martes, 24 de julio de 2018

TERREMOTO.



            La casa era casi un sueño.Y nada ni nadie puede decir que no fue fruto del esfuerzo demencial de los viejos. Juntos levantaron las paredes sobre unas vigas de hierro y concreto tan sólido como el amor  y la fidelidad que sentían uno por el otro. Tal vez carecía de belleza y de detalles de terminación que después fueron agregando Yecenia y Lisandro, mis hermanos que estudiaron arquitectura e ingenería respectivamente. Yo la recuerdo a mamá con sus delantales hechos con antiguas enaguas de algodón amasando pan frente a un rústico fogón, o a papá arreglando su bicicleta para ir al centro a comprar algún elemento para la quinta.
            Un día llegó el progreso, el tan esperado y mentado progreso. En el club o en el banco no se hablaba de otra cosa por tiempo y tiempo y cuando supimos lo que significaba casi le da una ataque tanto a mi viejo como a mi viejita. Se obligó a todos a cerrar las medianeras, matar y comer todas las gallinas, patos y pavos que hacían más económica la vida de la gente sencilla de nuestro distrito. Ni hablar de los que aún tenían chanchos. Esos que se juntaba toda la familia en el mes de julio para hacer chorizos que metían en botijones con aceite de oliva y a colgar jamones bien sasonados en los altos techos de la cocina o un galponcito interno. Allí se le ofrecía un poco al médico de cabecera, al dentista del abuelo y al farmaceútico que a veces fiaba algún remedio o venía en la noche para poner una inyección .¡ Eso se acavó y para siempre ! .Fue un terrible momento pero uno se acostumbra casi a todo. Los que se fueron muriendo y los hijos vendieron para hacer unos barrios sin personalidad, donde vivía tanto gente decente como malandras ( a decir del tío Oscar) , esos no vivieron nuestro dolor...
            Fue una mañana muy temprano que desperté sorprendida por un rumor extraño que realmente no sabía desde donde provenía. "Geniol" el loro se avalanzó volando desde la jaula y quedó con sus alas abiertas y apoyadas sobre el patio casi en el medio del cantero de violetas. El perro, Cristobal, se pegaba al suelo y aullaba con sonidos lastimeros . Un silencio con rumores sorprendentes se produjo y comencé a ver que la tierra , el suelo,se ondulaba como una proceción de orugas hambrientas que frenéticamente se alejaban en oleadas una tras otras, eran también un tintinéo acústico de vidrios que caían por todos lados con estrépitos de fuegos artificiales, era una silla que se golpeaba y otra y otra, y miré un cielo oscuro de polvo y miedo. ¡Tiembla !. No, ésto es más fuerte, esto es terremoto y vi caer un trozo del techo sobre el mesón del comedor. Y...corrí hacia la habitación y me aferré con pasión al antigüo retrato de los viejos, ese, ovalado que tiene el vidrio bombé y que mamá adoraba. Cuando intentaba regresar a la seguridad del patio algo estalló junto a mi y ya no recuerdo...Cuando desperté no quedaba casi nada. La casa había quedado destruida. La casa de los viejos amasada con pasión y fuerza entre las manos callosas de mamá y los brazos fuertes de papá. El amor. Los recuerdos. La familia.       
                        Hoy tenemos una coqueta casa y lo que preside la sala es lo único que pude salvar, el cuadro que mis hijos quieren hacer desaparecer por vergüenza . No obstante todos mis hermanos se mueren  por poseer el único objeto que se salvó y que representa la unión de un grupo de gente laboriosa y honesta. Nuestra familia.

                                                                                   


No hay comentarios.:

Publicar un comentario