martes, 20 de septiembre de 2022

EL ESCÁNDALO

 

            Se puede ser tan cauto como un ave nocturna y perder de vista una presa. ¿Es fácil extraviarse en un tanque de agua en el techo de una vivienda? Ese ha querido bañarse o suicidarse. Si quiso bañarse, estaba ebrio. Si quiso suicidarse, tenía una depresión infernal. En todo una verdadera locura. Pasó diez días y nadie supo que el tipo estaba flotando allí.

            Encontrarlo fue una verdadera odisea. Parece una historia de una película de terror. Nadie indagó en los alrededores sobre un “ser” desaparecido de su ambiente.

            ¿Acaso no tiene familia, amigos o enemigos? Es un ser sin nombre y sin destino. Estamos tan enfermos como sociedad que no advertimos que algo raro está pasando en una casa. ¿El agua de la vivienda no tenía sabor raro u olor a muerte?

            Ahora llegan los micrófonos de radios y medios para hacer el gran servicio a la población. Parecen aves de rapiña. ¡Es un escándalo!

            Con catorce años, Lautaro, comenzó a cambiar, discutía por todo con sus padres y ni hablar con sus hermanas. Según ahora descubren había ingresado en una pandilla de chicos nuevos de la escuela, y digo nuevos, porque los habían echado de varios colegios. Lautaro no tenía muchos amigos. Se encerraba a tocar guitarra en su habitación; que había transformado en una verdadera cueva. Una de las chicas, la Etelvina, la menor de las hermanas, lo vio en un café cerca del colegio con unos “mala cara”, unos “pibes” de vestimenta rara y llenos de tatuajes, cosa que si su papá los veía, se armaba. Le dijo a la madre, pero ésta siempre tan ocupada cosiendo para la fábrica de pantalones de moda, no le puso demasiada atención. ¡Al padre no; porque lo golpearía! Y un día lo vio y se armó. Le dio una buena paliza, de esas de las que hay memoria en otras épocas.

            El tema es que Lautaro, cuando pudo se escapó de la casa. Dejó la escuela y siguió con la pandilla. Pero parece, dijo un policía, que hubo una trifulca con otra camarilla de “pendejos” y así Lautaro desapareció.

            Ahora los padres lloran, pero…¡Qué escándalo! Lautaro estuvo días y días allí, flotando en el tanque de agua y nadie se había dado cuenta.

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