La querida Liliana
duerme con serenidad en una noche de primavera. Su casa de amplios jardines
donde crecen álamos, paraísos, pinos, palmeras, árboles frutales, tiene un sin
fin de plantas con flores. Le deleitan los helechos que tiene múltiple variedad. Sus mascotas son
una tortuga, un gato y varias ranas.
¡Duerme y
sueña Liliana que nosotros cuidaremos tu sueño, tu jardín y tu casa! A su
alrededor, haciendo rondas hay mariposas, bichos de luz y libélulas. El duende
de la noche, vela junto con las hadas y la luna, cuyos pícaros rayos la
iluminan.
Por la
ventana, la figura de Liliana se ve que duerme y sueña. Ella cree que una
extraña cae sobre el césped con un vestido de gasa, pálido color azulado y alas
plateadas. La ve caminando y acercándose a ella, suavemente la toca. Ella sin moverse abre los
ojos y no ve sino la imagen de su madre que la acaricia y le dice que tiene que
partir. ¡Es imposible, piensa! ¿Mamá irse lejos? Su corazón comienza una loca
carrera y gotas de sudor surcan su frente. El cabello se pega a la piel. Llora.
¡Qué sueño extraño!
Cuando
llega al lecho de su madre, ésta, la abraza y le dice: - Hija querida me duele
mucho el pecho, creo que tienes que llamar un médico.-
Liliana,
toma el celular y oprime el número de urgencia. Unos minutos después, llega una
ambulancia. La joven médica comienza a practicar con un aparato para despertar
el corazón herido de su madre. Ya restablecida, luego de un breve tiempo, la
galena, le indica que deben internarla. ¡Ha tenido una falla en el endocardio!
Liliana no
quiere desprenderse de la mano tibia de su madre. Pero los médicos las separan.
Una semana
después, en una hamaca de mimbre, la mamá y Liliana gozan del bello florecer
del jardín, donde los pájaros inauguran una vida nueva.
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