REBELDÍA EN MAYO
Las violetas aun no florecen y es el final de mayo.
Los nardos inmutables no entregan su bello aroma dulzón.
La distancia despierta el silencio de la cámara oscura.
El llanto escapa conmovido en la espera, el laberinto etéreo
se deshilacha en lamentos verdes sin esperanza.
Tu memoria anula los albores soleados que intentan abrazarme.
La nostalgia es como una espina que penetra la carne
dolorida.
La mirada de ojos secos no encuentra otro camino. Ciega
cual ave que peregrina en la noche de tu historia breve.
La calle empedrada de látigos y palabras quejumbrosas
derrama pisadas inútiles que buscan la azarosa mano quieta.
¿Qué resta de tu risa y las charadas juveniles en el nido
seco?
Nada falta, nada queda. Tu piel azulada y suave debe
estallar
en la triste oscuridad de tu sepulcro. Cayó una rosa blanca
sobre la almohada de mi dolor infinito y expectante. Rezo.
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