Y fue
despertar en la
mañana de verano
con los frutos
maduros que trajeron un fresco perfume
al pinar dormido
la nave llegó al
puerto esperado con engaños previstos
bajamos los
cordeles de las velas armoniosas
un revuelo de
gaviotas mercuriosas atravesaron el cielo.
Te esperaba en
la calle con la trampa de un niño
que emborrachó
los sentidos con el juego de canicas de cera
almíbar de
cuentos arremolinaron nuestros brazos
caí en tus
ágiles engaños.
Me dejé mentir
aprovechando el verano con su manantial de
besos cayendo en
cascadas en mi cuerpo.
Así llegó la
luna.
Creí ser la
dueña de un nuevo paraíso.
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