Esas mis
viejas lágrimas latentes se descuelgan por la piel
Son mis
heridas las que manan desde el centro de mi universo
gentil y sin
medida se malcrían en las arrugas pálidas del viento.
Siento la
descarnada distracción de las palabras que en mi pecho enhebra
una carga de
tristeza que recibí una siesta de invierno
un lunes lejano siendo frágil
cuando no
conocía la verdad inesperada
traición de palabras impensadas con caricias codiciosas
de mi alma.
Viejas lágrimas, las mías.
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