miércoles, 30 de mayo de 2018

EL PESCADOR




Una cárcel de espinas incrustadas en la memoria de un muchacho que tiene que pescar.
La tarde calurosa amenazada una noche plagada de estrella. Él, se sentó sobre la madera húmeda y caliente. Sacó una pipa y prendió un perfumado sabor de chocolate. Su tabaco amigo de la soledad. Miró tras sus pupilas nubladas  por la luna y suspiró cansado. Terminaba un día y el mar calmo no llenó el vientre hambreado de  su barca. Poca pesca. No había viento y el poco que rondaba su bote, no permitía que se alejaran de la costa donde seguro se apretujaban los peces.
Un olor penetrante de sal y pescado hería a los hombres silenciosos en sus bancas. El sol se escondía con esfuerzo tras la pequeña colina en occidente, dejando el cielo con un color de sangre seca. De muerte antigua. Un pescador comenzó a canturrear un triste sonido. Otro tomó un sonido de belleza inexplicable en esa rústica vida de sudor y fuerza.
El muchacho se acomodó. Cerró los ojos y dejo vagar la mente en los recuerdos. Laberintos de historias avidas que  regresaban como pájaros.
Recordó a su abuelo que le enseñó los juegos de la infancia, recordó la brava tormenta que se tragó con furia el barco de su padre.
Cerró los ojos y aspiró profundamente la sabrosa pipa. ¡Una mujer! Pensó en la muchacha de sus sueños. Era altiva la tonta, lo miraba de lejos como para que no se atreviera a buscarla. Pero siempre pasaba cerca del muelle con la pollera de color mostaza y flores rojas. Revoloteaba el cabello sobre su espalda como alas de gaviotas en danza de apareo.
Una nube comenzó a avanzar sobre el mar y se puso oscuro y sombrío. Sopló un viento enérgico que atormento el madero, tuvo que bajar las velas y remar brioso. El agua le mojaba el rostro. A lo lejos la vio con una lámpara encendida. Era ella que lo guiaba a la costa. Las olas lo tapaban. Siguió peleando. Ella lo estaba esperando, no podía fallarle.


MENDOZA, ARGENTINA; PATAGONIA EL GLACIAR PERITO MORENO



MI LUGAR EN EL MUNDO. MENDOZA, LA ENTRADA A UN PARQUE QUE SE HIZO REGANDO ÁRBOL POR ÁRBOL. MENDOZA ERA UN DESIERTO JUNTO A LA CORDILLERA, HOY ES UN OÁSIS. 

EL GLACIAR PERITO MORENO EN LA PATAGONIA ESTÁ VIVO Y TODOS LOS AÑOS SE VA CORRIENDO PARA DEJAR CAER HIELO SOBRE EL LAGO Y EL RÍO. UNA MARAVILLA QUE NOS REGALA DIOS.

TAL VEZ YA LO COMPARTÍ


TÉCNICA PARA ENCONTRAR UN AMOR         

   Busca en tu corazón la necesidad de tener una pequeña libertad. Luego atrapa una quimera y trata de retenerla. Tendrás  primero que caminar descalza por la hierba húmeda por la mañana. Será importante que aunque no hayas dejado de amar busques la luna reflejada en la laguna de sus ojos. Mira el horizonte y escóndete entre tus alas que plegarás un tiempo
   Luego administra los suspiros. Ellos te servirán más tarde. Entonces danza un tiempo limitado abrazando el rocío con tus pestañas entreabiertas. Tu corazón ya vibró un instante, la libertad que asomó entre las ramas generosas del jardín en flor te ofrendarán tibieza. Allí quédate suspendida. Tu pie debe ser ligero. Salta. Aprieta en tus manos suaves el cándido rostro espejado de la vida joven.
Después, verás que detrás del bosque está mirándote un unicornio que escapó del Arca. Aprovecha su lomo y huye al borde del acantilado y lo verás. Es bello. Danzarás sin poder detener el tiempo. Es el amor que se disfraza de duende para que no lo toquen las bellas sirenas del mar. Persigue su paso para desentrañar el otro lado de la luna. Ahí, vive una enorme matriarca. Respira su perfume y se irá la niebla.
Finalmente, busca el arco y la flecha. En la orilla del camino encontrarás una flor. Un ave de plumas azules y plateadas. Allí se esconde su figura. La juvenil belleza del amor que se detiene si lo acarician y no volará si le muestras tu pecho de piel suave. Tu inocencia de niña. Tu capricho de doncella. Tú, mujer dorada. Tú, primigenia madre de la tierra.
Has llegado. No busques más. Allí está él. Corre y bésalo en la frente, en los labios, en cada rincón donde escribe tu nombre con tinta de color violeta. Ya llegaste al final. Llegaste.


POESÍA EN DOS TRAZOS


MUJER SOLITARIA 1

Ya no está la mano extendida hacia el vacío
Ya no está el rostro surcado por lágrimas azules
Ya no está el corazón crispado con espinas
Ya no está el milagro de tus ojos de obsidiana ausente
Ya no está, tampoco, la mustia flor con rocío, sobre tu vientre de espuma

Eres la mujer solitaria de la esquina que esperas la salida del sol al occidente

MUJER SOLITARIA 2

Parada, cerca del hogar que desgrana chispas de fuego, Jimena espera. Es una mujer solitaria, cuya vida está crispada por mitos y ritos familiares.
Nunca se acercó al amor, a una pasión que le permitiera derretir el cieno de su piel, para transformarla en una flor carmesí, púrpura y latiente. Enamorada. Abierta cual boca de luz y sombra en una alcoba.
Sus padres ancianos, que transcurrieron su vida entre besos y abrazos rumorosos, fueron un dique infranqueable, estricto en su infinita necesidad de amor. ¡Todo es pecado!
Su adolescencia conmovida por miedos y terrores imaginarios que dibujaban los labios expertos de su padre, la enmudecieron. Fue creciendo. Fue marchitándose y cuando ellos, se alejaron por el camino de las sombras, quedó como un ave sin nido; quedó parada frente al fuego, soñó con un amor que le abriera los ojos con besos, las manos con caricias, los senos y los pies con ternura.
En el silencio, se fue quedando dormido el fuego del hogar y su corazón dejó de palpitar la lírica estrella vital de los sueños.
Durmió, durmió abrazada a si misma, hasta perderse en sombras del camino en tiniebla.


