viernes, 22 de julio de 2022

ME CUESTA MUCHO MADRE

 

 

            Si te digo la verdad, me disparas con un golpe. Estoy perdida. Sí, perdida por el amor imposible a un hombre mayor que tiene su familia en una casa enorme. Es tan gentil y habla tan lindo… parece un ángel. Ya sé, estoy metida en una ciénaga de aguas insalubres. Un amor de este tipo, es un peligro.

            Tiene mujer e hijos. Tiene un trabajo importante y es muy conocido en la ciudad. Nunca me mira. Yo le sirvo un café y sin levantar la vista me da las “gracias” y mis piernas tiemblan.

            Me cuesta dormir sin pensar en él. En su frente despejada y suave. Su piel perfumada a lavanda y su barba. ¿Qué voy a hacer, me digo? Quiero escapar y me quedo paralizada, no me responden las piernas.

            En la oficina, nadie se ha dado cuenta que transpiro cuando me llama. Que tartamudeo si me hace alguna pregunta o me pide que le alcance una carpeta o una pluma. Parezco torpe, gracias a Dios, tengo los lentes gruesos que esconden mi mirada.

            Me visto como usted me enseñó, moderada y bien limpia. Un día se detuvo y me dijo que el aroma de mi cabello le recordaba a su madre. Casi caigo desmallada. Salí apresurada de la oficina con una breve palabra: “gracias”.

            Madre: ¿Es tan duro el amor? ¡Es tan doloroso como yo lo vivo! No me castigues, madre. No he buscado este sueño. Lo sé imposible. Cuando cumpla los cincuenta, en el verano, seguro pediré el retiro. Así, no habrá un problema con esta pasión ingrata que atraviesa mi vida. ¡Me cuesta mucho madre, dejar de ser quien soy, la “soltera” fea y triste del estudio jurídico! La anticuada y torpe. La que soñó hace mucho con la gloria de un beso, de un abrazo legítimo que nunca recibió de los brazos de un hombre.

            Sus manos. De dedos largos y finos, uñas cuidadas. Venas azulosas y rápidas con la pluma y la máquina. Su sonrisa soñadora cuando mira la foto de sus hijos. La voz adorable cuando habla con su esposa. ¡Es muy duro el amor!

            Ya se que no me cree. No finja. Usted sabe algo y no me lo dice. ¿Qué él, tiene una amante? Imposible. Es un disparate. ¡Que la conoce mucho! No es cierto.

            Quiere que yo me muera de tristeza. Quiere que yo lo vea como a un monstruo. ¿Pero de dónde saca que tiene una pareja fuera de su matrimonio? Que Lidia, la otra secretaria es ella… nunca. Nunca lo he visto mirarla. Ni le habla de otra cosa que no sea un expediente o un protocolo jurídico. Usted me miente. ¿Los ha visto en un rincón comiendo muy acaramelados? Me cuesta mucho madre creerle.

            Ayer en la Avenida Laszlo Krauzt, una mujer se abalanzó bajó un autobús que repleto de pasajeros, no pudo evitar arrollarla. En la mano, llevaba un sobre con una carta para su madre. La occisa de unos cincuenta años, sólo se dejó caer frente al vehículo. Sus jefes, de un famoso estudio jurídico de la ciudad, lamentan su pérdida, ya que era excelente secretaria y persona. Todos sus compañeros le harán una ceremonia de despedida en la catedral de la capital

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