martes, 11 de febrero de 2020

UN SUEÑO CUMPLIDO



 
            Me llevaron a un pueblito de la costa. Era un verdadero paraíso. El océano con sus azules y verdes, transformaban la costa en una verdadera belleza inolvidable.
            Soñé que estaba parada junto a las vibrantes olas del mar que azotaban las rocas junto a la playa. Pensé en cuántas veces había querido ver ese mismo paisaje en mis ensoñaciones. Pero ese era un pequeño momento antes de dar mi exposición sobre literatura.
            Así me dejé llevar hasta un salón hermoso, con butacones de terciopelo azulado, lámparas llenas de lágrimas de cristal que brillaban con la luz. Allí me presentó un caballero al que poco comprendí por hablar en un idioma del lugar, luego una hermosa joven, de ojos negros y cabellera bellísima, tradujo al hombre.
            Frente a mí se apiñaban un grupo de estudiantes de letras.
            No me amilané, me dije: para eso estás aquí, para eso viajaste tanto… pero me temblaban las piernas. ¡Era muy estremecedor!
Fueron aminorando la brillantez de las luces y quedé envuelta en una suave azul- celeste que me permitió hablar con desenvoltura. Al finalizar mi exposición, la joven comenzó a traducir y yo me puse a observar los rostros inteligentes de los participantes.
            Luego comenzaron a preguntarme con curiosidad. ¿De dónde viene? ¿Desde cuando escribe así? ¿Por qué? Y un sin fin de consultas que me hicieron sentir algo nerviosa. Pero yo sabía que al salir de allí, pediría ir a caminar a la orilla del mar y mi corazón volvería una y otra vez a gozar tanta belleza.
            Me dieron un sabroso té de hierbas dulzonas y suaves. Unas ricas confituras de miel con almendras y nueces. Luego de un aplauso cerrado y unánime me acompañaron al hall central donde una joven mostraba sus hermosas pinturas marinas. Todos hablaban con amabilidad y cuidando no hacer demasiado ruido. Por sobre la charla se oía el chasquido de las bravas olas en las rocas en la orilla del mar. Le pedí a Aziza me acompañara a caminar un rato por ese pasaje entre burgambillas y gaviotas y se me cumplió el sueño de pasear en el mismo paraíso en la tierra.
            Hoy quiero escribir poemas a esas aguas de colores cambiantes con la luz y las sombras de las nubes y el sol que entretejían un tapiz de belleza.



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