POTRANCA EN ANCAS


Grande fue el desencanto que vivimos en el escritorio de Don Lisandro Regules, cuando leyeron el testamento. La tía Felicitas dejó afuera a todos los Oviedo. Ellos esperaban resolver miles de problemas con el campo de Quemú- Quemú...." Yo, Felicia Riquelme de Oviedo en mis momentos finales dejo a nuestra ahijada y sobrina Cecilia Urbarrieta Oviedo, la estancia grande de La Pampa. A mi servidora y amiga de toda la vida la casa de Córdoba y mi departamento. A todos mis parientes Regules el "petit Hotel" de Palermo Chico, con la colección de muebles antiguos comprados en Francia. Dejo la colección de cuadros de los impresionistas al museo Nacional, para que creen una sala con el nombre de mi difunto esposo. El chalet de Mar del Plata se sedo a mi chofer, compañero irremplazable en mis años de soledad y a su familia el Mercedes y la chata Toyota. todo mi dinero en bonos y en monedas de oro, a mi ahijada Cecilia, para que no despida a ninguno de los peones del campo....."
            El grito de furia de Ernestina y de la tía Ludovica se escuchó desde la calle Alvear. Yo, no sé si debo llorar o reirme. El problema que me deja la madrina es colosal.
            Mi departamento en Palermo tiene 64 metros, es interno y oscuro como mi futuro. Pido una licencia sin goce de sueldo por un año y acomodo todo para irme a Quemú. Mi vecina Adriana tendrá que pagarme las espensas y corté teléfono, gas, luz y parte de mi vida. Hace cinco años logré mi título de licenciada en comercio exterior. Todo pasó después que mi ex...me dejara por `Rufinita Echagüe Irusta´, la diosa del club campestre. ¡ Cuando él, sepa que soy rica...seguro que encontrará la forma de llegar hasta mí ! Yo nada. No lo conozco. Armo mi valija. En realidad me llevo la vida. Mis libros, mi compactera y mis C.D., mi colección de películas europeas y ropa apropiada para la vida en la estancia. ¡ Son cuarenta mil hectáreas llenas de animales... y problemas !
            Adiós mi Buenos Aires querido...cuando yo te vuelva a ver... realmente el taxi que me lleva a Aeroparque parece un `camión´centro-americano. Me falta el gato que le dejé a mi vecina Lola y el canario,a ese le abrí la puerta de la jaula. Fue casi como un símbolo.
            El avión se está demorando por mal tiempo. me alegro en cierto modo de salir de esta ciudad. ¡ Qué clima? Me dice el muchacho de la empresa de vuelo. ¡Sí, es un asco! Contesto casi con mal humor. Tendré que cambiar de carácter. La gente de campo es más suave, más educada y más tranquila.
            A la llegada a Santa Rosa me espera la chata del encargado del campo. El cartel casi invisible por el barro me repite: " La Baguala " Haras y Criadero de Corridale. Me esperan preocupados. En la galería de la casona caras afligidas y serias. Los reuno...- ¡ Soy la nueva dueña, nadie se va de acá y menos los más antiguos! - un murmullo de aprobación me envuelve. Los hombres se tocan apenas con esas manos callosas y llenas de historia que dejan los alambrados y la tierra arisca. Yo soy la continuadora de la familia. Los necesito, de ésto... no sé nada. Sin ustedes no lograré sacar a flote el campo. Juntos haremos algo. Salen contentos. Algunos hasta silban alguna melodía sureña. ¡Ah, mañana hay fiesta...Fidela y Nicanor harán las cosas que demande !
            Mando matar un novillo y un lechón. Asado para todos. Vino. Guitarra y acordiona. Al amanecer hay un movimiento enorme. Cada hombre, cada mujer cumple un papel inigualable, conducido por los apoderados. Fidela y Nicanor serán mi columna vertebral. Van llegando las `Victorias´, las chatas, los automóviles con familias enteras. Brotan los niños. Algunos llegan de a caballo. Ropa de fiesta...facón y botas lustradas. El cielo nos acompaña con un extraño azul plácido y caliente.
            Me visto como ellos: bombacha blanca de lino, botas de cuero crudo engrasado, faja con los colores de la bandera, chaleco de terciopelo bordado con flor de cardo...cinturón- rastra con patacones de plata. Me miran sorprendidos. ¡Soy una Oviedo ! No me falta el facón del tío atravesado en la espalda.
            Cena, palabrerío, dulce caseros..., llegan los "musiqueros". allí parado un hombre. Cabellera canosa, pero no es viejo. Ojos de color tierra que miran como águila. Manos fuertes y ágiles con las cuerdas. Perfume a tabaco negro y sudor agrio. Olor de hombres y bestias. Olor a pasto y amores descontrolados por la naturaleza agreste del campo. Comienza a desgranar una milonga sureña...-¡ Para la dueña...!- dice y me clava con sus miradas agujas invisibles. Trata de enroscarme una red de palabras y piropos. Me desea en su cama.- "La mujer que me mira se va trepando por la cuerda celeste de mi guitarra, me la llevo en las ancas de mi caballo..."- Ya no lo escucho. Pero es imposible.- " Nunca saco el pan crudo cuando el horno está caliente y caldeado..., mi pan es crujiente como mi alma"- Me distraigo a propósito con Nicanor y Fidela. Atrás mío, el vozarrón apremiante me envuelve en su fuerza y su dulzura. La buena de Fidela me murmura..." el Tobías Castro es el esposo de esa muchacha que está allí con un bebé en brazos..." Yo no me sorprendo. Me despido de la gente y caminando con mi paso de "patrona" me alejo hasta el interior de mi cuarto. Allí vuelvo a llorar mi soledad de entonces y mi soledad de ahora.

TAWFIQ el pequeño guardián.



            He nacido varón, sí, hombre. ¡Gracias a Alá el Todopoderoso, el Magnífico y el Salvador! Siento cierta dificultad para sostener esta maravilla que me dio el primo Shiahiuf. Con dificultad busco apoyo en el viejo olivo; sin hojas, ni frutos, ni sombra. Pienso con verguenza en quienes quedaron en la aldea, en especial en la mujer que me dio la vida y que el anciano "imán" dice que no puedo nombrar para no ofender el nombre del Profeta. La noche se acerca y siento mucho frío. Me arropo con las gastadas prendas que me dio mi hermana Merien y las rotas sandalias de quien fue mi padre. Él, fue encontrado cerca del pueblo fantasma de Had Chekala después de la gran matanza en el tiempo del Sagrado Ramadán. Aún me parece percibir el olor de los cadáveres a la distancia. Acá todo parece estar tranquilo. Creo que esta noche podré dormir unos pocos minutos. Hoy el sol me pareció más rojo y quemaba, pero en realidad lo que me quemaba, eran estas granadas rusas que me han colgado en todo el cuerpo debajo de la raída abba mugrienta. Tengo hambre y frío. Tengo sueño, pero todo sea por Él, el Misericordioso, el que me hizo "hombre". Si pudiera, fumaría uno de esos cigarrillos turcos que trae a la aldea, desde Ramka, el jefe  Muqaddam Azzadine, pero hace una semana que están cortadas todas las comunicaciones con  Tabainet y nadie pudo ir hasta allí a buscar noticias. Tengo miedo. Tengo hambre. A pesar que soy un hombre, ya no tengo fuerzas para sostener el fusil que me ha hecho una fuerte herida en el hombro. Me sangra mucho. Duele.

                        Miro, en la oscuridad, hacia el hoyo donde se esconde el primo Sharuf. Veo su cabeza quieta reposando sobre sus brazos que han quedado muy delgados después del ayuno de Ramadán. Nada se mueve en la oscura noche. El silencio me ha hecho perder el sentido del tiempo. No se si falta mucho para el amanecer. Me sorprende el silencio, ya no aullan los desdentados perros del almuédano.
 ¡Hoy no llamó a la oración desde los escombros del alminar! El sueño me está venciendo. Me pesa cada vez más el fusil. Miro mi cuerpo y veo un río tibio que avanza entre las brillantes granadas que tengo atadas. La sangre fluye desde mi garganta seccionada por un filoso cuchillo. Me han separado, prácticamente, la cabeza del cuello. Pienso en mi madre y en "Alá" el Todopoderoso, el Omnisciente... que me está esperando en el Paraíso. ¡ Lamento... que no voy a poder peregrinar a La Meca para cumplir con mi destino! Dentro de diez días tendré once años y sé que "Alá" el Misericordioso, el Todopoderoso, tendrá para mí un lugar en su Ciudad Celestial. Me estoy alejando en la neblina del amanecer. Ya no veo luz ni sombras, sólo sangre. ¡Bendito sea... Alá...el Miseric...!    

Argel. Un grupo de la Media Luna Verde encontró degollado a todos los habitantes de un "pequeño pueblo" cerca de Medera la provincia del oeste de Argelia. Fueron asesinados por un grupo integrista guerrillero musulmán. Los guardianes del pueblo apenas tenían entre diez y catorce años; fueron decapitados y sus víceras expuestas como alimento de los buitres y perros salvajes. Diario Ámbito Financiero.    
           
                        " Mi Homenaje a Los Niños usados en las guerra" - Mendoza:  21 - 4 - 98.

NUDISTAS...



