerpo hasta agobiarme.
 Nadie me mira y una lágrima se desliza hasta la mano que estruja el regalo inesperado. Rueda en el cesto de alambre junto a otros papeles. Comienzo a escribir la primera carta: Estimado cliente, nuestra compañía…





KALIPÁTERA, UNA MUJER EN EL ODEÓN.




El día refleja un sueño de oro sobre la arena en el Odeón donde el pueblo, de hombres rudos y fervorosos, aclama al héroe. El cielo despliega rubores dorados para embellecer la faena.
El joven atleta más brillante, y amado por los dioses, muestra el trofeo que le ha entregado el Cónsul. Una diadema de hojas de olivo, con orfebrería manual en oro, enrosca su frente de perfil helénico. Ha ganado cada uno de los juegos y su figura muestra músculos iguales al dios Mercurio. Serpentea cada sitio de la explanada con los brazos en alto.
 La multitud lo victorea y nombra con fervor. Es el hijo de un dios, seguramente, que viene para desafiar a sus enemigos. Ganó y su madre, que preparó al atleta, tiene prohibido entrar al espacio. Por ser mujer, no puede ver a su bien amado Euleo.
Kalipátera busca ingresar de alguna manera para abrazar al joven. Imposible. Será asesinada de inmediato por la ley de Leyes de Grecia y del Olimpo. Tiene que engañar a los hombres que merodean entre las altas columnas de mármol del Coliseo.
Piensa cómo burlar a esos necios, que no comprenden lo que es ser madre de un semi dios. ¡Se disfrazará de hombre! Corre hacia su lar y regresa diferente. Se envuelve en una manta más larga y gruesa que la que usan las damas de su rango. Cubre su cabello con una malla de algodón del Nilo y desmaquilla su rostro. El polvo y el carmín ya han desaparecido y ha despojado de su cara cualquier rastro de feminidad para dar paso a un sombrío aspecto de anciano.
Pero los dioses saben y ven todo. No se puede enfadarlos.  Por eso, un verdadero problema surge al ingresar, su túnica enredada, se desprende y descubre el sinuoso cuerpo. Ha caído en desgracia ante los Prohombres del Coliseo. Rompió con las Leyes que legitiman a sus poderosos señores. Los hombres braman y comienzan a lanzarle piedras.
Llora Kalipátera y se desgarra por su falta de honor. Euleo se acerca y rápido abraza a su madre, resguardando a la mujer que adora. El gentío hosco y malhumorado, lentamente se tranquiliza y comienza a murmurar el nombre del héroe.  
            El Rey observa desde su trono e inclina la augusta cabeza coronada de laureles de oro. Ese gesto les perdona la vida porque Kalipátera es la esposa y progenitora de los dos héroes más grandes de todos los tiempos, en la Grecia donde un atleta es tan valioso como un dios.
El Rey levanta su copa de vino, se la dedica al joven y a su madre. Es un brindis para asegurar que desde ese instante una mujer puede ingresar a la arena. Bebe y apura el licor de los dioses.
Zeus duerme y Palas Athenea sonríe. Kalipátera, ¿estará protegida por la diosa?






