Lo nombró
por su nombre, lo condenó a la vida.
Sólo esperó
con desdicha que cumpliera su destino.
Lo negó
tres veces. Tres veces le preguntó su nombre.
¿Me amas
Sefas? Te amo, tú lo sabes.
No te está
permitido olvidar quién eres.
Desparramarán
tu sangre en cántaros partidos.
Y las
piedras serán de alabastro y pórfido ígneo.
Lo nombró
por su nombre, como se nombra a un amigo.
Lo negó
tres veces y aun, está arrepentido.
Muerte de
cruz acepta, en manos de su enemigo.
Igual, irá
calle abajo, con el madero encendido.
Su sangre
será derramada como el agua de la vida.
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