                       
                        "El hombre había amenazado a Martha de la misma forma que a Eugenia. " Ahora no podía reirse...pensó él, los días pasaban sin noticias y el viejo murallón junto a la playa seguía lleno de gente extraña, sofisticada para todos ellos. Miró sorprendido esas señoras, jóvenes algunas, viejas otras...todas con sus cuerpos desnudos haciendo una inapropiada demostración de impudicia. Con sus carnes pulposas y rosadas, sus senos prominentes, sus pubis dorados. Sin vergüeza alguna mostraban sus cuerpos expuestos como el rostro y sus lánguidas cabelleras rubias al viento. ¡ Arlión, una playa tan buscada por sus aguas cálidas y limpias, nido ahora de nudistas ! Corrió de oficina en oficina. Golpeó puertas y escritorios, buscando apoyo para expulsar a las mujeres desnudas. Nadie lo oía. El intendente policial mandó una pequeña patrulla, que se detuvo a contemplar embobados a las mujeres. El sol les daba un color dorado increíble. Cada una era una figura impresionista de la belleza femenina. Regresaron: ¡ Sin novedades ! Y mil sonrisas de satisfacción por la orden de ir a dar una mirada. El hombre ya desesperaba. Entonces volvió con sus amenazas...¡ Lo haré, verán lo que haré !
                        Regresó una y otra vez a gritar como un poseído a las plácidas mujeres que no entendían lo que ese pobre infeliz decía. Ellas habían llegado de un país extranjero. Tenían una lengua diferente. ¿ Qué querría ese caballero desquiciado que les gritaba todos los días algo nuevo?
                        Pasaron varios días...luego de todo, después de nada...se quitó la ropa y se hundió en el mar.

GALERÍA SANTA FE BUENOS AIRES

ESTOS MAGNÍFICOS MURALES EN EL TECHO DE LA GALERÍA PUEDEN DESAPARECER POR ESTAR VENDIDOS A UN GRUPO DESCONOCIDO. SON PINTURAS DEL MAESTRO SOLDI.

LAMENTABLEMENTE SI LA MUNICIPALIDAD DE LA CABA NO LOS DECLARA DE INTERÉS CULTURAL PUEDEN SER DESPINTADOS O TAPADOS.

EN EL TEATRO COLÓN EL MAESTRO SOLDI, PINTÓ UNOS FRESCOS REPRESENTANDO TODAS LAS ARTES. ¡SON BELLÍSIMOS1
LAMENTABLEMENTE MI CÁMARA NO TENÍA UNA LENTE PARA MOSTRAR MEJOR LAS PINTURAS. ROGUEMOS QUE NO SE PIERDA.

HOY QUIERO DARTE



Hoy quiero darte...

Pequeña ciudad adormecida,
una nueva letanía de  geranios y malvones.
A cada paso...
voy descubriendo los rebordes de tus calles,
que se abren , como fraguas,candentes y pulidas.
¡Para mis ojos, que buscan,
eres la misma estirpe natal de la hermosura!

Soy altanera; cuando cruzo mis palabras,
en alabanzas de tus cielos azules y calientes de Enero.
¡Ah tus árboles viejos y sombreantes alamedas!

Deseo pasear de tu mano pétrea y nostálgica.
¡Mendoza añosa, yo me rindo, cuando me pierdo ,
en mis sueños!  Mendoza madre.
¡Quién conoce tu vientre, descubre, que generas estrellas!
...¡Más que hijos, tus terrones blancuzcos,
poseen primaveras...!
¡Qué avidez de flores, tienen tus entrañas, ariscas!
¡Como impávida amazona , te cabalgo y te beso,
dando vueltas y vueltas, con mis alas de ensueños!
Yo recorro tus valles de manzanas y peras,
pasto seco y jarillas, alucema  y membrillos;
que duplican la espera, de éstas  mis ansias regias.

Los pájaros, los agoreros, aletean feroces
mientras pierdo mis pies , en largas caminatas.
Solitaria ciudad, que duermes largas siestas,
en cansados  domingos, en feriados  y fiestas.
¿Yo qué espero de tí? ¡Ni conoces mi nombre!
¡Soy la parte más inédita, de tu arte y tus nostalgias!

Soy como tus pequeñas  mañanas invernales,
que se estiran gozosas entre brazos adormilados,
para quitarle al sol, sus sobrios oros viejos,
el calor de la vida ,los Zondas y temblores.
Yo quiero acaparar , tu sorpresa y tus noches..
¡Quiero ser tu nostalgia y cantarte en mis voces!

HAY MUCHO HAMBRE TODAVÍA


El viejo vapor arrastra una multitud de inmigrantes en su apestoso vientre. Los campesinos pobres y atemorizados se aprietan entre ellos. Los lazos son según el pueblito que han dejado allá lejos en su terruño, España. Frente a ellos un río enorme, de colores tumultuosos en ocres, marrones y verde negrísimos como lastre del infierno selvático.Un río que recorre kilómetros con bravíos remolinos y arrastra toda clase de troncos y vegetación con pequeñas alimañas propias de un clima semitropical. Nadie tiene fuerza para hablar. Sólo abren los ojos como volcanes en erupción para apretar imágenes y robar paisajes de esa tierra que parece una enorme matriz extenuada. Es sublime ver las manos asidas con fuerza entre gente que sólo tiene en común el miedo. Los ruidos ensordecen y nadie osa moverse. Los niños pequeños lloran y sus madres agotadas, sudorosas y febriles los aprietan a sus mamas para que el calor los acoja. Con grandes maniobras ese gigante mugriento se acerca entre el barro podrido a una orilla de piedras. Una planchada de madera del país, fuerte y sólida, recogidas las gruesas sogas de ágave y algodón retorcido con cera de abejas y crines de caballos con brea; aprisiona una tumultuosa carga humana. Han atracado en un puerto que los separa millones de constelaciones marinas de su Patria. Allí frente a esos rostros vulnerables y trágicos está apenas murmurada la palabra "Esperanza", esa compensación largamente esperada en sus vidas.
            Así llega Joaquín con la Carmela y tres críos. Tan asustados como los otros. Llenos de ira y dolor. Con esperanza y estupor, escuchan el ruido y la batahola que hacen los recién llegados.
            ¡Después el Hotel de Inmigrantes !. Largas colas para ser aceptado por este país gigante. Papeles y documentos, gritos y soledad ruidosa. Después lo ignorado. Una ciudad que abre las fauces como para tragarse  al puñado de campesinos alentando más que sueños.
            ¡Gracias a Dios el idioma es casi el mismo!. Modos diferentes de nombrar cosas iguales. Palabras que vagabundean entre gente de países dispares. El mismo hambre y la misma falta de recorrer escuelas y bibliotecas. Sí, un bulto de herramientas de labranza y un tesoro precioso: semillas, barbechos de vid y hasta han logrado traerse el vástago de un árbol frutal y de un olivo de su tierra. Después la búsqueda del lugar definitivo donde labrar la tierra virgen. Un lugar en donde dar forma como pájaros sedientos a su nido.¡Tal vez de piedra, tal vez de barro y muy difícilmente de barro cocido con tejas musleras, como en su pueblito!.
            El trabajo y el hogar junto a su mujer que pronto tiene una chacra, gallinero y cerdos.
                        Después vienen los tiempos buenos. Joaquín con sus brazos ha conquistado "América", compra más tierra y contrata paisanos. Galleguitos recién llegados lo ayudan a levantar cosechas. Los hijos crecen y llega el momento de mandarlos a estudiar a la gran ciudad. Pepín ya es médico, Manolo ingeniero , Isidro abogado y Encarna y Maripí maestras. Ellos siguen "Trabajando la tierra" que ya no produce tanto.¿ Malos gobiernos?. ¿Crisis económica mundial?.
                        Y así comienza la otra historia... Manolo ha logrado ser un destacado orador y se ha dedicado de lleno a la política. Su ideario revolucionario encendido de palabras ígneas que quebrantan las viejas estructuras lo han puesto frente a frente con su hermano Isidro que en un partido totalmente opositor encarna a su más acérrimo enemigo. Las otrora alegres reuniones familiares se han desfigurado como mascarones horrorosos que desdibujan la atmósfera plácida de un hogar de gente buena y simple. Un clima de asfixia y podredumbre va creciendo como una baba pegajosa y maloliente entre los hermanos. El encendido estupor de agresividad manifiesta se entreteje en el viejo comedor. Un odio creciente expresado en gritos y blasfemias, en panfletos que derraman aversión y resentimiento contra ciertos hombres e instituciones. Llegan en forma inesperada a esa casa armas de calibres impensados, de feroz destructividad y fiereza.


