viernes, 27 de agosto de 2021

AUNQUE USTED NO LO CREA

 

                                   Desperté y ahí estaba parada. Era una figura enorme vestida de blanco. Pensé. Me he muerto y estoy frente a Dios. Yo no tenía, en realidad la necesidad de hacer lo que había hecho, pero, ¡ claro el mundo actual exige tanto de la mujer que ahorré y ahorré hasta conseguir el dinero justo!. No se crean que fue fácil. Todo lo contrario.

                                   Como les decía, desperté mareada y somnolienta, como perdida en un mundo inexplicable donde se me mezclaba el  antes y el ahora. Había logrado hacer mi sueño. Luciría como una de esas rubias monumentales de la tele o de las revistas de moda. La idea fue en principio de las chicas de la oficina, que me llenaron la cabeza cuando llegó el nuevo secretario del gerente y comenzó a decirme esas cosas que hacen poner la piel de pollo. Era lindo escucharlo acercarse a mi nuca y murmurar elogios con el aliento justo, justo en la parte de la nuca donde nace el cabello. Ellas, las chicas, que ya están más allá de los cuarenta, me tienen de osito de peluche. Mis veintiocho años, son para ellas un desafío. Tienen que conseguirme un novio. Eso dicen, un amante o un marido. Cosa a la que le tengo terror, después de ver cómo se llevaban mis padres y las peleas que tienen mis primas y amigas casadas. En definitiva, siempre están solas. Si no es por el fútbol, es el trabajo o la reunión en el comité, la cuestión es que siempre salen solas o con los hijos. Con el marido, sólo a velorios o cumpleaños de familiares. Los domingos a la casa de la suegra o de las cuñadas, que se quedan solas, luego de cocinar como Chichita de Erquiaga, a lavar los platos y a jugar a alas cartas entre ellas o ver una película en la tele. De los hombres, ni la sombra. ¡ Eso sí, si ellos regresan y ellas han osado ir de vidrieras o a la casa de su madre o qué se yo, a ver a alguna amiga..., se arma la gorda! ¿Qué necesidad tenés de ir sola a lo de tu vieja? O ¿Qué vas a buscar a la casa de fulana o de mengana? Yo no tengo interés de casarme. Mejor soy amiga o amante.

                                   Bueno, desperté y allí, muy seria una enfermera revisaba los finos tubos de acrílico del suero, que penetraba suavemente por mis doloridas venas. Imaginé lo bien que me quedaría el vestido verde que me regaló Rolo, el secretario del gerente. Y la remera negra bordada con lentejuelas plateadas. Esperé para hablar, pero hice un enorme esfuerzo y no pude articular palabra. La anestesia no me dejaba todavía articular bien. Salió un suspiro de mis labios que se perdió en el entrecejo de la enfermera. Era una robusta morena a la que no le hacía falta la operación a la que yo me había sometido. Me miraba seria y con cara de pocos amigos. Me dormí, eso creo. Soñé con la playa. Es decir con las últimas vacaciones en Mar de Ajó. Las olas me acariciaban el cuerpo y un sin número de hermosos jóvenes, me rodeaban para decirme palabras escabrosas. Eso me hacía sentir muy feliz, había conquistado un público inesperado, en mi sueño, que admiraba mi cuerpo enfundado en una bikini mínima.

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