EL INTELECTUAL Y EL ARTISTA



¿Fue así? Lo veo con mis propios ojos. Es indescriptible. ¿Pero no era el que llegó con no sé cuántas maestrías, tanto que enseguida lo nombraron jefe de una ONG?
¡Sí, bueno, era él, pero se le cruzó esa porquería! ¿Qué podía hacer?, te preguntarás. ¡Nada!, te contesto. Hablaba como siete idiomas y era muy inteligente, pero ahora hay que verlo. Está tirado en plena calle, aún usa camisa de puño con botones de nácar, el traje es un trapo sucio, y le han robado los zapatos. ¡Parece mentira que un tipo así llegue a eso! Nadie hace nada. Te diré que al contrario, cuando comienza a retorcerse en el piso en donde está tirado, y a gritar, esgrimiendo una mano como para pelear, los transeúntes escapan. Se hacen a un lado, lo evitan. Y no te cuento las mujeres. Arrastran a los niños, distrayéndolos para que no vean ese cuadro. Incluso la policía se le acerca sólo para ver si no ha sufrido algún ataque. No lo tocan, ni se lo llevan, ni siquiera evitan que siga gritando como un energúmeno.
            Ayer, volví a pasar, vos sabés que trabajo en el museo casi a dos cuadras. Bueno, lo hago gracias a la beca que me dieron en el dos mil cuatro. Vociferaba que era hijo de un ministro y la gente lo miraba extrañada, pero dejó de babearse y me vio. Me dio la sensación de que sabía que era yo, se dio vuelta y se quedó en posición fetal. Tenía la espalda sucia y con sangre.
            ¿Creerás que está herido? No sé, pero me urge llamar a los padres y pedir que vengan a buscarlo. ¿Ellos sabrán que está así? Me duele el hecho de verlo y no poder hacer nada. Pensar que todo  empezó por una apuesta de quién era capaz de trabajar más horas sin dormir.
Alguien le acercó droga mezclada con vodka y él ganó. Ganó el juego. Cinco días sin dormir haciendo lo que hubiera hecho en varias semanas. Perdió. Perdió la vida. Se hizo adicto y alcohólico y ahora está loco. El cerebro debe estar vacío, licuado. No es un mendigo, es el producto de una sociedad enferma, desquiciada, sin horizonte.
Todos estaban enamorados de su alegría, inteligencia, su glamour. Le tengo pena, pero trató de matarme para que le diera unos euros para comprar droga y vino. El miedo me alejó y escapé de su manía y demencia. Tiene veintiocho años y parece de setenta, o más. Si lo vieran los padres así, creo morirían. O no, tal vez saben y no quieren acercarse como hacen los demás. Me incluyo. He visto que vienen de Notre Dame unos voluntarios. Les traen algo de comida y cuando llueve los tapan con plásticos. No me pidas que vaya a buscarlo y lo interne. No es mi tarea, ni siquiera siento pena. Tal vez sí. Pero nadie puede hacer nada.
¿Vos, te animás? Si me das una mano vamos y lo sacamos de allí y lo llevamos a un centro de rehabilitación, después de todo es tu pareja, vivió con vos hasta hace un año y medio. Te dio una buena vida, sin privaciones. Hasta te dejó el departamento y el auto. No querés saber nada. ¡Y bueno, cada uno cargará con su culpa! Me voy. Hasta otra vez que nos crucemos, cuando quieras, trabajo en el museo como ayudante de un restaurador italiano. Si preguntás por mi, me conocen por “El argentino”. La beca termina en dos años, estoy pensando en volver, pero acá estoy bien. Chau.

            El joven sigue su rumbo y se sorprende al comprender que ya ni siquiera él tiene solidaridad para con un compañero de colegio. Camina solitario y, a poco de andar, ve una ambulancia que retira el cadáver de otro adicto. ¿Cómo vivirá con su conciencia?   

UN SIMPLE HOMBRE VOLANDO

         
                   .                