            Un día traen a un militante herido en un atentado. Joaquín reprueba pero acepta. Carmela llora y cura al herido en silencio. Ninguno se atreve a contrariar al hijo poseído por un encono exterminador y perverso. ¿Dónde está la falla?, se pregunta Joaquín en su mutismo.
LLegan cada día noticias de destrucción y muerte con atentados mortíferos. Llegan noticias de revanchas por parte de otras facciones contrarias. Corre mucha sangre. Heridos y mutilados pasan por la finca de Carmela y Joaquín que no soportan esa participación impuesta por el miedo pero que callan por amor y angustia, la culpa incomprendida por esos seres sencillos los enajena.
            Isidro gana unas elecciones dudosas con un partido dudoso. Una bomba estalla en su  casa y es reivindicada por las células comandadas por Manolo. Los hermanos son enemigos. Se enfrentan en la lucha y sigue creciendo una nube negruzca como humo de cadáveres calcinados por la fiereza de la aversión . Uno cree tener en sus manos la salvación de su pueblo a través de la revolución y un cambio temerario. El otro cree que todo debe volver a las antiguas formas establecidas. El país otrora pacífico y bueno, es una caldera hirviente de corrupción y de infamias. Aprieta el hambre en la gente del pueblo y en su lucha política nadie los ayuda. Ni los pacíficos ni los revolucionarios. Los que pueden escapan de sus casas. Los que no pueden viven con el terror enroscado como boas en sus entrañas.¡Hay tanto para amar y hacer!. Nadie se preocupa por los pobrecitos campesinos. Las ciudades que fueron creativas y que crecieron con buen ritmo se destrozan entre las arduas contiendas políticas. Aparecen los eternos salvadores. Extranjeros que tratan de aprovechar el desenfreno existente. Más corrupción y más muertes. Armas. Bombas. Panfletos. Odio. El hogar de Joaquín y Carmela está desvastado por tanto desatino.
            Un atentado destruye la casa de las hermanas. Maripí pierde a su joven hija que queda destrozada y a su marido, que nunca ha militado en ningún partido. Queda llena de rencor y estupor creciente. Quiere vengarse.
           

            La vivienda de Encarna y sus hijas está fatal. Ha quedado sin techo,  sin vidrios, sin puertas y desgarrada por todos los flancos.¡Ella que quedó viuda hace tan poco!. Si su Pepe muerto de un cáncer  doloroso y largo, viviera, moriría de pena. Le crece una ira que se agiganta como una creciente de aguas bravas y oscuras. Como tormenta de verano que acumula vientos y centellas, que arrastra ruidos infernales. Quiere asumirse en represalia contra aquellos que arruinaron su nido.
            Nadie quiere hacerse cargo de tanto escarnio. Hay más muertes cada día. Desaparecen familias enteras. Son noticia. Los nombres de Manolo y de Isidro son susurrados con miedo. ¡Culpables!.
            Las mujeres vuelven al hogar paterno. El miedo desdibuja las sonrisas. Nadie dice lo que piensa. ¡Los hijos de esa pobre gente han traído la infamia a su familia!. Nadie acepta ya trabajar con ellos en la chacra. Pierden amigos y compadres. Se mudan los antiguos vecinos.
            En un enfrentamiento con fuerzas regulares matan a la esposa de Manolo. La muerte muy dudosa pone de manifiesto que todo ese horror trae consigo vergonzantes maniobras. Los hijos de Manolo huyen a la casa de sus abuelos pero son detenidos y pasan varios días desaparecidos hasta que Joaquín obliga a Isidro que los recupere. Llegan desaforados y maltrechos. Tienen mucho odio y quieren vengarse.
            Joaquín intenta hablar con sus hijos y prudentemente recuerda el ¿por qué ? llegaron a la América. Nadie los escucha. Tampoco los nietos.            
            ¿ No saben acaso que salimos del pueblo porque estábamos hartos de injusticias y del hambre que hombres como ustedes imponían a su gente? ...¡ Y las guerras , sí que había guerras allí, como éstas, donde los jóvenes morían sin conocer por qué! . Ustedes me hacen perder la Esperanza por la que vine a esta tierra bendita. Yo y la Carmela conocemos la pobreza y la humillación del hambre...
           
            Nadie los escucha hay demasiado resentimiento.
            Por razones políticas se  debe exiliar  en España, Manolo con algunos compañeros de ideario. Su precipitada escapada en un avión con papeles falsos y una guardia nacional buscándolo frenéticamente, hace que se desconozca su paradero por un tiempo prudencial. A través de instituciones internacionales vuelan sus hijos a ese territorio de sombras que los espera.La vieja pena del exilio pesa por las costumbres y afectos.
            Luego parte Isidro que ha sido traicionado por su partido. Los otrora militantes han hecho un cuerdo vergonzoso con un enemigo extranjero y su vergüenza le desdibuja la imagen de héroe y de caballero. La familia se va disgregando poco a poco. El país que lo recibe como a un expatriado le va cerrando puerta por puerta porque no es una pieza propicia para las contiendas de políticas nuevas. El hombre y su familia comienza a sentir soledad y muerte civil.
            Llegan nuevos gobiernos al terruño de Joaquín y Carmela. Las hijas van recobrando un retazo de paz. Los nietos que han quedado acá no quieren ni oir hablar de sus tíos.
            El único hijo que ha quedado sin enfrentarse con políticas foráneas debe comenzar lentamente a reconstruir su viejo hogar paterno totalmente desgarrado por la infamia y el apremio. La madre tierra devuelve con pudor pausadamente sus frutos y así vuelve la vida al puñado de seres agrietados por el dolor.
            LLegan noticias de los ausentes. Algunas buenas otras llenas de nostalgias. Ya no son tan rebeldes. Han descubierto que los hombres de la política no son tan puros ni tan recalcitrantes. Todo va adecuándose a nuevas formas de vida. El mundo ha cambiado y las ideas se van reacomodando a nuevos esquemas.
            Ellos los que destruyeron la familia están sedientos de volver y reencontrar al viejo campesino y a su mujer, madre sacrifacada y sumisa como las de antes.¡ El tiempo apremia han pasado tantos años!.
            ¿Cómo están en nuestro hogar?
            ¡¡¡Eso...pregunta uno y el otro presume que sus padres ya ancianos deben haber quedado muy heridos... y no sabe aún pedir perdón...!!!
            El  otrora país convulsionado ha regresado a las reglas. Pero las reglas son duras y hay mucho por reconstruir. El pueblo sigue sufriendo y como siempre hay hambre. Ese amigo detestado es una evidencia permanente en latinoamérica. Con cualquier gobierno, el pueblo sufre igual.
            Joaquín piensa que Carmela tal vez quisiera volver a su tierra...pero...
             Ya esta América no es esa América de entonces. Joaquín y Carmela podrían volver a su antiguo pueblo que ya es una ciudad próspera pero ajena. Nadie recordará ese par de muchachos que se fueron . La misma fuente en la plaza y el mismo campanario. Una guerra fraticida. Mucho hambre olvidado. 
            ¡ Qué viejos estámos los dos, Dios mío debemos tener millones de años!. El sufrimiento no se evita aunque uno se esconda en el lugar más lejano del mundo. Tienen la cabeza blanca y el cuerpo mustio. ¿Dónde quedó la alegría de los años mozos, y dónde la Carmela cantando cancioncillas  de pastora y segadora de espigas?.
            Están juntos y aún hay amor entre ambos. Lo demás ...es historia  de vida...                    
            -Vení Carmela...mirá el río. ¿Te acordás del día en que tu madre y mi madre se despidieron de nosotros en la ría? - y aprieta con sus brazos débiles Joaquín los hombros cálidos - ¡Te acordás cuando tu madre te puso en las manos el cofre de semillas y casi sin mirarte te dijo...¡ Vete y sé feliz, no quiero que mis nietos pasen hambre!... ella sabía que nunca te volvería a ver y sin embargo allá quedaron mudas y abrazadas como harapos vivientes con sus largas faldas negras y sus pañoletas..., vení Carmela y mira el río parece el mar dulce que nos trajo... ¿Carmela ?...¿qué te pasa Carmela?...¡ duerme...mujer mía, duerme  que ya es tiempo que descances!.

