martes, 12 de febrero de 2019

PENETRAR EL OCASO






Es la última vez que yo platico
Nada logrará romper este embrujo nuestro
Entre los besos y tu cuerpo de turquesa
hay muchas horas en que no te encuentro,
estás tan ausente de mi vida y de mi alma
que todo lo que digo, se transforma en silencio.
Tantas palabras se marchitan, como flores secas
que un enorme puente, le creamos al te espero.
Yo te busco hasta el interior de todos los arcanos,
allí, donde escarbo tu garganta prevenida,
el temido esqueje de tu alma inquieta.
Hay un vibrato de violín que sube
desde el camino hasta la ventana de mi alcoba,
rumoreando en mi alma el calor de tu sangre.
Un pecado azul, compromete el dolor en la mirada.
Aun pienso que vamos a morir uno junto al otro,
Es tan nuestro este espacio que compartimos.
Es tan lejano el despertar del campanario.
¡Qué, atroz! Habrá una tumba para cubrir nuestras tristezas.
Cuando la hora despojada de amor nos atrape
deberás lamer con tus labios para libar los estambres
de la flor silvestre de hechizado olor a vino nuevo.
Así, lograremos ensalzar la vida que eternizamos
En el sendero pavimentado de sueños y ternezas
Tal vez así, el Señor nos reciba con misericordia.
Hay ahora en mi, una mujer madura, casi vieja,
que se me mueve adentro de este cuerpo trajinado,
que le asusta mucho una mirada apasionada.
O cree ver el espectro de la muerte que la acecha.







No hay comentarios.:

Publicar un comentario