     Todo comenzó con la internación en el lugar más sórdido de la ciudad. Yo había perdido la paciencia. Tal vez querer volar era un desafío para otros. Traté de volar desde la columna de la luz, desde el campanario de la catedral...desde el mismísimo cielo. No pude. Nunca me dejaron. Mi familia, mis amigos, los bomberos... todos me impedían volar. Eso era mi sueño. Repetía cada mañana el rito. Me bañaba, afeitaba, me vestía con el mejor jeen, la mejor remera o el sueter nuevo, zapatillas de marca. Siempre llegaba al lugar estudiado o elegido. Nada. Algo lo impedía. Alguien me seguía. Punto. Será otro día.
     Entré como si conociera a cada uno de los hombres que habitaban ese espacio infernal. Ahora mis pares. Se acercaron algunos, otros gruñían o reían a mi paso. Yo, los miraba lleno de asombro. Me presentaron al médico especialista " en vuelos"o nó. Era un hombrecito calvo, con lentes muy gruesos, algo obeso pero agradable. Lo acompañaba un ayudante enorme. Todos vestían batas blancas o verde claro. Todos estaban algo sucios. El dormitorio apestaba. El baño...bueno no parecía un baño, era apenas una letrina oscura, obscena, un asco.
     Caminaba mirando hacia el parque. Quería ver si desde allí podría volar alguna vez. Nada. Todo era triste. Los árboles y las paredes desnudas sin farolas ni flores. Vi a otros hombres. ¡ Casi hombres ¡ Mis manos trémulas apretaban la poca ropa que me dejaron. Me quitaron el cinturón, los cordones de los zapatos, la radio, la cadenita de oro con el `santito´ que me dio mi hijo. Casi todo me quitaron. Pero eran simpáticos. Todos reían viendo pasar al médico con uno `nuevo´. Estaba tranquilo. Sabía que con paciencia lograría que un día me permitieran volar. Era un sueño. Desde niño quise volar.
     Me costó dormir en esa cama dura y fría. Pero al amanecer reconocí el canto de los jilgueros y zorzales de la zona. Envidio a los pájaros. Ellos vuelan sin pedir permiso a nadie.
     Un enfermero me buscó temprano y me llevó con una hermosa joven. Ella era amigable y dulce. Charlamos un largo tiempo cálido y bueno. Hablamos de mi madre. De mi padre que apenas conocí. De la escuela en el barrio...hasta de fútbol. Me hizo mil preguntas sobre el trabajo, los amigos, los compañeros y bueno...también fue hermoso. Recordamos las películas de Sandrini, de Niní Marshal, de Cantinflas y las de vuelo. Hablamos de alas delta, de aeroplanos, aviones y cohetes. De éso, sé un montón, le dije. Cuando me iba al dormitorio, ella, me entregó un libro. Comencé a leerlo esa misma tarde. La vida de un tal Saint Exúpèry. Él sí volaba. Me gustó tanto como puede gustarle a un pájaro soñar con aire libre en una elevada montaña  entre las nubes.
     Los otros  habitantes me seguían. Me acosaban. Hasta que encontré a Felipe. Él era un tipazo. Había trabajado en el aeropuerto. Sabía de mi amor por el vuelo. Me escuchaba. A veces no, se sentaba ausente, no hablaba. Sonreía. A veces le daban ataques de rabia y rompía todo. Pobre Felipe, con los ataques queda hecho una porquería. Lo ayudaba a vestirse, lo afeitaba, le daba de comer... Era mi amigo. Los médicos nos tenían cariño. A los dos nos tenían cariño. Eramos tranquilos, inteligentes, limpios. Hasta que llegó el "loco". Ese era loco realmente, no se hacía el loco. Creía que era Jesucristo y bendecía a todos. A veces yo se lo aceptaba, tal vez así lograba volar un poquito. Quería celebrar la santa misa. Estaba loco de remate. Repetía el Sermón de la montaña o a los Corintios a los gritos. Los otros le tenían miedo. Aparte no quería ni hablar de volar...el pobre. Odiaba a los médicos. La furia le hacía dar fuerte patadas y allí empezaba a blasfemar. Quería matar a los doctores. Era muy triste verlo. Comenzó a buscar la compañía de nosotros dos que éramos amigos. Aparte de ser dios, había sido profesor de filosofía, lenguas muertas, literatura y quién sabe qué otras sabidurías. Pero no quería volar. Estaba loco. Nos seguía. Hablaba de Van Gogh, Beethoven, Verdi, Da Vinci...y dale con los genios. Dalí, Chopín, Tchaikovsky, Chaplín era su favorito. ¡ Y tuvo que suceder, era lógico! Peleamos. Él comenzó a hablarme de Darwin y yo no tenía ganas de escucharlo. Yo, repito, sólo quiero volar, que por otra parte es algo normal en un hombre pájaro. Le grité que me dejara. Le dije: "Me tenés abrumado por tanto tabaco, por tanta cultura. Entre saber y no saber, prefiero..." La pizza"... agregó Felipe" Y comenzó a golpearnos. Ya no repetía en latín a Homero ni a Virgilio, no. Puteaba que daba gusto. Vinieron y lo ataron. Por supuesto lo ataron con aquellas vendas blancas que existen...acá.
                   Entonces sucedió inesperadamente algo maravilloso. ¡ Felipe me tomó de la mano y me invitó a volar...!  

     

MUJERES EN LA INDIA

ES NOTORIO Y MARAVILLOSO QUE LAS MUJERES INDUES PIDEN QUE LOS EXTRANJEROS LAS FOTOGRAFIEMOS. SON MARIPOSAS POR SU BELLEZA Y EL COLORIDO DE SUS ROPAS. ALEGRES Y SIEMPRE SONRIENTES.

 CON SU HIJO PEQUEÑO FELIZ POR LA FOTO QUE LES HE SACADO EN EL TEMPLO.

CAMINO A SU CEREMONIA DE BODAS, EN EL HOTEL EN JAIPUR. BELLA MUJER. ENJOLLADA COMO DEBE PRESENTARSE ENTRE SUS PARIENTES.