EL VIAJE... DESPERTÓ AL HOMBRE



            Recién he podido cumplir mi anhelo de besarla. Sus labios tan fríos como mi dolor mortal, se entregaron sin poner resistencia. Murió hace unos minutos y llegó a cumplirse mi deseo. Aún vibra en mi cuerpo el ardor de la pasión escondida. Todos me miran petrificados...el médico y sus ayudantes ven como acaricio su cuerpo y lo beso. Beso hasta el más íntimo rincón de su cuerpo amado. Su alma no lo dudo ya es mía.
           
            El vehículo se desliza por el camino polvoriento, infierno de hoyos inescrupulosos que infectan la huella. Saltan los amortiguadores y protestan con desenfreno con cada pozo y yo miro con desesperación a mi  ´padrino´que maniobra como si no quisiera evitar ninguno para aliviar los golpes de mis piernas y nalgas. Hace unos días me pidió prestado a mamá para que lo acompañe en este viaje de aventuras por la Patagonia. Yo siento que hará que viva una maravilla de vacaciones. Ella no estaba en mi mente... ¡su secretaria! Tiene un culo y unas piernas que no me dejan mucho espacio en el asiento. Me ha empujado tantas veces que ya me siento del tamaño de un pez, largo y finito...la odio. Es difícil entender ¿cómo mi padrino tiene que acarrear con semejante estúpida? Permanentemente se limpia con un pañuelo la cara para sacarse el polvo que ya ha penetrado por todas las rendijas de la parte de atrás y por todos lados. Casi no la miro y ella me espía de reojo para hacerle morisquetas a Lucio, que así le llaman a mi padrino. Él me invita a pasar un rato a la parte trasera y ella se pone jocosa y me hace unas burlas que me dan más aversión. En realidad tengo un hambre terrible, mamá nos preparó empanadas y tortillas y el perfume de las papas calientes y aceitosas, me hacer hipar el diente. Al detenernos bajo un árbol de perfil extraño, torcido y retorcido por los vientos del sur, siento que mis pobres huesos de trece años, que pronto voy a cumplir, necesitan urgente moverse. Salto con euforia y corro tras unos michay secos que se desparraman por la arenosa planicie por donde discurre el camino. ¿Me pregunto si el suelo en la luna será como acá? Salgo a estirarme y la muy torpe se agacha y me pregunta si voy a ir a mear... ¡ qué metereta ! Soy grande y no le tengo que decir a ella. Además es una desvergonzada. Decir eso delante de su jefe. Ella me dice que mire para el oeste que va a expansionar se y se pierde entre los matorrales. Yo la espío y le alcanzo a ver como se baja los calzones y su culo rosado se agazapa en el falso retrete que ha encontrado. ¡Mamá...si que tiene desvergüenza...! Lucio se hace el distraído pero yo lo descubro mirándola por el espejuelo del automóvil y él se pone desconcertado y ríe con una risa muy estúpida. Los hombres, dice el tío Albino, deben mirar a las hembras, es cosa de machos y es normal. Y yo no me arrepiento de mirar, para lo que hay que ver últimamente en mi barrio y en la escuela. Siento que me mira perturbado pero a mí no me hace un respingo. Ahora se sienta atrás junto a mí y después de lavarse con agua de un bidón, las manos, me pasa pedazos de emparedados de jamón serrano y tortillas que me como en un santiamén, llena la barriga me entrego a mi juego favorito, jugar con ´dado mágico´ y comienzo a pensar en los monstruos que vamos a cazar con Lucio y ella. ¡Tiene un nombre tan feo...Alana! ¿A quién se le ocurre llamarse Alana? Pero así le dice mi padrino con voz de...galán de cine. Ella trata de no demostrar nada pero yo le noto que pierde el seso por él. Pero él tiene su mujer y sus cuatro hijos en Pueblo de los Álamos, y según entiendo son una familia "modelo" dice mamá cuando se pelea con papá. Él ni la mira...o eso creo. El traqueteo del coche entre los hoyos del camino me ha dado ganas de echarme una siesta de esas que suelo tomar en casa de mis abuelos en Río de las Águilas, debajo de los cerezos y durazneros atrapando abejorros y cigarras, para el insectario de biología. Un sueño blando y profundo me hizo despegarme de la realidad. Soñé sin pudor con los tiempos de juegos en la vega de Antonio, en el solar de los abuelos, los padres de mi madre. Allí juntábamos lombrices y moscas y nos íbamos a pescar al arroyo de Los Toritos, bandadas de cotorras y teros nos alertaban de cualquier peligro. También soñé con ellos, mis primos del campo, con quienes componíamos un corrillo de ruidosos y alegres muchachos, con los que viví momentos de ensueño. Me despertó un terrible golpe que hizo que atronara la carrocería del coche. Me enderecé y vi que habíamos quedado semi volcados sobre la parte derecha del mismo. Un terrible pozo rompió el eje y Lucio se agarraba la cabeza...Miré hacia todos lados y no se veía ni un solo ser vivo. Habíamos aventajado a varios camiones en el medio día, pero yo que dormía, no sabía si en el tiempo de mi sueño habíamos cruzado a alguien más.  Escuché varias palabrotas irreproducibles en boca del padrino. Luego un silencio pesado me urgió a descender y tratar de hacer algo. Era casi el crepúsculo y un paño de añil serpenteaba por los matorrales. Un choique cruzó corriendo y detrás una bandada de polluelos, los charitos, lo siguieron. Ya estábamos en la desértica Patagonia, donde no vive casi nadie y sólo de vez en cuando aparecen camiones del ejército y algún que otro transporte con fardos de lana. La desolación de Alana me perturbó, lloraba y su cuerpo se sacudía rítmicamente. Mi padrino vino a ayudarla a salir de esa incómoda ubicación, para ello se tuvo que tomar del cuello de él y así saltar hasta el camino. Yo sentí una curiosa sorpresa ver como se demoraba en brazos del `patrón´, pensé en la pobre mujer que se había quedado cuidando los niños. Luego, me ofrecí para ir en busca de ayuda...pero no me permitieron diciendo que aún era chico y el padrino partió caminando por esa abrumadora ruta nº 40, hacia lo desconocido. Sólo llevaba una cantimplora con agua y yo me imaginé muriendo de sed en ese desierto terroso y dañino. Ella, ya no lloraba y se sentó junto a un quetrihué algo carcomido por ratones y viento, que solitario llenaba de serena seguridad entre las dunas ariscas a quien pedía un refugio. Cuando alzó la mirada me sonrió y me hizo una caricia negociadora. Yo bajé la guardia, tengo que reconocer mi miedo a lo desconocido, me acerqué y juntos comenzamos a comer la comida algo agria que nos esperaba entre los bártulos, como le decía papá, que traía Lucio y de las valijas con la mercadería que como segundo motivo lo movían. El verdadero trabajo que lo aventuraba por esa inmensidad desolada, era instalar en un pueblito del sur la oficina de correos, ya que él era quien daba el visto bueno al lugar y a los hombres o mujeres que se harían cargo de la estafeta postal de nueva creación. El ferrocarril se encargaba de mover la correspondencia una vez que estaba todo listo y él aprovechaba a llevar muestrarios de joyas, telas, ropa y un sin fin de chucherías con lo que agregaba buen dinero a su sueldo.
Alana me observó y comenzó a acicalarse, su blusa fue desabrochada y pude ver su corpiño blanco con puntillas...pero lo que me produjo una rara sensación entre mis piernas, fue la redondez y blancura de sus senos. Apenas pude mirar porque ella se cubrió rápidamente. Yo advertí que mi sexo estaba diferente; era la primera vez que la veía de ese modo. Mi rostro era una brasa ardiendo y creo que ella lo advirtió por eso se irguió y caminó por la orilla de los matorrales de colapiche y coirones, como buscando poner distancia y decoro. No supe que decir y me dediqué a limpiar el automóvil, levantando un polvaredal que la hizo estornudar hasta que me suplicó que dejara de hacerlo. Así vimos a la distancia un camión con sus luces exangües que se aproximaba por el camino. La bocina algo sorda y resfriada, nos advirtió que llegaba ayuda y en efecto con el vehículo trajeron un cable y nos arrastraron con seguridad entre los baches hacia un lugar desconocido.
