Los acordes
celestes de la danza del trigo en la ventana
Un reflejo de
girasoles violetas que arrebaten mi duelo por la huída del sol
La sorpresa de
verte acodado en la rama del árbol de la vida.
Unos jilgueros
que se arman el nido con pétalos de flores amarillas.
Esa calle
empedrada con faroles que alumbran en la noche de tango.
La escalada a
una montaña señera cubierta de nieve azulada.
Tal vez, una
caricia perdida de alguna mano sin dueño
Una carta en
papel filigranado volando con el viento por el parque
Un vos y un yo,
que taciturnos paladeamos un vino tinto
Un abrazo
Un testimonio
que estamos vivos y queremos andar juntos hasta el mañana
Un adiós sin
culpa, una mirada, una escucha.
Ganaré, siempre
ganaré.
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