martes, 12 de abril de 2016

OTRO MUNDO MÁGICO

OTRO MUNDO MÁGICO


La tarde le ponía una letanía de estrellas al parque de los Urbina. La anciana sentada en su hamaca desmadejaba recuerdos. Tiziana, su nieta, a sus pies jugaba con una antigua cajita de música. Apenas hablaban. La muchacha era su compañía. Pequeña menuda y risueña, escuchaba el susurro de los árboles del jardín. Unos pájaros bullangueros dispersaban sonrisas. De pronto elevando la carita pecosa hacía la mirada amorosa de la abuela, clavó los ojos de agua clara en la piel antigua. Luego cerró los ojos y coronó con un suspiro el comentario. Pareces una peonía dijo la anciana seria. Abrió grandes los  pozos de estrellas matutinas y regaló una risa de cascabel, de esperanza, entre los labios pequeños, con profunda mirada ingenua. Trató luego, de ingresar sus pupilas creando un túnel de pétalos celestes en la mirada de la abuela. Comenzó a canturrear. De repente…
- Abuela…¿de qué color es la letra a?- preguntó inquieta.
- Del color del amor, creo. Un color de caricias de terciopelo, del color de los pétalos de  azucenas que tienen en su altar la “dama” con su niño…
- ¿Has visto al amor? Acaso alguna vez vino a visitarte… dijo la niña.
- El amor, mi pequeña Tiziana, ha venido mil veces. A mi corazón, a mi ventana. Se llamaba mamá, se llamaba José, mi padre. Un día vino en un alto y hermoso hombre. Lo amé con mucha ternura fue tu abuelo Fernando. Después vino con rostro de niña. Esmeralda, tu mami .vino como un varón, tu tío Pedro...como vez, amor tiene el color del recuerdo, puede ser transparente, blanco, verde ...celeste como tus ojos.
- !Ay, abuelita...¿qué hermoso debe ser mirar con tus ojos..., acaso me ves con el color del amor? ¿Conmigo que color tiene?
- Contigo, mi pequeña... tiene un tono rosado. Piel de caracol marino; tiene color de luna...pero tibia y dulce.
- Entonces sabés tantas cosas... ¿Qué sabor tiene el otoño?- dice la  nieta  empinada para sacar una hoja seca del cabello blanco, que transforma a la  abuela en un ángel.
- El otoño... tiene sabor a setas...: pequeñitas, doradas y perfumadas. A las hojas que crujen, que protestan porque se han olvidado de ser verdes.
- ¡Abuela: declaro que te quiero por eso! Porque sólo tú me escuchas. Juegas. Conversas. ¡A mamá y a papá los veo tan poco... siempre están ocupados!
- Para eso estamos  nosotras... las abuelas. Amigas de las hadas. Con ángeles que juegan a la mancha y traviesas brujitas, que te aclaro, no son malas.
- ¡Me las muestras?- dice la  niña  trepándole por las piernas.
- En las noches de luna, tal vez podamos verlas.
- ¿Y ahora... me puedes contestar otra pregunta que me interesa...?
- ¡Por suerte tengo todo el tiempo que juntan los relojes del mundo!- Ven Tiziana, que vengan tus preguntas...y la vieja sonríe. Se ve el interés de conocer el misterio grandioso que rodea a la niña.
- ¡Qué olor tiene la calesita...?- Ay, tiene olor a “pororó”, a manzanita dulce, a “praliné”,      tiene olor a infancia. Tiene metido adentro caminos interminables que el caballito blanco, con arreos dorados, recorre hasta el cansancio.
-¡A dónde va abuela?- dice mirando con asombro la cara tierna de la mujer.

-¡Ay mi niñita de mirada de caramelo...; recorre países de ensueño. Reflejado en los espejos estarán las princesas de los cuentos; las pequeñas luciérnagas que son farolitos tenues que señalan castillos habitados por príncipes azules; y allá van trotando los caballitos de color canela, negros como la  noche...¿te has dormido?- la pequeña apoyada en sus piernas sueña...¿A qué mundo de magia ha ingresado Tiziana?

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