martes, 27 de julio de 2021

EL MISTERIO

 

¿Sabe doña Lena, yo me levanto al amanecer para encender el fuego en la cocina a leña y lo veo? ¿Usté lo ha visto?

No Antonia. Me llenás de intriga. Supe por Casimiro que dice haberlo mirado dos o tres veces hace tiempo.

Son como quince dedos en la ventana, huellas grasientas con sangre. Tan pronto sale el sol, desaparecen y a la noche se escucha el griterío por el lado de las cunetas, donde encontraron el cuerpo de la difunta.

¿Nadie tuvo el valor de limpiarlas antes de que salga el sol? Nadie. ¡Pucha que porquería!

Me dijo el policía que son las ánimas. Pero yo no le creo, es un misterio. Tal vez ella quiere decirnos quién la mató y si dejara otro tipo de marca… pero nada. El hermano que se fue debe saber algo ¿no cree, doña Lena?

Me malicia que algo tuvo que ver ese marcado. La chica no lo quería. Me dijo un día que en la noche iba a pararse junto a su catre y la quedaba mirando… era como un demonio.

Si mañana las veo,  ¿quiere que la despierte? Sería bueno que usté las viera. Y así yo me quedo tranquila. ¿De qué eran las marcas del hermano?

De cuchillo o lazo, como de látigo. Tenía la espalda llena y la cara atravesada. Espero que no vuelva. Era malo el muchacho, muy malo. Y ahora andate a buscar leña que se apaga el fogón con tanta charla. Antonia se fue caminando despacito hasta el galpón pensando en el marcado, y allí entre la leña encontró un cuchillo lleno de sangre seca y un látigo de cuero crudo con grasa y sangre.

 

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