Hombre con hambre de piel de hembras.
Amapolas con sabor a fiebre. Delirio.
Sueños abstractos. Ajenjo y risas histéricas.
Poeta maldito, genio inalcanzable
Creador de fantasmas y rimas de enorme belleza.
Locas. Putas. Mujeres y bohemia.
Un universo de gracia y amor de ramera conquistada
con belleza y odio. Sífilis y dolor.
Arrancó la muerte a las lápidas de mármol,
una pasión relatada bajo la lluvia de París
que envuelve al Hombre de infancia dolorosa y triste.
Caen lágrimas de Rilke y Joyce sobre el papel en blanco.
Rudo al caminar con las manos marcadas de opio,
una botella rueda en su camino de alcoba
con mujeres, prostitutas, hembras y hachís mortal.
En la noche se pierde en sombras de Montmartre.
No regresa. Olvido y mucha historia.
Un mar de olvido y placer su obra de poeta.
Charles Baudelaire no ha muerto. Vive.
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