En cada anaquel de nuestro olvido
se apoya el sonido de la calle
esa empedrada
que trae los pasos vigorosos de aquella nuestra historia.
Aligero los tiempos de descuento
de canas recortadas.
de traje gris
y la bufanda tejida frente al televisor
enamorándome. ( Migré con los romances.)
Son tan buenas las siestas en la plaza
cuando las palomas merodean los recuerdos.
Ha llegado el tiempo de la cena frugal
del té de manzanilla
en la tibieza de la cama
que perfuma la caricia de tu mano quieta.
Todo este tiempo descontado al tiempo de la nada.
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