Era una ola que lamió la orilla en
un atardecer umbrío
eso era yo y tú lo sabes, que de eso nada queda, es cierto
Cada vez que camino en la arena de
mis noches insomnes
caen gotas de espuma que salpican la luna
déjame entonces atravesar la hojas
del libro de la vida
en esa soledad que me traspasa
en un acuerdo innombrado con los nombres
volveré a crepitar en el crepúsculo
seré un tenedor sosteniendo un beso
sobre los labios
estaré apoyada en la almohada de
pétalos carmesíes
una encrucijada de palabras
una ola lamiendo la orilla de una
playa sedienta
con la planta desnuda pisando
caracolas
comiendo damascos maduros con mi
piel caliente
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