Cabalgo en la cuesta redondeada de
toda la inmensa maravilla
el río quieto
bravío a veces
los lapachos florecidos sin permiso a destiempo
los pájaros sedientos de luces acostadas
de un sol insolente de verano intruso
el hombre con su voz melodiosa de guitarra
en un chamamé de
estrellas verde fuego
el botero con sonido de remos y chasquido
río abajo jangada
imaginaria tacuara movediza
remolino fresco entre los matorrales brillantes de
arañas en su tela como enjambres y
una sola palabra
entre amigos
mate amargo de sueños mano en mano
el muchacho
fingiendo asombro ante el asombro
de un abrazo entre tinto - asado - tinto – blanco – asado -
tinto
ojos enormemente
abiertos al amanecer del canto
payé de entretenidos
de enamorados de pasiones
la poblana milagrera de historias familiares
esperando en su vientre de arena blanca
nuestro retorno derribador de mitos de viejos anatemas
el romance del viejo que escapó apasionado
la muerte prematura
el miedo la
codicia de amores la guitarra el canto
encuentro sólo encuentro.
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