martes, 1 de mayo de 2018

DELICIA, UNA NIÑA EXTRAÑA




          Mirta.... esta casa tiene mucho trabajo. Acá está su habitación, su baño, su intimidad. Temprano alrededor de las  7 debe subirle el desayuno a las niñas, Mirada tiene 13 años, esta en la habitación celeste... Serena tiene 11 años tiene la habitación rosada... es mas perezosa que Miranda, tendrá que exigir que se levante y se prepare  para las tareas diarias y Delicia... ¡Delicia es una nena, que  le parecerá extraña! A veces cuando es la hora de despertarse, ella ya esta sentada mirando por su ventanal al jardín, no escuche ni ponga atención a sus historias. Vive en un mundo de fantasías. ¡Ella está en la habitación blanca, no quiere que le toquen su cubrecama antiguo de encaje blanco! ¡Y suele usarlo de capa o se cubre entera con él, no se lo toque por favor!
         - Bueno Mirtha... comience por la biblioteca, luego los pisos, hay que encerar.
- Mami... anoche viajé por el bosque de cedros del Líbano... ¿Vieras cuántos pájaros me acompañaron en mi vuelo? Mami, es hermoso, cálido, seco con una suave brisa que viene del desierto.
- Nena correte, que tengo que ordenar la alacena. No digas esa cosas, que cualquiera que te oye creerá que estas loca. Correte.
         - Mami: ¿las estrellas suspiran?
         - ¡Cómo van a suspirar las estrellas! ¡Ay!
         - Entonces anoche vi una estrella suspirando. Un mundo de cometas, era el suspiro de una estrella y verás lo que te digo.
         - Cállate  y ayúdame a subir esta caja al estante.
         - Mami....
         - ¡Delicia deja de soñar y ayúdame.
 La casa contenía como un engranaje plástico, como hecho insólito se gesta en su interior un enjambre de pequeños huecos donde colocar cajas de colores con especies y frutos secos. Una verdadera metamorfosis de cocina antigua y moderna.
        -Mirta llame a Delicia, pues no bebió su desayuno. ¡Está tan delgadita y frágil...!
       - No se preocupe señora, ayer cuando baldeaba la terraza la vi. Volaba de flor en flor en el jazminero y como usted me dijo que era algo rara, sólo atiné a saludarla con la mano. Ella me hizo un guiño y se fue por la ventana de su dormitorio y se cubrió con la colcha blanca. Parecía un ángel.
            - Mirta, le ruego que no lo comente nunca con nadie.
            - No señora he visto casos peores.

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