Y descubrí que no estábamos solos
y
mi ciudad se enredó en los árboles y acequias
escondiendo el dolor de los hombres y los niños.
Cada par de ojos, cada mano que se extiende
me recuerdan
cuánto me hace falta comer de tu boca
tengo hambre de tus besos de muslos abiertos
entonces mi ciudad me duele con llagas vivas
le falta amor al pueblo mi pueblo tiembla
en deseos que me recuerdan el tiempo de repartir
los viejos sueños. ¡Ay...qué haremos?
Ven
cerremos las ventanas. Abramos el corazón
dejemos que el sonido de nuestro palpitar aturda nuestro lecho.
Estamos solos con nuestro amor lejano. Aun
tenemos nuestro amor. A pesar de todo
a pesar del tiempo. Y nuestros sueños.
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