Un beso vertical juega en el jardín de casa
Penetra en mi soledad recordando ayeres vespertinos.
Un diapasón de gemas arrebata un castillo de ensueño
Un grito rojo rompe la roca helada del silencio
Las calles y cavernas liberan el anhelo incierto del mañana
Sonrisas, carcajadas que demoran su eco en los muros de
piedra.
Mi vuelo vertical sigue una sombra
En el recuerdo rojizo de la noche apurada que huye siempre
lejos.
Daré un choque celestial a las manos de incienso
Que rodearon mi espalda con palabras de plata,
Peces que liberaron batallas de sorpresas con rumores de
acero.
Parada en la cornisa flameando un banderín de seda
Desmadrando recuerdos como viejas mariposas
Que se posaron sobre el lecho de mi postrer camino.
Y el amor que se aleja por un estrecho bosque.
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