martes, 24 de julio de 2018

CLOTA Y LA MULA PELUSA.



         Después de lo sucedido, cuando los chicos descubrieron que Clota en realidad estaba disfrazada de maestra todo cambió. Ese lunes, la "seño" llegó a la escuela cuando ya había tocado la campana, cosa muy extraña en ella que es fanática de la puntualidad. ¡Pero, venía lentamente montada en su mula color rosada que se llamaba Pelusa. La nueva amiga de cuatro patas, tenía un enorme moño azul atado en la cola y estaba tan coqueta con su preciosa montura tachonada de brillantes monedas y pompones de lana multicolor, que era una preciosura. Usaba unas anteojeras de preciosos bordados multicolores. Clota, se apeó con mucho cuidado, porque "Es una maestra ecologista y ama mucho a los animales. La dejó atada de las riendas, al picaporte de la puerta de la dirección y entró feliz por regresar. Venía, esta vez, con el cabello de color amarillo, una pollera llena de volados, con lunares multi-color y los hermosos botines de fútbol. Los chicos estaban felices de verla. La rodearon con el amor que siempre les había enseñado y comenzaron a cantar.
         Les cuento, que la directora se quedó encantada de verla llegar. Clota, había cocinado una enorme torta de chocolate y masitas con forma de palabras agudas, graves y esdrújulas, para todos en la escuela. ¡Costumbre muy común en Clota!
          Mientras ella enseñaba dentro del aula, la mula picarona se estaba comiendo todo lo que estaba cerca: el jazmín del cabo, el plumero de Rosita le celadora de la tarde, los crisantemos amarillos, medio pino, la escoba de Irene, la celadora de la mañana, algunas figuritas de los chicos y hasta el libro de firmas de la dirección.
         La señorita Clota logró que los niños escribieran versos y cuentos sin errores y cuando ella salió al patio con todos los alumnos, abrieron las mochilas y remontaron cientos de barriletes con palabras hermosas que les había enseñado. Las palomas de la plaza dejaron sola a la tía Nené un ratito, para distribuir los barriletes en todos los rincones de “Salí si te dejan”.
         -¡Ay, chicos, me tengo que ir porque la mula "Pelusa" se está comiendo los registros y unos diccionarios de la biblioteca!
         - ¡Chau seño!
         - ¡Chau chicos!  Hasta pronto.

Tolón-tolón, tilín-tilín, este cuento no llegó a su fin. Esperen, que continuará.

                                      MENDOZA- 2 - 6 - 1996. Graciela Vespa para Tintero.

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