Rodearás las quimeras como sombras.
Misterioso te ocultarás dentro del
hueco de los ojos
Y la luna estará observando el
paraíso
Llegará un tiempo de remanso en el
rostro
Rodearás la verdad en la sábana de
octubre
entre las viejas oquedades que
amordazaron la lumbre.
Esperarás cabalgando una ola en la
mar
cuando conozca el rostro con sus
huecos violeta
una esfera celeste completará el
sonido
los timbales, las liras y las
gaitas memoriosas
cantarán al silencio del silencio.
La distancia.
Una sombra puede abrir con su llave
el oro azul,
la nieve apretar la tristeza o la
alegría. Una tormenta.
Rodearás la cintura de la nave que
regresa.
Te apearás del grito abrasador del
rayo.
Treparás el dolor de su desprecio
encarnado.
Será lúdica la mano que deslice
sobre tu piel
quebrantada por el dolor infinito
de la muerte.
Ábrete a la mirada que emerge del
hueco de tu rostro.
Perdónate y camina en la senda de
acero ensangrentado
por la huella despreciable del olvido. Perdónate
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