Una campana
llora con pétalos de lirios
El compás
de repique es el sueño de duendes
En el verde
vuelo de aves migratorias que palidecen al sol
A lo lejos,
una nave con las velas desplegadas al viento
Eclipsan el
movimiento de un hombre que se debate en las olas
En las
breves campanadas del murmullo del viento
Llegan como
gaviotas los adioses sombríos.
Suaves
caracolas adelantan el brillo de un adiós en las palmas
El hombre
se destrata entre el mar bravío que lo hunde
El silencio
se inicia con su viaje al olvido.
Queda
flotando como lastre de azogue un puñado de lirios
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