El grito se escuchó desde la cocina.
Dulce al leer semejante barbaridad, se largó a llorar y se desmayó. ¡Era una
mentira! Como un rayo los padres fueron a la escuela, a la Catedral y al diario a
indagar por ese mensaje. Era un chiste de sus compañeros que se burlaban de
Dulce y del pobre Lindor, joven de muy cortas luces e inteligencia, pobre como
las ratas y tímido como el chajá. La historia, todavía se relata. Dulce se fue
del pueblo y no regresó jamás.
jueves, 4 de julio de 2019
DE CUENTOS SÚPER CORTOS
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