Estoy parada en la orilla del dolor y desmesura
Me he quedado desnuda de palabras y sonrisas.
Cuando reí a carrillos desmesurados era otra
Hoy tengo una lágrima en cada párpado cerrado
Hoy no puedo sonreír
pensando en su figura
Aplastada por la arpía que se incrustó en su vientre
Hoy tengo la sensación de desamparo por su dolor
Hoy la quisiera ver con su risa contagiosa
Con sus historias de antiguas picardías. Duerme.
Duerme en estado de silencio, apenas un suspiro.
Y hay un espectro entre las sábanas reptando
Como serpiente artera y envidiosa de la vida.
Traicionando su alegría, su humorada, su vana simpatía
Que se aleja en la calle de mi melancolía.
Me he quedado desnuda de sollozos, de risas,
De promesas compartidas en la noche verbal de amiga.
No, ya no tengo lágrimas por todas las que se han ido.
Las que no volverán, las que perdidas en la umbrosa muerte
Huyeron de la existencia difícil de poner el cuerpo
A la deplorable y siniestra, a la maldad bravía.
Hoy no tengo lágrimas de duelo. Espero, sólo espero.
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