Ninguno de los vampiros que me hirieron el cuello
Rondan, rondan hoy en mis noches sosegadas.
Ninguno con sus ojos inyectados
De ansias y deseos,
están acá ahora.
No cubrirán mi desnudez sus alas negras.
Ni cubrirán mi
soledad, ni mi esperanza
Ellos miran mi seno y mi cuerpo
Deseosos de
tomarme....
Por eso agrandé mis pies en el escape
Buscando salir de ese abrazo de pasión
de ese deseo... mi ser hembra... dulce, codiciada.
Y aunque mis manos conservaban el maná del cielo.
Monté en mi potro de
piel áspera y partí al galope...
Tal vez parecía una rosa frágil frente al viento
Pero era como una roca, un mar, el sol, la vida.
Espoleé mi caballo en la huída...
por eso ninguno de los vampiros pudo hallarme.
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