            La casona estaba construida en un campo donde criaban ganado lanar y caballos de tiro. El hombre era un rústico labrador y su mujer una tímida campesina de origen extranjero, por su modo parco de monologar descifré a anglosajón y apenas hablaban español. Muy arrebolada y alerta, la mujer de edad imprecisa, arregló una habitación para que pasáramos la noche. Yo me sentía feliz dormiría en una cama de verdad después de varios días. Lucas me tomó del hombro y me arrastró hacia la zona donde había quedado el auto, con particular fuerza. Allí me explicó que debía ser prudente y que no podía decir que Alana no era su mujer, que yo pasaba como hijo y que debía dormir en otro lado. Mi silencio sería muy bien retribuido y así nos ayudarían...creyendo que éramos una familia en problemas. Una gran furia me penetró por todo el cuerpo, transido de sorpresa y exaltación comenzó una sensación de malvada desesperación. Pero me quedé en un mutismo porfiado, y me acerqué a la mesa tendida para comer sin mirar siquiera a esa granuja que había encendido una extraña pasión en mi cuerpo adolescente. Con el pasar del tiempo comprendí que los celos me habían despertado instintos malsanos, pero propios de mi edad. Comimos y yo en silencio imaginé un millón de formas de venganza, mientras ellos dialogaban apenas. El cansancio y las ganas de estar juntos hacían que apuraran el alimento y la bebida. Cuando todo terminó me encaminaron a un rincón donde habían improvisado un catre y allí debí dormir esa ingrata noche. Me venció el sueño y entre el sopor pude escuchar las suave risa de Alana que no dudé, estaba en brazos de mi joven desenfrenado y sobón padrino. Esa noche crecí y comencé mi adultez. Esa noche supe lo que significaba la infidelidad y el dolor de lo inconfesable. ¡Casi me sentí incestuoso!
            Por la mañana muy temprano me despertaron las voces y el ruido de martillos y herramientas que reparaban el  eje y al mediar la mañana ya reparado el coche partimos. Ella apareció con un vestido de algodón floreado, su juventud realzada por un pañuelo en el cabello suelto hasta la cintura y sus mejillas sonrosadas y frescas con un toque de bienestar y dicha en el brillo de los ojos color miel. Mi impresión fue total, ya que parecía una chiquilina de casi mi edad. Un dolor me arredró y sentí ganas de salir a matar a mi padrino. Lo odié y subí al automóvil asumiendo que haría algo para desquitarme.
            Lucio me miraba por el rabillo del ojo y tarareaba una canción que me parecía fúnebre y para ofenderlo le endosé un enrevesado discurso sobre lo hórrido de su canto. Se reía y yo más enojado quise pegarle y esquivando mi puño me comenzó a decir que entre Alana y él sólo había mucha confianza y respeto... así que cuando llegáramos a Petriel, yo dormiría con él y ella en otra habitación sola y que nada había sucedido en aquella casa y que tenía horror a mi mala impresión. Nada me conformaba ya que yo había descubierto el sinsabor del deseo carnal mirando los senos dorados y mórbidos de la ahora frágil compañera de aventura. Pensé en la tortura que pudo haber significado para ella la engañosa muestra de un amor mentiroso e insensato, impuesto por su patrón por la fuerza. Ella seguro que había sido forzada y embaucada por Lucio, obligada por la necesidad de mantener un trabajo... Al atardecer cuando ya llegábamos a Petriel, ella juntó fuerza y me habló de su amor incondicional por mi padrino y sentí que seguramente no regresaría nunca a mi hogar. Antes moriría de amor.
            Petriel era un pueblito de pocas casas y gente sencilla. Su arquitectura me hacía acordar a Río de las Avispas. Casas chatas de una sola planta y con enormes patios sin árboles ya que el viento impedía su desarrollo. Algunas lengas torcidas, maitenes y teniús, asomaban entre los cercos de adobe de unas pocas viviendas. En la plaza estaba levantado un pequeño templete para una estatua que no llegó nunca de la capital y los muchachos del lugar se subían remedando a figuras imaginarias sobre su estructura de cemento y concreto. Eran muy divertidos y pronto me dediqué a acercarme a ese grupito de holgazanes para enfrascarme en charlas de "citadino" versus "pueblerinos", pero ellos eran chicos despiertos y sin vericuetos en su simplicidad que me dejaron sin argumentos para agrandarme frente al  grupo. Así también aprendí a ser más noble y consolidé amistades que aún guardo.
            Mi padrino buscó un sitio para instalar el correo y encontró una viuda seria y responsable como oficinista, le ayudaría un muchachito de casi veinte años y la inauguración se hizo con la presencia de todo el pueblo, incluyendo al cura párroco, la maestra y el policía...que hacía como doce años que no ponía preso a nadie. Así llegó el momento de regresar. Junto a nuestros "bagayos", amontonamos regalos que nos habían hecho. ¡Eran muy generosos!
            Regresamos y volví a sentir un fuego abrasador en mis muslos, sexo y corazón cada vez que Alana iba al baño entre los amancay o los topa- topa, y yo desvergonzadamente espiaba sus muslos rosados y pródigos de juventud. No quería que llegáramos nunca. Aceptaba sus chanzas, me hacía el pícaro y me daba de comer en la boca y le mordía los dedos suavemente...! Ella se reía sin comprender! Le tocaba tiernamente las piernas cuando se dormía y gozaba pensando que con el tiempo sería mía. Al fin terminó el viaje y yo regresé a mi casa donde conté algunas de nuestras aventuras, sólo yo sabía cuánto dolor me causaba conocer la verdadera conducta extraviada de mi padrino. Supe que Alana se había marchado a su pueblo en el litoral. Le pedí a Lucio su dirección y me la dio diciendo que no fuera chismoso...él nunca sabría el desesperado apasionamiento que en mí despertaba; la amaba. Escribí ciento de cartas. Nunca me contestó. Cuando ingresé a la facultad, recibí una tarjeta de ella. Estaba en la capital enferma y quería verme. Su mal era incurable.
            La encontré casi inconciente en una clínica de muy poca categoría de los suburbios. Se abrazó llorando y me pidió que trajera a su "amor". Con una furia inexpresada lo busqué y lo arrastré a su lecho. Él, indiferente, la trató sin mayores ternuras. Desmayada en su final me pidió que no la dejara sola y esperé su desenlace, con iracundo desconsuelo. Aún amaba a esa mujer que apenas me superaba en edad y que había desentrañado mis más intensos ardores juveniles. En el sombrío recinto donde espiró, pude cumplir el mayor de los anhelos...besar su boca deseada. Partí sollozando y supe que había vivido un amor extraordinario.
            Hoy que lucho con mis votos sacerdotales. De las manos del mismo del Cardenal Primado tomé los Óleos Santos y profesé mi verdadera pasión por la vida. Ella, Alana, quedará en mi profundidad como la llave de amor con mis pequeñitos hermanos en el  pecado, los mismos que arden dentro de este cuerpo mío. Sólo conociendo el amor y viviendo una pasión arrasadora, como la que me consume el alma, puedo ser un hombre de Dios... íntegro.

