jueves, 19 de octubre de 2017

MIEDO

Me precipito en mi miedo alucinada.
Apestan  mis manos  que en el lecho de ostras primitivas,
petrifican los sueños otrora amigables.
Trasiega en mi morada frutal la peregrina estrella amorosa.
Dolor, apesta tu nombre sostenido entre los dedos firme de la nieve.
Se derrite al calor sofocante de la noche.
Duermo y al despertar está el jardín florecido de jazmines.
Los sueños me apedrean con perfume de incienso y sal marina.
Ahora espero y la melodía temprana de las aves,
distraen la tristeza y trastocan lo triste en maravilla.
Un ángel ha dejado caer una suave pluma sobre mi hombro
a lo lejos veo como corre un ciervo en la maraña.
La esfera dio vuelta en un acribillar de minuteros
dándome un alfiler de acero que deja caer una gota de sangre en mi almohada.

  

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