Me llamó desde la ventana con voz aflautada. Yo corría con los patines regalo de cumpleaños. Hacían ruido y era desagradable como si un abejorro rascara un vidrio con sus patas delanteras. Él era un personaje cómico. Se vestía con ropas de mujer pero su cuerpo deforme de obrero rústico y sus bigotes negros predisponían a la burla. Me detuve en seco. Me acerqué, le puse atención. Me reí. Desde su ventana echó un balde de agua fría sobre mi cabeza. Salí llorando para buscar a mi mamá para que me defendiera. Salió mi abuelo para hacerlo y al acercarse a la ventana comenzó a elevarlo con fuerza. En realidad se elevaba sobre sus pies. Tomó un envión y se encaramó al ventanal. Allí comenzó una lucha desigual. El travesti lo abrazaba besándolo con sus labios untados de labial rojo que le iba dejando marcas que mi abuelo a manotazos iba desprendiendo. El rouge se transformaba en pequeñas mariposas. De su cara caían sobre el césped. Su rostro , su calva, sus hombros estaban cubiertos de besos rojos. Se caían sobre la calle, la vereda y los árboles y salían volando alejándose del barrio. Unos grititos histéricos atrapaban los insultos de mi abuelo mientras intentaba en vano golpear al golfo. Mi madre a su vez quería matar las mariposas que se caían en su pelo suelto pero se transformaban en arácnidos al caer. El jardín estaba transformado totalmente en un nido de arañas, escorpiones y ciempiés. Seguía haciendo ruido con mis patines, esta vez caminaba sobre un breve trecho y donde pasaba salían cintas de metal de colores...con música de arpa con sonido de agua. Mamá se subió al pequeño río que se había formado y que se agrandaba y era seguida por los arácnidos que se alejaban con ella. El abuelo dejó de pelear y salió volando con una enorme capa de alas de mariposas rojas. Caminó sobre el agua y cantaba , cantaba en el idioma de los besos. Mamá se fue convirtiendo en una sirena y siguió río abajo. Yo seguí patinando para que no se fueran a quedar sin agua. El travesti sacó una mandolina y con su bonete de princesa puesto en su cabellera de papel plateado, cantó una balada. De su boca seguían saliendo besos rojos que se convertían en mariposas. Si paro de patinar ¿qué pasará?
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