PENETRAR EL OCASO






Es la última vez que yo platico
Nada logrará romper este embrujo nuestro
Entre los besos y tu cuerpo de turquesa
hay muchas horas en que no te encuentro,
estás tan ausente de mi vida y de mi alma
que todo lo que digo, se transforma en silencio.
Tantas palabras se marchitan, como flores secas
que un enorme puente, le creamos al te espero.
Yo te busco hasta el interior de todos los arcanos,
allí, donde escarbo tu garganta prevenida,
el temido esqueje de tu alma inquieta.
Hay un vibrato de violín que sube
desde el camino hasta la ventana de mi alcoba,
rumoreando en mi alma el calor de tu sangre.
Un pecado azul, compromete el dolor en la mirada.
Aun pienso que vamos a morir uno junto al otro,
Es tan nuestro este espacio que compartimos.
Es tan lejano el despertar del campanario.
¡Qué, atroz! Habrá una tumba para cubrir nuestras tristezas.
Cuando la hora despojada de amor nos atrape
deberás lamer con tus labios para libar los estambres
de la flor silvestre de hechizado olor a vino nuevo.
Así, lograremos ensalzar la vida que eternizamos
En el sendero pavimentado de sueños y ternezas
Tal vez así, el Señor nos reciba con misericordia.
Hay ahora en mi, una mujer madura, casi vieja,
que se me mueve adentro de este cuerpo trajinado,
que le asusta mucho una mirada apasionada.
O cree ver el espectro de la muerte que la acecha.







ESE FUEGO




ESE FUERO QUE ALIMENTA LA SONRISA
SE ELEVA DESDE EL FONDO DE SU ALMA
REGALANDO A LA VIDA TANTA CALMA
COMO A OTROS LE DEVUELVE EL TENER PRISA


NO HAY CALOR MAS FUERTE QUE ELECTRIZA
LA MIRADA DE UN AMANTE  QUE  NO ALCANZA
ATAR EN EL PECHO UNA ESPERANZA
Y LOS BRAZOS Y MANOS PLENAS DE CARICIAS


ES POR ESO QUE YO CREO QUE EL AMOR NOS ETERNIZA
Y NOS LLENA LA VIDA DE TEMPLANZA
PARA LOGRAR LLEGAR A LA VEJEZ AMIGA


CON EL RUMOR DE UN FUEGO DULCE Y ALABANZAS
PARA QUE LA NOCHE OSCURA NOS DESDIGA
QUE NO SE PUEDE VIVIR SIN DULZURAS EN EL ALMA


DE TANGO Y SUEÑOS




Ya no quedan acasos para compartir,
Te has quedado dormido.
Ya no hay espinas a destajo
Armando un arquetipo de color en tu mano.
No nos queda el aliento de canela o vainilla
Hay un tango que en el piano suena a despojo
Transformando la esquina del farol
En bravos compadritos al margen
Del río en tu orilla estricta y lejana.

lunes, 4 de febrero de 2019

MUJERES DEL PUEBLO SAHARAUI




Bellas, sensibles, luchadoras
Atareadas en su lucha desigual, por la arena que cubre sus hogares.
Con las manos escaldadas con el fuego de su fragua elemental.
Tras sus velos, sus tiendas y sus hogares
como flores del desierto caminando juntas van,
de la mano de sus hijos y El Corán orando silenciosas.
Las valientes mujeres del desierto nunca huyen del deber,
son como el sol que cada día cae a pleno en la tierra,
como el viento que murmura entre las dunas,
como palmas de acero, de vertientes que arrecian con la luna.
Son mujeres que defienden su palabra, su cultura y su hogar.
Las vi en las Medinas cual palomas asombradas,
compartiendo sus tejidos hechos al telar, presumiendo
la bondad de los colores, recelando por la bella calidad.
¡AY, mujeres, libertarias en sus sueños de igualdad!
No se alejen de la historia de su pueblo, el valor y la virtud
que trasciende en otras tierras, tan lejanas como ésta tierra mía.
Sus plegarias son murmullos que escuchamos desde el orbe estelar.


