Después
de lo sucedido, cuando los chicos descubrieron que Clota en realidad estaba
disfrazada de maestra todo cambió. Ese lunes, la "seño" llegó a la
escuela cuando ya había tocado la campana, cosa muy extraña en ella que es
fanática de la puntualidad. ¡Pero, venía lentamente montada en su mula color
rosada que se llamaba Pelusa. La nueva amiga de cuatro patas, tenía un enorme
moño azul atado en la cola y estaba tan coqueta con su preciosa montura
tachonada de brillantes monedas y pompones de lana multicolor, que era una
preciosura. Usaba unas anteojeras de preciosos bordados multicolores. Clota, se
apeó con mucho cuidado, porque "Es una maestra ecologista y ama mucho a
los animales. La dejó atada de las riendas, al picaporte de la puerta de la
dirección y entró feliz por regresar. Venía, esta vez, con el cabello de color
amarillo, una pollera llena de volados, con lunares multi-color y los hermosos
botines de fútbol. Los chicos estaban felices de verla. La rodearon con el amor
que siempre les había enseñado y comenzaron a cantar.
Les
cuento, que la directora se quedó encantada de verla llegar. Clota, había
cocinado una enorme torta de chocolate y masitas con forma de palabras agudas,
graves y esdrújulas, para todos en la escuela. ¡Costumbre muy común en Clota!
Mientras ella enseñaba dentro del aula, la
mula picarona se estaba comiendo todo lo que estaba cerca: el jazmín del cabo,
el plumero de Rosita le celadora de la tarde, los crisantemos amarillos, medio
pino, la escoba de Irene, la celadora de la mañana, algunas figuritas de los
chicos y hasta el libro de firmas de la dirección.
La
señorita Clota logró que los niños escribieran versos y cuentos sin errores y
cuando ella salió al patio con todos los alumnos, abrieron las mochilas y
remontaron cientos de barriletes con palabras hermosas que les había enseñado.
Las palomas de la plaza dejaron sola a la tía Nené un ratito, para distribuir
los barriletes en todos los rincones de “Salí si te dejan”.
-¡Ay,
chicos, me tengo que ir porque la mula "Pelusa" se está comiendo los
registros y unos diccionarios de la biblioteca!
- ¡Chau
seño!
- ¡Chau
chicos! Hasta pronto.
Tolón-tolón, tilín-tilín, este cuento no llegó a su fin. Esperen, que
continuará.
MENDOZA-
2 - 6 - 1996. Graciela Vespa para Tintero.
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