jueves, 6 de febrero de 2020

LA COLECCIONISTA



 Ayer cobré mi sueldo y ¡Oh, sorpresa!, me dieron un premio por asistencia y productividad No lo esperaba Salí de la oficina como quien espera un milagro o mejor dicho, como que recibí un milagro Caminé hasta la parada del colectivo y en la cola, me habló una mujer sobre lo caro que está el pan y la carne de ternera Yo apenas le contesté En verdad como poco y me sostengo con lo que gano Pago mis gastos fijos: luz, gas, teléfono y las tasas municipales Lo que me queda lo separo en dos, la mitad lo ahorro y el resto es para comer, comprarme alguna ropa y calzado También suelo ir al cine o al teatro Sola, no tengo amigas ni parientes Vivo en la casa que era de mis abuelos Está algo anticuada, pero para vivir como vivo está bien Tiene esas habitaciones de techos altos, el baño entre los dormitorios, la sala da a la calle pero no abro nunca la ventana para evitar que me vean y la cocina es pequeña como mis ganas de comer Aun tengo las cortinas que hizo la abuela y en el patio los helechos que ella cultivaba Hay una enredadera de glicina donde los pájaros hacen nidos y cada mañana me despiertan con su canto Los más lindos son los colibríes Hoy viajo en el colectivo especial, es más cómodo y seguro En la oficina me saludan sin verme, siempre igual, soy como esos estantes llenos de carpetas numeradas con los oficios y los expedientes de juicios que nunca se tramitan porque nadie los paga Me voy a ir a comprar un par de medias y zapatos cuando salga Volveré media hora después, nadie sabrá que no llego a casa en hora, sólo, María Laura, mi vecina que me espía porque no cree que no tenga a nadie
Me pongo el abrigo liviano por si refresca, siempre en el bolso que era de mamá, llevo el paraguas reducible y escondido en el corpiño, que también era de mamá, llevo veinte pesos por si me pasa algo ¿Qué me puede pasar? Yo qué sé, una caída con fractura, un asalto que están tan de moda o me atropellan… no sé Salgo y nadie me contesta el “hasta mañana” porque para mis compañeros no existo Subo al colectivo Me siento y miro por la ventana, en el común, parezco sardina enlatada Nunca me puedo sentar, me empujan y hasta me han cortado con navaja la cartera para robarme ¡Sorpresa se llevaron porque en la billetera solamente llevo plata de antes de Alfonsín!  No vale nada La rabia que les debe dar Yo me río y sigo en mi mundo El coche se ha detenido por una manifestación de piqueteros Desvían el camino varias cuadras Cuando quiero acordar estoy lejos de casa y el chofer nos pide que bajemos Ya vienen a buscarnos otro coche La calle es hermosa Está llena de vidrieras con cosas antiguas Me detengo a mirar ¡Una tacita de porcelana me llama la atención! Es hermosa Tiene un cartel con el precio: $20 Entro al negocio para mirarla mejor y el hombre me mira con dulzura ¿Le gusta? Sí, me hace acordar a mi abuela Jugaba conmigo a tomar el té en una tacita como esta Llévela, está regalada, es alemana de antes de la guerra Ya no quedarán muchas de estas Pienso en los veinte pesos que escondí en mi corpiño y me produce una sensación de amor ¡La llevo! ¡Saco de entre mi ropa el dinero y le extiendo el billete! Mire esta, me dice y me muestra otra de color verde esmeralda ¡Es preciosa, pero no tengo más dinero! Se la regalo Usted se ve muy triste y yo ya estoy por cerrar definitivamente el negocio Mi mujer, después de cincuenta y cuatro años de casados falleció el mes pasado Un cáncer, sabe, sufrió mucho Se parecía mucho a usted ¡No le puedo aceptar! Yo soy una mujer decente ¿Y para qué quiero otra tacita? Soy sola Y yo, carraspea, tengo poco tiempo para seguir a mi esposa Todavía tiene un tiempo largo para vivir ¿Cómo se llama? Matilde Ferrari ¿Cuántos años tiene? Cuarenta y seis Vio que tiene muchos años para disfrutar de mi regalo Llévela, pensaré en las buenas manos en donde está ¡Gracias! Salgo con las dos porcelanas envueltas en papel de seda y es casi de noche Tomaré un taxi, aunque es caro pero ayer me pagaron horas extras y el premio, me lo merezco El chofer me mira sorprendido cuando le doy la dirección, es lejos de acá, ¿está segura? Sí lléveme tengo en otro lugar oculto plata para pagarle La casa está oscura y parece triste, un mausoleo, pero entrego el billete y me bajo Entro y prendo varias luces, estoy muy loca. Me despojo del abrigo y me saco los zapatos Uso las zapatillas de papá y me dejo caer en el sillón para desatar el envoltorio con las tacitas ¡Son hermosas! Las ubico sobre el mueble de roble del comedor de los abuelos Allí están todas las cosas de ellos y de mis padres, hasta los regalos de casamiento de 1960 y están sin uso porque ellos no recibían a nadie Apenas miro con detenimiento el mueble y veo varios pocillos de porcelana china y japonesa Hay como siete diferentes ¡Son tan lindos! Acomodo las nuevas de manera de verlas y me gusta, me siento alegre, canto y bailo sola abrazada a mí misma Parezco loca Me voy a dormir, mañana tengo que ir temprano a trabajar Llueve y en las glicinas los nidos se mojan Las sábanas están heladas y húmedas, voy a ventilar abriendo las ventanas pero no los postigos Tengo miedo que entre alguien Sueño con tacitas de porcelana de mil colores Me despierto y desayuno mirándolas en el mueble Iré a buscar otras por ahí cuando salga del trabajo Le pregunto a mi compañera de escritorio si conoce algún lugar donde vendan pocillos antiguos Me mira extrañada Sí, en calle Leónidas Paredes y Pringles. Ahí hay una compra venta que tiene de todo y es barato Yo ahorraré en la comida: el lunes arroz blanco, el martes fideos con aceite, el miércoles polenta con margarina, el jueves garbanzos con perejil, el viernes… zapallo hervido, el sábado sopa de cebolla y el domingo menudos de pollo hervidos con sal y tomate No gastaré ni en carne, ni en pescado, ni en pollo, ni en fruta Me gusta la fruta y es necesaria, comeré media naranja por día Así podré comprar más pocillos de porcelana No me cortaré más el cabello con el peluquero de papá, me lo cortaré yo o me lo dejaré largo Usaré menos luz, menos gas y nada de chucherías ¡Quedan tan lindas en todos los muebles, la mesa, el piso, el tocador! Tengo trecientas cincuenta tacitas de porcelana: inglesas, japonesas, chinas, alemanas, españolas, húngaras, rusas ¡Perdí la cuenta! Bajé de peso, tengo tos y me caigo seguido, los huesos están frágiles, pero en lugar de ir a los médicos, me compro pocillos de porcelana ¡Siento frío y me duele el pecho! Mamá, papá, abuelos… ¿Cuándo llegaron? Miren qué linda colección de tacitas de porcelana que tengo. Siento mucho frío, me siento volar en el aire, me estoy muriendo ¿verdad?    




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