miércoles, 24 de abril de 2019

UNA POESÍA MÁS


Y fue en la noche
que cayó una lágrima sedienta de simpleza
cuando un murmullo de acequia adormecía
el suelo y
la canción trataba de soltarse.
Nadie escuchó la caída desde el sueño.
¿Quién podía extrañar el beso de la luna?
Si en cada estribo de sus besos
queda una astilla que se arquea hacia lo
infinito del silencio.
Una lágrima
cayó sobre el corazón alterado de tristeza
y allí
creció con un dolor plateado
con pétalos de ámbar
fue
un dolor nuevo, noble, saturado
de perfume a violetas
cargado de prestigio
solidario con estrellas dormidas.
Un dolor
que se agitó sorprendido
con los sueños aciagos y
mañana
tal vez mañana, frutecerán las manos
dejará que crezca un mundo de arlequines
arropados saltarines de colores vistosos
carcajadas de niño, esperanza.
Ahora cierra la noche una guiñada fresca entre las nubes.
Ahí te escondes
con cada párpado cerrado de la luna.


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