viernes, 30 de junio de 2017

CUENTO CORTO



             REGALO INESPERADO EN EL AEROPUERTO

                        Firmó los contratos que incluían buena renta para sus inversores. Salió del edificio, cuyas oficinas quedaron solas y frías. Se sacó la chaqueta y comenzó a caminar por el bulevar, sintiéndose un triunfador.
            Toda su vida era un éxito en los negocios, a pesar de los abatares de la economía mundial. Por eso el prestigio lo seguía por los pasos que daba en los mercados de la Bolsa.
            Cuando era joven y recién comenzaba, alguien le había dicho: “Rodrigo, la vida es un negocio y si lo pierdes, el tren pasa y te deja en el andén. Tú pierdes y nunca más tienes otra oportunidad”.
            Y él, obedeció. Buscó una mujer de buenos apellidos y con abundante dote. ¡Por supuesto que sotto voce, investigó como era, costumbres familiares y otras yerbas! Así armó una verdadera corporación familiar comercial. Poco tiempo duró el romance, pero en apariencias, él, era el marido ideal.
            Luego de una noche de casino, donde invirtió dinero a manos llenas y por supuesto perdió, la habitación del “Gran Regyn Hotel” lo cobijó hasta que un suave susurro lo despertó para llevarlo tras el desayuno al aeropuerto.
            Un atolladero de vehículos impidió que llegara en horario y en el mostrador después de discutir, le dieron un billete para el día siguiente. Se alojó en el hotel del aeropuerto y dispuso ir al spa y luego de gimnasio – una hora como mínimo- regresó al comedor. Allí el silencio lo consternó. Regresó a la habitación 2589. en el piso 25. Durmió. Soñó con su infancia. Triste y llena de privaciones. Despertó sudoroso y con la boca seca. Una ducha lo despabiló y luego de vestirse para cenar, subió a la terraza al enorme comedor. Allí gente de infinitas etnias y costumbres se apiñaban en las mesas para servirse los exquisitos platos preparados por un chef internacional. Eligió un buen champagne francés y esperó.
            Una mujer hermosa se acercó buscando una mesa para cenar. Todas estaban llenas de asiáticos y africanos. La única posible era la de Rodrigo Aguirre del Solar. El maître le solicitó si la joven podía compartir un lugar y él, al ver la belleza y simpatía de la muchacha aceptó inmediatamente.
            Charlaron y rieron con anécdotas de ambos hasta que les solicitaron se retiraran. Ella lo invitó a su habitación. Allí con sólo desprenderse un bretel, su ropa se deslizó y quedó desnuda frente a los ojos ávidos del hombre.
            ¡Una noche de pasión inesperada y lujuria, cambiaron la piel y los cuerpos! Gozo y subyugación de la hembra hambrienta de calor lo dejó exhausto. Salió a las cuatro de la madrugada de la habitación con la culpa por haberse olvidado de su mujer e hijas. Olvidó hasta su billetera y el reloj. Cuando iba a salir para tomar el avión el conserje se los entregó. La billetera vacía. Sólo estaban sus tarjetas de crédito y algunas fotografías. El reloj, sin el brillante, símbolo de la marca del mismo. Ella había desaparecido, viajó en un vuelo hacia la India de las cinco y cuarenta. Supo que no la vería nunca más y casi con alivio, recordó que no sabía nombre ni dirección de la mujer.
            Voló tranquilo. Luego ya en su casa, comenzó a sentir cierto malestar por lo ocurrido. Elina, su esposa, comenzó a preguntarle por pequeños detalles que advertía en su conducta. ¡Algo había cambiado en él!
            Tres meses después, comenzó a tener fiebre reiterada en las noches. Primero adujo que tantos cambios de ambientes, unos con calefacción ardiente o aires acondicionados gélidos, le habían provocado algún tipo de trastorno pulmonar hasta el día, que jugando al golf, tuvo un ataque de tos y vomitó sangre.
            Elina, lo había buscado y tuvieron noches de amor apasionadas, donde él, trató de dar a cambio de un perdón imaginario por su infidelidad, todo el gozo que pudo. Una tras otra noche hicieron el amor, como en los primeros años de casados. Elina pronto sintió que estaba embarazada y cuando se lo comunicó, él., se llenó de felicidad. Otro hijo era un regalo de la vida.
            Cuando Elina hace sus primeros estudios, el médico obstetra los reúne para hablar de algo serio. En el lujoso consultorio, les muestra la ecografía de un varón. Se abrazan y besan. El galeno, serio, les indica que ha hecho unos estudios extras y que Elina es HIV positiva. Por lo que urgente tiene que ponerse en tratamiento. Y le exige a Rodrigo un análisis igual.
Quedan perplejos. Él sabe que le fue infiel. Ella lo rechaza y comienza una verdadera guerra. Legalmente pide el divorcio. El resulta HIV positivo.
La bella mujer del aeropuerto le ha dejado un regalo inesperado.



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