martes, 2 de junio de 2020

ANTROPÓLOGO




PISÉ TOLTANMENTE SEGURO SOBRE UNAS PIEDRA CLARA QUE SOBRE SALÍA DE LA TIERRA. YA NO SE PODÍA VER BIEN PUES EL SOL SE HABÍA OCULTADO TRAS LA MONTAÑA Y UN RUMOR DE RANAS CRECÍA CON EL CREPÚSCULO.  ALCO CRUJIÓ VAJO MI PIE .LA PIEDRA QUE PISÉ, ¿SE HABÍA QUEBRADO ? CAYÓ RODANDO POR LA  CUESTA CONMIGO QUE GOLPEABA CACTUS, GARRÍAS Y MOLLES. CUANDO POR FIN PUDE ASIRME A UN MATORRAL, ME TOME DE UN PALO QUE SOBRE SALÍA. CREÍ QUE POR FIN LA RAÍZ DE UN PIQUILLÍN, ME INVITABA A SEGUIR HASTA  LA PROFUNDA HONDONADA. ME QUEDÉ TRASTORNADO POR EL DOLOR PUNZANTE DE LAS ESPINAS Y MAGULLA DURAS DE PIEDRAS AFILADAS QUE REMOVÍAN MI PIEL BAJO LA ROPA  DESTROZADA. QUEDÉ EN SILENCIO UN MOMENTO. HASTA LAS CHICHARRAS NOCTURNAS QUEDARON EN SILENCIO. ERA SU PROTESTA  ALGO ROZÓ MI ESPALDA. SOBRESALTADO ME VOLVÍ. NO HABÍA NADIE. NADA SE MOVÍA. VOLVÍ SOBRE MI CUERPO PARA SACARME ALGUNAS ESPINAS QUE COMO AGUIJONES ME DOLÍAN.
  A MI LADO ME MIRABA UNA SONRISA ANTIGUA DESDENTADA. ERA LA CALAVERA QUEBRADA QUE HABÍA CAÍDO JUNTO A MÍ CUANDO DI EL MAL PASO. TOMÉ PARA MIRAR LA RAÍZ DE LA QUE ME HABÍA SOSTENIDO Y ERA UN FRÁGIL FÉMUR SECO Y BLANCO QUE ME DABA UN SALUDO MUDO.
NUEVAMENTE SENTÍ QUE ALGO O ALGUIEN SE ACERCABA Y SUTILMENTE ME ACARICIABA LA ESPALDA; ME DI VUELTA. NO HABÍA NADIE ESTABA HISTÉRICO. SUDABA COPIOSA Y RUDO, MI PIEL, EL PELO SE ME HABÍA TRASFORMADO EN UN PUERCOESPIN SUDOROSO. DE REPENTE UNA LUZ POTENTE ILUMINÓ LA PENUMBRA NOCTURNA. ALLÍ, ATRÁS DE MI UN HOMBRE DE ESTATURA DESCOMUNAL, CON UNA LARGA CABELLERA CANA E HIRSUTA, UNA BARBA PILOSA, ME ALUMBRABA CON SU LINTERNA.
SUS OJOS INYECTADOS EN SANGRE SE PERDÍAN EN UNOS COLGAJOS DE PIEL ARRUGADA EL ALCOHOL HACÍA ESTRAGOS EN ESA PIEL AMORATADA. MAS QUE HABLAR GRUÑÓ CON SONIDOS GUTURALES UNOS INSULTOS. NO SE COMO, NI DE DONDE SAQUÉ FUERZAS Y SALÍ CORRIENDO CUENTA ABAJO. DETRÁS ME SEGUÍAN LOS GRITOS PROPASADOS DEL VAGABUNDO QUE ME TIRÓ POR LA CABEZA LA  CALAVERA Y LOS HUESOS. CAYERON EN UNA LLUVIA INTERRUMPIDA SOBRE MI CUARPO MAGULLADO.
CON MI JUVENTUD PENSÉ QUE NUNCA MÁS IBA A VIVIR UNA AVENTURA ESCALANDO SIN AYUDA Y COMPAÑÍA. AHORA A LOS CUARENTA Y CUATRO AÑOS DE PROFESIÓN COMO  ANTROPÓLOGO, ESTUDIO EN ESE VIEJO CEMENTERIO INDÍGENA Y SE QUE CUANDO SIENTA LA NECESIDAD DE SABER SOMBRE ESTO QUE BRILLA EN MI MANO; ES SÓLO UN CRÁNEO INDÍGENA QUE BRILLA CON LUZ DEL SOL.

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