Mirta....
esta casa tiene mucho trabajo. Acá está su habitación, su baño, su intimidad. Temprano
alrededor de las 7 debe subirle el
desayuno a las niñas, Mirada tiene 13 años, esta en la habitación celeste... Serena
tiene 11 años tiene la habitación rosada... es mas perezosa que Miranda, tendrá
que exigir que se levante y se prepare
para las tareas diarias y Delicia... ¡Delicia es una nena, que le parecerá extraña! A veces cuando es la
hora de despertarse, ella ya esta sentada mirando por su ventanal al jardín, no
escuche ni ponga atención a sus historias. Vive en un mundo de fantasías. ¡Ella
está en la habitación blanca, no quiere que le toquen su cubrecama antiguo de
encaje blanco! ¡Y suele usarlo de capa o se cubre entera con él, no se lo toque
por favor!
- Bueno
Mirtha... comience por la biblioteca, luego los pisos, hay que encerar.
- Mami... anoche viajé por el
bosque de cedros del Líbano... ¿Vieras cuántos pájaros me acompañaron en mi
vuelo? Mami, es hermoso, cálido, seco con una suave brisa que viene del
desierto.
- Nena correte, que tengo que
ordenar la alacena. No digas esa cosas, que cualquiera que te oye creerá que
estas loca. Correte.
- Mami: ¿las
estrellas suspiran?
- ¡Cómo van
a suspirar las estrellas! ¡Ay!
- Entonces
anoche vi una estrella suspirando. Un mundo de cometas, era el suspiro de una
estrella y verás lo que te digo.
- Cállate y ayúdame a subir esta caja al estante.
- Mami....
- ¡Delicia
deja de soñar y ayúdame.
La casa contenía
como un engranaje plástico, como hecho insólito se gesta en su interior un
enjambre de pequeños huecos donde colocar cajas de colores con especies y
frutos secos. Una verdadera metamorfosis de cocina antigua y moderna.
-Mirta llame
a Delicia, pues no bebió su desayuno. ¡Está tan delgadita y frágil...!
- No se preocupe señora, ayer cuando
baldeaba la terraza la vi. Volaba de flor en flor en el jazminero y como usted
me dijo que era algo rara, sólo atiné a saludarla con la mano. Ella me hizo un
guiño y se fue por la ventana de su dormitorio y se cubrió con la colcha
blanca. Parecía un ángel.
-
Mirta, le ruego que no lo comente nunca con nadie.
-
No señora he visto casos peores.
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