PAZ.
Escombros en las trincheras de calles
sin salida
Hay
niños que se arrastran entre el lodo y la carroña
Vestigios de alaridos con hilachas al
viento el sonido de esquirlas en los altos espectros
edificios confusos hostigando el
silencio nadie cansa las calles
Un rumor de gargantas que zozobran su
duelo
son mujeres perdidas con el hambre en
los senos
son pequeños espectros con costillas
heridas
Nadie arrulla en las plazas descampados desiertos
ya extinguidas palomas escaparon en vuelo
y una sola metralla convirtiendo los
huecos en cestillos
de cieno pernocta en los lagares de
plomo y humo negro.
Nada queda de la tierra que frutecía
perfumes celestiales
yertos campos sedientos de arados y
simientes escupen huesos pútridos de antiguos labradores
escondrijos escombros esqueletos de árboles
un cielo que pernocta con espectros
sin nombre
entre los pastizales se entreabre una
rosa cuajada de rocío
llora un pájaro llora un solitario pájaro un
cuervo
un niño dormido solloza entre los brazos sedientos de la
muerte.
La guerra entrometida separa las
pitanzas
ha ganado en los cofres de avarientos señores
la guerra la señora que engorda con sus mitos
la guerra que ha dejado sofocado a los
duendes también a los demonios
Nada queda es la noche
otra noche hambrienta de pecados
ha caído una campana que anunciaba
a Gloria
Nada queda en las ventanas se rompen los cristales como gotas de
agua
se caen se caen
sobre la tierra yerma
mañana, si vuela una semilla y
penetra la tierra
florecerán los prados emergerá algún árbol solitario
y cantarán los pájaros otra vez cantarán
y los niños y las mujeres ...
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