UN CAMBIO




NO LA ENTIENDO A LA NATALIA. NO LA ENTIENDO. CUANDO ENTRO A LA FACULTAD CAMBIO SUS IDEAS EN UN CIENTO OCHENTA GRADOS. ANTES ERA UNA CHICA CONVENCIONAL. AHORA  LA VEO CON DOS PEQUEÑOS:”PITIN Y LITO “¡NO LO PUEDO CREER!
DESDE ACÁ LA VEO ATRAVESAR TODOS LOS DÍAS LA PLAZA A LA MISMA HORA. SIEMPRE CON ESA CARA DE AMARGURA Y RESENTIMIENTO. CREO QUE TIENE MOTIVOS. SE ENAMORO DEL VÍCTOR EN LA FACULTAD, SE FUE TAN JOVEN A VIVIR CON EL, SE LLENO DE CHICOS CASI COMO MELLIZOS. ÉL ERA UN CRITICO DE LA SOCIEDAD. DECÍA QUE ERA HIPÓCRITA Y MALVADA.
MILITO DESDE JOVEN Y LO FICHARON EN LA CANA AL PRINCIPIO SOLO SE DEDICO A LAS IDEAS ASTA QUE UN DIA SE DEDICO ALAS ARMAS EN ACTIVIDAD CLANDESTINA. LO ECHARON DEL TRABAJO NO PUDO ENTRAR MAS A LA FACULTA. ELLA SOSTUVO LA CASA CON SU TRABAJO EN TRES LUGARES DISTINTOS. YO ALGUNAS VECES ME HICE CARGO DE LOS NIÑOS. APRENDÍ DE PAÑALES Y MAMADERAS.
PERO LLEGO UN DIA EN QUE ME VI FORZADA A DECIRLE QUE NO PODÍA MAS. ME HABÍAN AMENAZADO Y CON MI TRABAJOS MI EDAD, NO ME PODÍA ARRIESGAR ELLA LO COMPRENDIÓ. NO SUPE NUNCA MAS COMO SE LAS ARREGLO. NUNCA MAS ME HABLO A EL SE LO LLEVARON Y DESAPARECIÓ. ELLA SE SALVO POR UN PELO Y AHORA LA VEO TODOS LOS DÍAS ATRAVESAR LA PLAZA. ME DA LA ESPALDA. ME DUELE VER A LOS NIÑOS ARMADOS Y VIOLENTOS. ESPERO QUE NO TERMINEN COMO EL PADRE  POR QUE CON MI EDAD PRESIENTO QUE EN ESTA RUEDA DE LA HISTORIA DE NUESTRO PAÍS, TODO SE REPITE.
¿Y SI TODO VUELVE A SUCEDER?


PIEL DE ESCAMAS




Rueda por la piel caliente, escamas, trozos de tu boca
Un trozo
Atraviesa un océano de duendes
Sin manos
Atropellando el cielo.
Un sol que estornuda en la nuca de la luna
Un brazo se apoya entre los dientes
Frustrado
Mi piel se derrite con el aliento
Dormido de verano
Sobreviviente en las laderas de mis sueños quietos
Los ojos que desparraman flores de naranjo

Se caen, despertando a la mujer que espera
Con su vientre de tierra sin semillas
Cae, sosteniendo las alas de un arcángel de hielo
Cae , protegiendo las nubes de mariposas azules
Rueda por la piel de mi conciencia el dolor de ser mujer
En un mundo cualquiera.
Un hombre que cada día se despierta, abre la puerta
Sale triunfante a triturarte, mujer.
Por eso, rueda sobre mi piel escamada una lágrima
Lágrima libertaria que cae.

