miércoles, 30 de mayo de 2018

TAWFIQ el pequeño guardián.



            He nacido varón, sí, hombre. ¡Gracias a Alá el Todopoderoso, el Magnífico y el Salvador! Siento cierta dificultad para sostener esta maravilla que me dio el primo Shiahiuf. Con dificultad busco apoyo en el viejo olivo; sin hojas, ni frutos, ni sombra. Pienso con verguenza en quienes quedaron en la aldea, en especial en la mujer que me dio la vida y que el anciano "imán" dice que no puedo nombrar para no ofender el nombre del Profeta. La noche se acerca y siento mucho frío. Me arropo con las gastadas prendas que me dio mi hermana Merien y las rotas sandalias de quien fue mi padre. Él, fue encontrado cerca del pueblo fantasma de Had Chekala después de la gran matanza en el tiempo del Sagrado Ramadán. Aún me parece percibir el olor de los cadáveres a la distancia. Acá todo parece estar tranquilo. Creo que esta noche podré dormir unos pocos minutos. Hoy el sol me pareció más rojo y quemaba, pero en realidad lo que me quemaba, eran estas granadas rusas que me han colgado en todo el cuerpo debajo de la raída abba mugrienta. Tengo hambre y frío. Tengo sueño, pero todo sea por Él, el Misericordioso, el que me hizo "hombre". Si pudiera, fumaría uno de esos cigarrillos turcos que trae a la aldea, desde Ramka, el jefe  Muqaddam Azzadine, pero hace una semana que están cortadas todas las comunicaciones con  Tabainet y nadie pudo ir hasta allí a buscar noticias. Tengo miedo. Tengo hambre. A pesar que soy un hombre, ya no tengo fuerzas para sostener el fusil que me ha hecho una fuerte herida en el hombro. Me sangra mucho. Duele.

                        Miro, en la oscuridad, hacia el hoyo donde se esconde el primo Sharuf. Veo su cabeza quieta reposando sobre sus brazos que han quedado muy delgados después del ayuno de Ramadán. Nada se mueve en la oscura noche. El silencio me ha hecho perder el sentido del tiempo. No se si falta mucho para el amanecer. Me sorprende el silencio, ya no aullan los desdentados perros del almuédano.
 ¡Hoy no llamó a la oración desde los escombros del alminar! El sueño me está venciendo. Me pesa cada vez más el fusil. Miro mi cuerpo y veo un río tibio que avanza entre las brillantes granadas que tengo atadas. La sangre fluye desde mi garganta seccionada por un filoso cuchillo. Me han separado, prácticamente, la cabeza del cuello. Pienso en mi madre y en "Alá" el Todopoderoso, el Omnisciente... que me está esperando en el Paraíso. ¡ Lamento... que no voy a poder peregrinar a La Meca para cumplir con mi destino! Dentro de diez días tendré once años y sé que "Alá" el Misericordioso, el Todopoderoso, tendrá para mí un lugar en su Ciudad Celestial. Me estoy alejando en la neblina del amanecer. Ya no veo luz ni sombras, sólo sangre. ¡Bendito sea... Alá...el Miseric...!    

Argel. Un grupo de la Media Luna Verde encontró degollado a todos los habitantes de un "pequeño pueblo" cerca de Medera la provincia del oeste de Argelia. Fueron asesinados por un grupo integrista guerrillero musulmán. Los guardianes del pueblo apenas tenían entre diez y catorce años; fueron decapitados y sus víceras expuestas como alimento de los buitres y perros salvajes. Diario Ámbito Financiero.    
           
                        " Mi Homenaje a Los Niños usados en las guerra" - Mendoza:  21 - 4 - 98.

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