                                                            


jueves, 24 de mayo de 2018

AMOR IMPOSIBLE




Eco misterioso de la cascada de vidrio.
Siento en la almohada de mis noches.
Pasto enamorado de mis plantas desnudas.
Cuando camino por la ruta de tu piel morena.
Y así quedan las manos de porcelana heladas que
Asesinan con exacto rigor la sonrisa nuestra.
Quedamos alelados mirando nuestro cuerpo herido.
Las venas desparraman mi génesis celosa de vientre azucarado.
Encuentro entre las páginas del almanaque tu cuerpo majestuoso.
La esperanza galopa en tu sueño perdido como padrillo ajeno.
Marcaré en la carne de mármol atrevido
tu presencia y tus pasos guiarán mi destino.



TE EXTRAÑO




¿Quién te trajo a mí?- me pregunté hoy caminando por la calle  trajinada de gente. Cuando asomaste por la inmensa ventana de mi vida como la máscara  angelical de un torbellino, llamaste a mi corazón y un aleteo febril de estrellas ingresó a mi mundo de doméstica tranquilidad.
Conocí cada una de tus inquietudes de muchacha llena de voracidad por tragarse el mundo, la vida y conocer el país de las palabras. Caminaste como un ciervo en sus praderas. Comiste hasta la última gota de néctar de las flores, los frutos fueron los que llenaron el brocal de tus palabras. Cada vez  que nos sentamos a platicar quedó una sombra de estrellas entre las frases que bailaban su danza esperanzada.
Algo sucedió y se cayó una gota de sol. Un reflejo de luna. Una mirada se prendió de la telaraña del otoño... y se quedaron colgadas las palabras entre las ramas como fantasmas guerreros.
Ahora envejece el silencio de tanto escuchar las palabras, sólo eco de suspiros por tu huída reciente.
Tu duende juega con mi insomnio cada noche cuando te repienso amiga.
Un rosal con tu nombre sonríe en octubre y yo que ya estoy salpicando canas en mis sienes, eres como una cálida esperanza de sobrevivir en la maraña de la ciudad.
Ayer cuando abrí mi correo, encontré un poema que sin duda era tuyo.  Me alegró saber de ti, de tu esperanza, de que vives y vibras en las cuerdas sagradas de los días. Un arrebato de sonrisas eras en las bellas palabras que recuerdan tus besos y ternura. ¿Cómo puedo hacer que regreses? Trae tu alegría, tu locura juvenil y franqueza. Cuando veo tu ropa en el closet me río. Eres ingeniosa hasta para la forma disparatada de vestirte, de pintarte el cabello de colores y de caminar por las cornisas y los bordes de las plazas. ¡Tu risa! Es una sinfonía de pájaros barulleros. ¡Vuelve por favor! Te amo.

sábado, 12 de mayo de 2018

POEMA VIEJO


Tal vez vuelvas a buscarme,
y quieras conocer  la medida de mi orgullo.
y me llames
y me llames
un sábado cualquiera
Tal vez en un intento de buscarme
pero un sueño profundo será la medida de mi fuga.
Me encontrarás dormida.
No será orgullo ni impaciencia,
Tal vez el desamor de noches solitarias.
Si me llamas y buscas, es que me has perdido.
Ya verás que triste es la soledad sin ternura.
Lloverá en tu lecho
El viento te llevará en su fuerza loca carrera.
No me llames, no estaré. Aun respiro.



HUÍDA

                                                                                                                                                                                                 
Tu duende juega con mi insomnio cada noche cuando te repienso amiga. Un rosal con tu nombre sonríe en octubre.
Telaraña del otoño las frases ingeniosas de adolescentes, se quedaron colgadas y las palabras, entre las ramas como fantasmas guerreros.
Conocí cada una de tus inquietudes de muchacha llena de voracidad por tragarse el mundo, la vida y conocer el país de las palabras. Caminaste como un ciervo en sus praderas. Comiste hasta la última gota de néctar de las flores, los frutos fueron los que llenaron el brocal de tus palabras. Cada vez que nos sentamos a practicar quedó una sombra de estrellas entre las frases que bailaban su danza esperanzada.
Algo sucedió y se cayó una gota de sol. Un reflejo de luna. Una mirada se prendió de la cara sonriente del brocal de la nada.
Ahora envejece el silencio de tanto escuchar las palabras... eco de suspiros por tu huída reciente.
¿Adónde fuiste? Te imagino en la selva caminando entre lianas y frondas perfumadas, o en un oasis del Sahara entre dunas sobre el lomo áspero de un camello. ¿Por qué te fuiste? Amiga perdida en las hojas amarillas de los calendarios. Te espero en el silencio del amanecer, en los días de lluvia, en las muchas tardes de música de Bach o de Mozart.
¿Qué será de tu risa contagiosa? Siempre enamorada de un galán desconocido. Tu nombre está inscripto en el corazón de quienes te quisieron. Todos preguntan por tu destino, todos. Por eso regresa, vuelve 

COMO UN TANGO


Ya no quedan ocasos para compartir
Te he dejado dormida.
Ya no hay agujas a destajo armando arquetipos
En tus manos de colores de incienso
No nos queda el aliento de canela o vainilla
El tango que en el piano anterior al despojo
Transformabas en esquina de farol
De bravos compadritos del margen de la orilla
Del río solitario, juvenil y lejano.

MÁS VALE PÁJARO EN MANO QUE CIEN VOLANDO.


.

            Agapito siguió a la yegua madrina con la tropilla chusca. Tenía que aceptar, cabeza gacha, con las órdenes de misia Eleuteria, su patrona.
            Desde que don Juan Leoncio murió, esa mujer se había estropeado la sesera. Pedía, exigía y ordenaba cosas cada vez más locas. El peón sabía que era más práctico ir a la feria del agro a comprar un padrillo y dos o tres yeguas como “Aurorita”, la madrina que ya vieja y mañosa  no tenía potrillos y pateaba cuando los chúcaros la querían “cubrir” pero no le podía discutir, ella creía saber todo.
            El potrero sur estaba atestado de potros ordinarios, de poco valor que nadie quería. Con sus coces, rompían los alambrados y el potrero era un asco. Una tormenta de truenos y refucilos, los espantó tanto que corrieron dislocados en todas direcciones, cayéndose algunos y quebrados sus patas otros. Luego fueron cayendo en el barranco del río que venía borracho de aguas turbias. Era como fuego húmedo y lodo. Los animales se alejaban como cadáveres de la Apocalipsis. Así había dicho el padre cura en la capilla hacía un tiempo. Así es el demonio, como el río cuando está bravío y ciego. Arrasa con todo.  Y fue así, no quedó nada, o sí, la yegua madrina que herida y enlodada se arrastró hasta el alto llamando con relincho a los pocos caballos y potrillos que sobrevivieron.  

TRAICIONADA




            Corrió hasta quedar sin aliento. Era la última vez que ese monstruo la volvería a golpear. La luna llena impedía que se diluyera su imagen en la noche entre los árboles del bosque. Era otoño y no hacía frío. Ella, si sentía un enorme ardor en la piel manchada de sangre. Siguió corriendo hasta llegar a las caballerizas. Montó a Kuman, un tordillo que le regaló su padre cuando él, le había ofrecido ser la dueña y ama de su hogar. La boda fue preciosa, pero algo en ese hombre bello y musculoso, le molestaba. Montó en pelo y galopó sin rumbo escapando lo más lejos posible.
            Caballo y mujer eran una conjunción de belleza y esperanza amorosa. Un binomio perfecto para descifrar. Huía. Huía de la locura. El maltrato del que más había amado y su cuerpo herido, se reflejaban en la noche. De pronto llegó a la orilla del lago. No había imaginado que estaría allí, en su lugar secreto y el reflejo de su cuerpo en el agua, la traicionó.
            Una vez más el la abrazó, la estrujó en sus brazos y le prometió que nunca más le volvería a pegar. Al bajarla del tordillo, éste como si fuera un ser justiciero, hizo una cabriola y le propinó una coz con ambas patas sobre el cuerpo que cayó macilento sobre la frágil figura de la mujer. Las manos de él, se extendían buscando su calor y ella, a pesar del temor que le tenía, se acercó y lo acarició hasta que dio el último suspiro.


