martes, 31 de mayo de 2022

MEMORIA DE ANTIGUOS ARPEGIOS


            Mi cuerpo tiene un embelesante origen. Sí, tengo alma de robles, abedules y abetos. Mi piel es más preciosa aún, yo tengo partes de ébano, palisandro y cerezo, agreguen a ésto un puñado de madreperla de los mares de Japón, corales mediterráneos y pequeñas gemas de la India. Además mis dientes son de marfil africano, de un refugio de elefantes salvajes en el río Ghana . Ni les puedo explicar que me han sobado, acariciado y amado sin pudor y con desenfreno hombres y mujeres.

            Un caballero me compró por 1798 a mis creadores, el Luthier que me dio vida se quedó con un gran dolor en el pecho cuando el impreciso hidalgo le entregó una bolsa con brillantes y sonoras monedas de oro. Su rostro cubierto por un rebozo le daba un misterio que en ese tiempo era muy común. Llegué a un pequeño y coqueto "Petit Hotel" de la Avenida Reina María Renata Georgina, allí encontré un raro amor ya que una joven mujer de cabellera rojiza, ojos almendrados y de un intenso color verde me acariciaba con dulzura. ¡Lo que me extrañó fue ver el pertinaz esfuerzo que hacía el gentil hombre para que una jovencita de no más de once años, se sentara en mi butaca, para ejecutar pequeñas sonatas, él se acercaba y con dedos demoníacos tocaba suavemente la sedosa piel de la nuca de mi pupila. El cabello rubio de núbil pequeña se desparramaba como una cascada en su espalda y cuando la mamá de Ginnette, se presentaba el hombre trataba de esconder su viciosa impudicia.

            Una tarde Grethelin descubrió al monstruo y clavó una daga en la espalda del infortunado. Así quedé cubierta por largo tiempo con un paño de terciopelo oscuro que supo ser un cortinado y con quien hice una entretenida amistad. Ella me contaba lo que veía fuera de mí y yo le contaba cuentos de cosas y gente que me había ejecutado. A veces inventaba porque ya no me quedaban muchas historias.

            Después de mucho tiempo me dieron a luz en un verdadero hogar. Nunca más volví a saber de mi amiga la cortina , pero conocí gente maravillosa. ¿Quiéres que te cuente? . Verás en 1802 fui comprada por un conde español y en un enorme barco me trasladaron a las Américas, llegué agotada por el largo viaje, al salir del vetusto bergantín, entré en un carromato en un río fangoso con olor a barro podrido y de un caudal desvergonzado, me sostenían con cuerdas y unos brazos dignos de gigantes, les llamaban criollos...y por un camino empedrado y fangoso entré en una casa de altos y jardines con madreselvas y un precioso aljibe. El buen conde era un hombrecillo larguirucho, de calva y ojos negros muy penetrantes que me observó un largo rato y trayendo de la mano una joven muchacha de unos veinte años le habló maravillas de mí. Yo sentí orgullo de los elogios y me propuse dar los sonidos más perfectos que pudiera. Algo olvidado de mis maravillas debieron llamar a un serio caballero que me afinó y cuando estuve lista,¡ no sabes las ternuras y vítores que sentí a mi alrededor!. Mi vida fue hermosa por mucho tiempo. Conocí a personas muy valiosas. Un día hasta vino a mover mis teclas un hombre refinado, apuesto y culto que había cruzado la cordillera con un ejército para liberar otros países del Río de la Plata. Te puedo decir que esta gente era tan interesante, que el que fue conde, dejó de serlo porque consideraban impropio de un país moderno los títulos nobiliarios. Tengo mucha fatiga, te contaré el resto de mi historia otro día, total en este museo tú y yo, estaremos mucho tiempo juntos. ¡Hasta mañana, ahí viene otro grupo de forasteros a observarme, seguro que escucharé las mismas preguntas de siempre...¿todavía suena?, ¿es cierto que era de la familia de los Escalada?, ¡ya me tienen aburrida con tanta ignorancia!. Dije hasta mañana, pequeña Arpa Dorada...duerme tranquila.

 

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