ANTROPÓLOGO




PISE TOLTANMENTE SEGURO SOBRE UNAS PIEDRA CLARA QUE SOBRE SALÍA DE LA TIERRA. YA NO SE PODÍA VER BIEN PUES EL SOL SE JIBIA OCULTADO TRAS LA MONTAÑA Y UN RUMOR DE RANAS CRECÍA CON EL CREPÚSCULO  ALCO CRUJIÓ VAGO MI PIE .LA PIEDRA QUE PISE, ¿SE HABÍA QUEBRADO ? CAYO RODANDO POR LA  CUESTA CON MIGO QUE GOLPEABA CACTUS, GARRÍAS Y MOLLES. CUANDO POR FIN PUDE ASIRME A UN MATORRAL, ME TOME DE UN PALO QUE SOBRE SALÍA. CREI QUE POR FIN LA RAÍZ DE UN PIQUILLÍN, ME INSIDIA SEGUIR HASTA  LA PROFUNDA HONDONADA. ME QUEDE TRASTORNADO POR EL DOLOR PUNZANTE DE LAS ESPINAS Y MAGULLA DURAS DE PIEDRAS AFILADAS QUE REMOVÍAN MI PIEL BAJO LA ROPA ROTA. QUEDE EN SILENCIO UN MOMENTO. HASTA LAS CHICHARRAS NOCTURNAS QUEDARON EN SILENCIO. ERA SU PROTESTA  ALGO ROZO MI ESPALDA. SOBRESALTADO ME VOLVÍ. NO HABÍA NADIE. NADA SE MOVÍA. VOLVÍ SOBRE MI CUERPO PARA SACARME ALGUNAS ESPINAS QUE COMO AGUIJONES ME DOLÍAN  A MI LADO ME MIRABA UNA SONRISA ANTIGUA DESDENTADA. ERA LA CALAVERA QUEBRADA QUE HABÍA CAÍDO JUNTO AMI CUANDO DI EL MAL PASO. TOME PARA MIRAR LA RAÍZ DE LA QUE ME AVIA SOSTENIDO Y ERA UN FRÁGIL FÉMUR SECO Y BLANCO QUE ME DABA UN SALUDO MUDO.
NUEVA MANTE SENTÍ QUE ALGO O ALGUIEN SE ACERCABA Y SUTIL MANTE ME ACARICIABA LA ESPALDA ME DI VUELTA. NO HABÍA NADIE ESTA TOTAL MENTE HISTÉRICO. SUDABA COPIOSA MENTE. EL PELO SE ME AVIA TRASFORMADO EN UN PUERCO ES PIN SUDOROSO. DE REPENTE UNA LUZ PONENTE ILUMINO LA PENUMBRA NOCTURNA. ALI, ATRÁS MIO UN HOMBRE DE ESTATURA DESCOMUNAL, CON UNA LARGA CABELLERA CANA E HIRSUTA, UNA BARBA PILOSA, ME ALUMBRABA CON SU LINTERNA.
SUS OJOS INYECTADOS EN SANGRE SE PERDÍAN EN UNOS COLGAJOS DE PIEL ARRUGADA EL ALCOHOL HACIA ESTRAGOS EN ESA PIEL AMORATADA. MAS QUE HABLAR GRUÑO CON SONIDOS GUTURALES UNOS INSULTOS. NO SE COMO, NI DE DONDE SAQUE FUERZAS Y SALÍ CORRIENDO CUENTA A BAJO. DETRÁS ME SEGUÍAN LOS GRITOS PROPASAS VAGABUNDO QUE ME TIRO POR LA CABEZA LA  CALAVERA Y LOS HUESOS. CAYERON EN UNA LLUVIA Y INTERRUMPIDA SOBRE MI CUARTO MAGULLADO.
CON MI JUVENTUD PENSÉ QUE NUNCA MAS IVA A VIVIR UNA AVENTURA ESCALANDO SIN AYUDA Y COMPAÑÍA. AHORA A LOS CUARENTA Y CUATRO AÑOS DE PROFESIÓN  ANTRO PROLOGO, ESTUDIO EN ESE VIEJO CEMENTERIO INDÍGENA Y SE QUE CUANDO MI LA NECESIDAD DE SABER SOMBREE ESTO QUE BRILLA EN MI MANO UN CRÁNEO INDÍGENA QUE BRILLA CON LUZ DEL SOL.