FERIA DEL LIBRO 2018 BUENOS AIRES.

 PRESENTACIÓN DEL LIBRO EN STAND DE MENDOZA: LA ESCRITORA SUSANA TAMPIERI CON "POLEN Y CENIZAS" Y SU PRESENTADORA LA PERIODISTA Y ESCRITORA NORMA MORANDINI.
 LA EXQUISITA ESCRITORA PARA NIÑOS ADELA BANCH, FIRMA EN EL STAND DE UNA EDITORIAL SUS LIBROS. UN PLACER CHARLAR CON ELLA.
EN EL CENTRO CULTURAL N.K. UNA OBRA DE ARTE DEL ARTISTA PLÁSTICO: LE PARC. UN LUJO DE COLOR Y BELLEZA.

LA OBRA DE TEATRO




            ¡Cuánto me duele el corazón! Y hoy en este día especial en que en el Olimpo se prepara la gran fiesta ¡Qué haré Medea? ¿Conoces los augures qué han pronosticado? Ayer me acerqué al templo y la vi. Cubierta por los suaves velos del ocaso, con cierta suave luz que revolotea sobre su cuerpo yerto por las ánimas que la asaetan indiscriminadamente. ¡Pobre nuestra profetisa! Su vida allí encerrada entre los vapores del claustro. Siendo tan niña la llevaron en procesión con un palio de seda y su cuerpo cubierto con polvo de oro.
            ¿Me preguntas qué pienso? ¡Cómo me gustaría responder con las palabras justas! Esas que permanecen a través de los tiempos, que se pierden en la historia, en la memoria de los pueblos. No puedo. Estoy detenido. No soy libre. Recuerda Medea, soy un esclavo. Y recuerda que a pesar de todo el público nos está esperando, por eso salgamos a escena.
            El terremoto comenzó brusco como era profetizado y destruyó la ciudad y el odeón quedó cubierto con los cuerpos de los asistentes. Nació la leyenda.


INOCENCIA DEL AGUA




Atajo en el estanque las libélulas de arcoiris en la niebla
Subo por la escalera de agua de los suspiros; plata y oro.
Contagia el susurro de la brisa inestable los labios rojos,
De la luz en la tiniebla de la playa solitaria.

La cascada de fuego gotea su dulce crepitar de hielo,
De sombra, de hadas , con su magia de rosas negras,
Que caminan por las aguas umbrías de una ciénaga
Esa que se forma con sangre, greda y vino.
Y la copa de cristal con aristas de estrellas y humo
Perfilan la inocencia del agua que descarga su fluir en la roca.

PARAÍSO ENCONTRADO





                                               “El alma despegará de la tierra y sobrevolará lugares de ensueño”         

            Eugenia entregó los folletos con las caricaturas de aquellas personas que apenas conocía a través de fotos tomadas por oscuros periodistas en tránsito por la ciudad.
            El jefe de redacción ni la miró, pero tomando cada afiche sonrió, era una especie de venganza personal con los aludidos. Bien reconocibles, se marcaban los defectos y en esos rostros se malograba toda gracia. En el de X. se veía en los ojos la avaricia, en el de R.J. el maldito vicio de beber copa tras copa sin respiro, en S.D. la ira y el odio a la sociedad. Era un sociópata y Eugenia había hecho maravilla con sus lápices y cretas. En A.L. logró la característica de la envidia como que a T.P. le encontró el rictus del soberbio y super macho, capaz de violar sin pena a una niña.
            La dibujante sintió un agudo dolor en el corazón, pero sabía que si los dioses le habían dado ese don, debía vivir para desarrollarlo, de lo contrario no podría pagar su departamento ni el auto y sus pequeños gustos. No eran muchos, pero le gustaba en épocas, fuera de temporada, viajar a países diversos y meterse en esos paseos que no se proponen en viajes comunes. Eugenia aprovechaba cada rincón, cada personaje típico para componer sus extravagantes dibujos y caricaturas.
            El contador se acercó al escritorio y le alcanzó un cheque. La suma era muy buena. Le sonrió y con un pícaro gesto le presumió su reiteración de convite a una noche de pasión. Ella, con una carcajada le hizo un gesto de ¿Y tu esposa, adónde la dejamos?... así se fue riendo por el pasillo de la redacción.
            Ingresó Andrés con una foto preguntando si la colocaban en el periódico del día o si la dejaban para mañana. Era una foto aterradora de un atentado terrorista en un país del sur de África. Gente mutilada, casas quemadas y cuerpos por doquier, rotos, ensangrentados. El jefe dio el sí con indiferencia. Será una gran atracción, dijo y siguió hablando por el celular. Andrés tenía los ojos enrojecidos, seguro la presión por las nubes y cuando Eugenia miró detalladamente el cartón, sintió una punzada en el pecho.
            Salieron juntos. Andrés le ofreció tomar un café en la cafetería del diario. Eugenia le aceptó. ¡Andrés era un buen muchacho que estaba haciendo una pasantía desde diciembre, era de un país de centro América y hablaba poco y un castellano rico en modismos! Se sentaron con la taza entre las manos y un montón de silencio entre cada sorbo. Habían quedado choqueados con la foto. Él, cuando pudo hablar le dijo que esa era la más sencilla. Había otras terribles y muy catastróficas. Le confesó que había llorado y con un poco de vergüenza, le pidió que no comentara con nadie en la redacción, ya que no soportaba a Jaime, su compañero porque lo molestaba con chanzas muy crueles.
            Eugenia se sorprendió, pero prometió sellar sus labios. Luego cada cual a su tarea. La muchacha salió rumbo a una academia donde enseñaba dibujo, él, siguió con su máquina de fotos buscando ese instante de infinita precisión para mostrar algo inusitado.
            En la academia de dibujo, había que descubrir a esos seres especiales que traen una chispa divina para la creación, no todos los aprendices lo tenían y a veces, sólo a veces aparecía alguien con una pizca angelada que enredaba el arte con la belleza pura.
            Cuando terminó la tarea subió a un taxi que la llevó a la clínica donde su anciana madre permanecía en un mundo imprevisible. Su mágico mundo de senilidad donde la verdad era irrecuperable. Luego que la acarició y abrazó un lánguido tiempo, salió escapando al mundo real. De todos modos la mujer no sabía quien era ese ser maravilloso que acababa de salir de su estancia y ya casi lo había olvidado. Eugenia se alejó con ese enorme nudo en el pecho. Alivió el dolor en un sitio donde la esperaban; allí compraría el billete para viajar a las islas del pacífico. Sus vacaciones serían un alejarse de la tristeza y pesadumbre. Le mostraron un pequeño paraíso. Aguas azules, transparentes y arenas de albo resplandeciente. Pagó con el cheque que le dieron y regresó a su departamento. Se bañó, y comenzó a acicalarse para ir a tomar una copa sola como siempre. Sonó el celular. Era Andrés que la invitaba al cine. Aceptó. ¡Sin compromiso! Claro, no estaba en sus planes una relación con un muchacho tan joven.
            Después de una transgresora historia de extraterrestres se fueron caminando a una taberna cercana. Tomaron una larguísima copa de vino y charlaron hasta que una jovencita les dijo que cerraban. Huyeron del bar y cada uno trató de aceptar que si bien podían ser buenos amigos, la relación era muy discorde. Ella 32 años y el 28. ¡Amigos!
            Cuando ella subió al avión encontró en el asiento una nota que le deseaba un paraíso. Y se durmió, alejando el alma de la tierra donde hay humanos que matan por matar o por poder, donde hay mujeres buenas y malas que abandonan o destruyen hogares, o bien son acalladas por sus capacidades.  Niños olvidados o gerentes abandonados. Cuando la azafata la despertó con el desayuno se descubrió que junto a ella estaba Andrés. Él, sonriendo le dejó un flor en el regazo.