“Vuelvo/quiero creer
que estoy volviendo con mi peor y mi mejor historia…”
La nostalgia de una patria tan cercana y tan lejana
estremecen al poeta que duerme solo en la noche
con sus viejos recuerdos de “botija” inocente.
Militante de sueños y de búsqueda clara,
delirante, esperanzado, atrevido y sofocado.
Y aunque nadie lo mate, se siente muerto.
Va codo a codo por el mundo con estandartes de piedra,
Va llevando una contienda entre carteles de ira
Va cabalgando en las plazas con una flor en la boca
parecida a una centena de metrallas vengadoras.
Se desvela en la contienda de buscar al compañero,
en una esquina lo encuentra, perdiéndolo, en una calle cualquiera.
Así conoce la vida y reconoce la muerte.
Regresa con sus historias de poeta malherido
Como un migrante de sueños, como un luchador querido.
Su patria lo reencuentra en un perfume de tinta
retrata su diligencia con clamor inevitable de poeta
tan amante de la vida y de gente luchadora
por la sangre de la estirpe de su pueblo liberado.
Igual estará sorprendido. En plena risa y euforia.
Regresará con lo mejor y lo peor de su historia.
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