UN RECUERDO DE NIÑO




DESDE QUE ERA CHICO, MI ABUELA PROVOCÓ EN MI UNA ENORME CURIOSIDAD. ME PREGUNTABA COMO HACÍA PARA TENER TANTA ENERGÍA Y SER LA FIGURA CENTRAL DE TODA LA FAMILIA. ÉRAMOS VARIOS NIETOS, PERO YO HEREDÉ TANTA ENERGÍA COMO ELLA. EL GUSTO POR LA COCINA. TAMBIÉN HEREDÉ DE SUS GENES ESTO TAN TERRIBLE QUE ACOMPAÑARA HASTA EL FINAL.
RECUERDO CUANDO LLEGAMOS A VIVIR DESDE LORRAINE;  PAPÁ  HABÍA COMPLETADO SU MAESTRÍA Y EL DOCTORADO. MAMÁ ESTABA AUN DESORIENTADA YA QUE DEBÍA HACER MENTALMENTE EL CAMBIO DEL DINERO DE ESTE OTRO PAÍS. YO  HABÍA PARTIDO CUANDO TENÍA APENAS TRES AÑOS. YA PARA ENTONCES SE VEÍAN LAS PRIMERAS MANIFESTACIONES DE MI HERENCIA.
PAPÁ COMPRÓ UNA CASA ENORME. ALLÁ VIVÍAMOS EN UN PEQUEÑO DEPARTAMENTO DONDE PRÁCTICAMENTE DORMÍAMOS. YO IBA DESDE LAS SIETE DE LA MAÑANA A LAS VEINTE HORAS A LAS GUARDERÍA. CUANDO CRECÍ FUI A UN INSTITUTO DONDE APRENDÍ IDIOMAS, ALGEBRA Y POR LA TARDE ME DEDICABAN VARIAS HORAS AL CUIDADO DE MI ENFERMEDAD.
LOS DÍAS FERIADOS Y LOS FINES DE SEMANA QUE PAPÁ Y MAMÁ NO TENÍAN CONFERENCIAS O CONGRESOS, VIAJÁBAMOS PARA CONOCER OTROS PAÍSES DEL VIEJO MUNDO. MUCHAS VECES VIAJÓ LA ABUELA PARA ESTAS CONMIGO. ASÍ APRENDÍ A HACER CODORNICES EN SALSA NEGRA, CALAMARES RELLENOS, POLLO RELLENO Y UN SIN FIN DE EXQUISITECES. AMO, COMO ELLA, COCINAR.
A TRAVÉS DE SUS RELATOS, AMENOS POR DEMÁS, APRENDÍ A QUERER A FELISA, SU HERMANA QUE ERA COMO YO, A MIS TÍOS: JUAN JOSÉ Y A SU ESPOSA EMILIA; A NERINA Y SU ETERNO NOVIO: EL CORONEL; A UNA TÍA QUE NUNCA VI, QUE SE LLAMABA CHICHÍ  Y A ALBERTO. TAMBIÉN ME ENSEÑÓ A CARTEARME CON MIS PRIMOS QUE SON VARIOS, PERO QUE SON TAN PEREZOSOS  QUE DE TRES CARTAS MÍAS ESCRIBÍAN UNA Y CORTA.
LA ABUELA ERA EL FARO CUYA LUZ NOS ILUMINABA A TODOS.  AHORA YA VIVIENDO ACÁ EN ESTE PAÍS, LA NECESITO MÁS QUE ANTES. IMAGINO QUE NO HABLO MUY BIEN EL IDIOMA Y QUE MIS PRIMOS ME TIENEN CELOS. ELLOS DICEN QUE YO ACAPARO A MI ABUELA. NO SABEN QUE ME LLEVA AL TEATRO, A LA BIBLIOTECA BRAILE Y A LA ESCUELA PARA CIEGOS. ELLA SUELE SUSPIRAR Y DICE: ¡ES MI CULPA! Y YO ME RÍO, YO SE QUE NO, QUE SON HERENCIAS ANTIGUAS; ACÁ EN EUROPA ME LLEVARÁN A TANTOS MÉDICOS QUE SEGURO TODOS VAN A COINCIDIR EN QUE NO VERÉ MÁS DE LO QUE AHORA VEO
ESTOY SEGURO QUE EN RELACIÓN, YO VEO MÁS QUE LO QUE VEN EN SU CONCIENCIA LA MAYORÍA DE LOS QUE TIENEN MUY BUENA VISTA.
YO, COMO LE DIJO A LA ABUELA, VEO CON ESE PEQUEÑO AGUJERITO QUE TIENEN MIS OJOS. ADEMÁS VEO CON LAS MANOS, EL OLFATO, EL OÍDO, Y EL CORAZÓN
¡IMAGINAN LO QUE DISFRUTO EN LA COCINA! CON LAS VERDURAS MULTICOLORES, LOS AROMAS Y ESE LOCO MUNDO QUE ME SALE DE LAS MANOS,
AHORA ADEMÁS, LES AYUDO A MIS HERMANOS CON LAS TAREAS Y COMO CONOCÍ TANTOS MUSEOS, FUI A TANTOS MONUMENTOS, DICE LA ABUELA QUE SOY UN ENANO ERUDITO. PAREZCO UNA ENCICLOPEDIA AMBULANTE. VEREMOS ESTE VERANO A DONDE IREMOS DE VACACIONES. ESCUCHÉ A LA ABUELA QUE EST ÁTRAMANDO CON LOS NIETOS MÁS GRANDES, IR A LA COSTA EN EL SUR. ¿PODREMOS VER LAS BALLENAS? ¿QUÉ INCÓGNITA TENGO?