Enredado en el encaje
de mi almohada,
encontré una poesía.
Yo dormida, y el amor
revoloteando en mi ventana,
en la forma de un ave, que venía
trayendo aromas de magnolias
y suspiros.¡Qué candor!
Con sus alas, mi frente perlada,
acariciaba y mi silueta,
mi piel, mis ojos y en su calor...
el plumón suave, me decía...
¡Abre tus brazos, que ya llega,
quien ha de darte el agua fresca,
que calmará tu sed de paz
y de ternura...!
Más mi conciencia,
despierta ya, de tal delirio,
dejó que el ave echara el vuelo
y se perdiera en un cielo color
azul violeta.
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