RECUERDO
DE NIÑA QUE MI MADRE TENÍA MUCHOS MIEDOS. LAS SOMBRAS DE LA
NOCHE LE AFECTABAN, LA GENTE DESCONOCIDA DE OTRAS
RAZAS LE CREABAN DESCONFIANZA Y LOS ANIMALES COMO PERROS Y ARAÑAS.
CADA
MIEDO TENÍA SU EXPLICACIÓN. SU ABUELA LE HABÍA CONTADO QUE EN SU LEJANA TIERRA
DEL SUR DE ITALIA EN LA NOCHE APARECÍAN
MOROS Y LAS ROBABAN A LAS MUCHACHAS LINDAS Y PÚBERES. LA
NOCHE Y EL COLOR DE LOS MOROS ERAN SU
MIEDO. UNA VEZ DE PEQUEÑA LA MORDIÓ UN
PERRO DEJÁNDOLE UNA MARCA EN LA MANO Y LAS
ARAÑAS… BUENO SON TAN FEAS, ¡POBRES!
PERO LO CURIOSO ERA EL TERROR QUE SENTÍA POR
LAS RATAS. ACÁ VA MI CUENTO.
YO
TENÍA ALREDEDOR DE 10 U 11 AÑOS Y ESTABA EN CASA HACIENDO MIS TAREAS. PAPÁ ERA
DENTISTA Y TENÍA SU CONSULTORIO EN LA PARTE
DEL FRENTE DE LA CASA.
ATENDÍA DE MAÑANA Y DE TARDE. EN ESO ESTABA… CUANDO SINTIÓ UN
ALARIDO DESGARRADOR Y AGUDO. DISCULPÁNDOSE CON EL PACIENTE LE DIJO: “PERDÓN MI ESPOSA HA ENCONTRADO UNA LAUCHA” Y
SALIÓ HACIA EL INTERIOR. EN EL PASILLO ENCONTRÓ AL ANIMALITO MUERTO DE UN
INFARTO.
SE
ACERCÓ A MAMÁ QUE ESTABA SUBIDA A UNA MESA Y MUDA TEMBLANDO Y LE MOSTRÓ LA
RATA TIESA.
MAMÁ BAJATE DE ALLÍ, MATASTE DE UN SUSTO A LA LAUCHA. YO TODAVÍA ME RÍO CUANDO RECUERDO EL GRITO DESGARRADOR
¡POBRE RATA, EL SUSTO QUE SE HABRÁ PEGADO QUE TERMINÓ MUERTA.
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