sábado, 2 de julio de 2022

ANÉCDOTA DE MIS VIAJES, NARRATIVA

 

LA PRIMAVERA DESPERTANDO EN SAN SEBASTIÁN

 

Nuestra sorpresa al llegar fue estar alojadas en medio de un bosque. Cerca de Francia en un rincón llamado IRÚN. ¡Salvo el autobús que pasaba cada dos horas, no teníamos como llegar al centro de la ciudad! Yo en broma decía, parece: “La casita de Hansen y Gretel” y debíamos dejar migas de pan para poder regresar a el. El restaurante del hotel era muy caro y descubrimos que era un lugar que usaban para hospedarse por pocas horas y de paso para quienes recorrían el norte de España.

Nuestra duda era: ¿Si nosotros pedimos un hotel en pleno centro de San Sebastián, porqué nos ubicaron tan lejos? No teníamos respuestas. Llovía, cuando logramos llegar a la ciudad, los hermosos tulipanes languidecían en los canteros por el clima gélido marítimo. Las playas hermosas, solitarias y frías. Trepamos al típico autobús turístico de la ciudad y recorrimos por la ciudad antigua y disfrutamos algunos monumentos hermosos.

Para comer, recorrimos varios lugares donde ofrecían los famosos “pinchos” una suerte de pan con aceite de oliva y tomate, al que le agregan variados fiambres, huevos o carnes y pescados. En mi caso, nunca supe comer sándwich sin ensuciarme ropa, manos y mesa. Y los pinchos, no son sino algo semejante que se le parece. ¡Soy muy de comer en plato con un menú que pueda elegir, sabiendo lo que tiene dentro! Mi compañera buscaba su pollo y sí, cuando logramos encontrar un hermoso restaurante donde no había los famosos “pinchos”, aprovechamos para comer a nuestro gusto, bueno, no tanto para mi amiga, a ella le dieron un pollo tan picante que no podía tragar.

Al regreso de la ciudad, una excelente joven conserje nos enseñó varias artimañas para sobrevivir en el hotel que nos tocó por mala suerte.

Aprendimos a usar las máquinas que expenden bebidas y emparedados. Así no necesitamos salir a buscar en dónde comprar alimentos. ¡No fue para mí, una experiencia positiva! San Sebastián, buscaré conocerte a través de los medios tecnológicos.

En IRÚN, hicimos un paseo muy agradable, quedaba a diez kilómetros, más o menos de Francia, de la frontera, pero no nos atrevimos a ir por no saber si había algún trámite burocrático por hacer.

De San Sebastián viajamos en tren a Barcelona. Excelente el sistema ferroviario que usamos. ¡Ese es otro tema!

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